En los presentes días del capitalismo en su fase globalizada, el desarrollo a ritmo acelerado de las telecomunicaciones, la informática, el Internet y las redes sociales, constituyen toda una plataforma tecnológica al servicio de los medios de comunicación masivo, dicha situación representa una estrategia de dominación mediante el cual las grandes potencias pretenden imponer su cultura de consumo en América Latina y El Caribe, de allí, se desprenden un conjunto de políticas hegemónicas que han trastocado nuestros campos del saber en el cual la ciencia, la tecnología y la investigación, no permitían el desarrollo pleno de nuestras potencialidades y el neoliberalismo en nuestros pueblos, constituía la nota dominante que nos condicionaba a la explotación y a la dependencia que reproducía la pobreza en el sur y acumulaba la riqueza en el norte, generando así las contradicciones intrínsecas propias de las leyes del Capitalismo, impuestas en el proceso histórico de articulación al mercado mundial y por ende a las fases del sistema económico capitalista.
En tal sentido, señala Marx “ el proceso capitalista de producción consiste esencialmente en la producción de plusvalía, no debe olvidarse jamás que la producción de está plusvalía es el fin directo y el motivo determinante de la producción capitalista ”. A partir de lo que expone Marx, se muestra el proceso de explotación material de la fuerza de trabajo a distintas escalas consolidando por parte de los países del norte EE.UU. y UE( Unión Europea ) una interdependencia tecnológica y financiera, que ha subyugado a la producción de materias primas a los países del Sur. La interrelación dialéctica desigual que se expresa en la dinámica económica y cultural de la fase globalizada del capital, en la cual la interdependencia científico-tecnológica-financiera, coadyuva a que los centros hegemónicos de poder, a través, de la (ONU-OTAN-OMC-Banco Mundial y FMI) consoliden su sistema de explotación y dominación, donde el neoliberalismo y la acción de las trasnacionales, en su afán de imponer las leyes asimétricas del capital, han constituido a escala planetaria un devastador modelo que sobre su base de explotación material en el plano económico, también yuxtapone los mecanismos necesario para explotar la conciencia en el plano ideológico.
Con respecto a esto señala, Silva Ludovico que: “ la enajenación de la conciencia no es un proceso psicológico sino histórico” y “ …el capitalismo a través del control masivo de las telecomunicaciones se apodera de una buena parte de la mentalidad de los hombres , pues inserta en ella toda clase de mensajes que tienden a preservar al sistema económico dominante”. En este sentido expresa Silva, que el proceso histórico mediante el cual nos hemos articulado al mercado internacional ha estado signado por la dependencia, mostrando así que el subdesarrollo de los países periféricos del Sur es causal al desarrollo de las llamadas potencias del Norte. Ahora bien, sobre la dinámica de apropiación de materias primas y explotación de la fuerza de trabajo, se muestra también el papel de los medios de comunicación en impulsar una cultura de desarraigo y de consumo, que desvincula a los individuos de su realidad inmediata reduciéndolos a una simple mercancía condicionada a consumir otras mercancías. Es por ello, que la dinámica de los parámetros mediáticos desde la escala mundial construyen un lenguaje en torno a las mercancías.
*Profesor-Instructor-Soldado de las Ideas
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