He leído con atención algunas consideraciones de los compañeros que generalmente opinan en los diversos medio de comunicación alternativos. A groso modo he observado frustración, pena, crítica y análisis, como si los resultados de las elecciones del 14-A fueran una derrota.
La mayoría de estos compañeros giran en torno al tema de la sobrevivencia de la revolución y por ende a la continuación del camino trazado por el líder eterno desde 1992. Y en una primera aproximación, uno hasta siente que obvian el poder del enemigo para embaucar y distorsionar la percepción de nuestra realidad y caen con rapidez en la inefabilidad del comandante y todos cuanto le seguimos.
En ese sentido, los camaradas hacen visible las debilidades orgánicas del gobierno revolucionario, las cuales destacan por su carga de verdad concreta pero en algunos casos adolecen del reconocimiento espacio tiempo histórico en el que se ha desarrollado nuestro capitalismo sub desarrollado y petrolero.
Es decir, son certeros al identificar dentro de la estructura del Estado la ineficiencia, ineficacia, incumplimiento, infamias contra los camaradas, revanchismo, adulancia y precisos al denunciar los infinitos casos donde se expresan cada una de las características, pero parecieran olvidar que la Ideología en el Sistema Capitalista está inserta en estas conductas que de ordinario para la híper estructura del Estado se presentan como normales.
En consecuencia, así como para los colectivos opositores es normal que la acumulación de bienes signifique éxito, es normal que el consumo y exhibición de los símbolos del sistema, denoten prosperidad, es normal, que el racismo endógeno contra el color de la piel, la talla, peso y extracción social sea el fiel de la balanza a la hora de expresar juicios de belleza, armonía y equilibrio, es normal también que muchos confundidos y/o desasistidos, hayan votado por la derecha.
A eso se le llama ideología dominante, y con esos valores en contra navegamos por las turbulentas aguas de la revolución.
En palabras más sencillas, si bien es cierto que en buena medida desde del Estado aun no damos el gran salto del Estado Burgués, reivindicativo, grupalita, ineficiente e ineficaz al Estado Comunal, Socialista, Liberador y Colectivo, no es menos cierto que la batalla más grande que se nos plantea en este momento histórico, es despejar la paja del trigo, ser crítico, duro e irreverente para quitar lo que estorba (los vicios del capitalismo) y autocríticos, para seguir profundizando en los aciertos logrados mas allá de lo reivindicativo: los consejos comunales, las empresas de producción social, los colectivos culturales, la organización del pueblo, el sistema de educación superior, los colectivos intelectuales.
Reitero, no se trata de obviar los vicios y males que nos aquejan, en oposición se trata de señalarlos y condenarlos, ponderando los aciertos y logros revolucionarios y proponiendo estrategias para avanzar. Solo así podremos cumplir los Grandes Objetivos del Plan de la Patria, lo contrario es asesinar los sueños y matar las esperanzas de millones.
Tenemos patria y ya tenemos Presidente, hagámonos merecedores del legado del Líder Eterno, construyamos el socialismo. Todos con Nicolás Maduro para construir futuro.
PD
Me sumo a la condena contra los homicidas violentos de la ultra derecha amarilla. Justicia contra la impunidad. Que el peso de la Ley les haga pagar las muertes tanto a los responsables directos, como a los actores intelectuales e incitadores del plan.
(°) Militante de la Revolución, Analista Político, Profesor de Políticas Publicas y Desarrollo Económico UNERG
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