Auditórium

Bakunin, en la revolución bolivariana


“el miedo solo sirve para perderlo todo”

Manuel Belgrano…



El 30 de mayo de 1814, nació Mijaíl Bakunin. Quien tuvo un calendario de lucha, organización y rebelión que se puede evocar hoy desde la vida, la acción y el pensamiento de Bakunin.

En la tradición libertaria hay un rechazo a identificarse, y nombrarse a partir de una persona en el caso venezolano (chavismo, madurismo, cabellismo, caprilismo) existe la negativa a pensar que un individuo puede ser el centro del pensamiento, y la acción de un movimiento en el que han participado, y dado su participación cientos de miles o quizá millones de personas a lo largo de estos 14 años de existencia del horizonte bolivariano. La tentativa de evocar los primeros tiempos del anarquismo en particular, y de toda la historia del movimiento libertario en general, a partir de una vida, la vida Mijail Bakunin, y viceversa, no se hace para exaltarlo ni para darle un lugar superior a los demás militantes libertarios de su época.

Traer a la revolución bolivariana el pensamiento de Bakunin nos increpa a los militantes socialistas del presente, recordar una pluralidad de posicionamientos ético-políticos, formas de hacer política, y de organización que potencien tentativas autogestoras de ruptura, y de existencias contestarías. Traer a nuestra memoria a Bakunin significa la irrupción de un hacer pensante anti-estatista y anti-capitalista, anti-patriarcal, es decir, contra la dominación, contra la división de la sociedad entre unos que mandan, y otros que obedecen.

El hacer militante de Mijail Bakunin es parte de una constelación insurrecta que desde el mundo del trabajo se enfrentó al capital, y al Estado capitalista. Es parte de un movimiento que existió en todo momento de forma instituyente, recurriendo a la creatividad, y la imaginación, recreando las prácticas, y el pensamiento, soñando y luchando por lo imposible.

En estos momentos de insubordinación ante el neo estalinismo, donde está inserto Bakunin, se dan las bases para un movimiento que rompa, desde su origen equivocado, y hasta el día de hoy, con la falsa dicotomía izquierda-derecha. Bakunin fue más allá, se posicionó contra toda forma de dominación. Configuró un movimiento que rechazó en todo momento la formula autoritaria que piensa que el fin justifica los medios, pues reconoce que de acuerdo a los medios, y al método será la nación que se construya.

Recordar a Bakunin y la constelación rebelde de la que es parte, surgió el anarquismo socialista y revolucionario, que entiende la política como la acción directa de los interesados mismos para resolver sus propias necesidades e intereses. El socialismo bolivariano tiene que reconocer que la emancipación es un acto de auto-emancipación, donde se acabe con los jefes, y los colectivos llenos de delincuentes.

La vida de Bakunin evoco una irreductibilidad ética que caracterizó a una buena cantidad de los militantes libertarios, una ética que se niega a crear relaciones utilitarias con los otros, que rechaza cualquier forma de poder coercitivo, y de autoritarismo, que niega la dominación del hombre sobre la mujer. Una ética que no separa la militancia de la vida diaria.

Cuando las corrientes macolleras de la izquierda revolucionaria decían que el sujeto de la revolución era el proletariado, en la versión más abierta, o el obrero industrial europeo, en las interpretaciones más ortodoxas. Anarquistas como Bakunin expresaron que el sujeto revolucionario es cualquier persona y colectividad en el instante en que desobedece, cuando se insubordina y resiste contra la dominación. Cuando se organiza e instituye su hacer y pensar en el sentido de la rebelión. Ser un sujeto revolucionario no está determinado por el lugar de nacimiento ni por la clase a la que se pertenece, como una cuestión preestablecida, abstracta, ser sujeto revolucionario es luchar contra el abuso del poder desde lo que cada quien es, y para dejar de ser lo que somos, para destruir las relación sociales de dominación, explotación y mesiánicas.

Hay que rechazar la actual forma de hacer política clientelar, y cualquier tipo de jerarquía en la acción política, cuando se recurre a la afinidad, la complicidad, la confianza y a las formas corporativistas de organización. El socialismo revolucionario, como se hacían llamar los libertarios de ese tiempo, de ahí nació el sindicalismo revolucionario y anarquista, surgió como contraposición de los partidos, pues es una forma de organización que se nutre desde las necesidades de los sujetos en lucha en el ámbito de trabajo, como enfrentamiento directo contra los patrones y el Estado abusador, mediante las huelgas, actos que desembocaban de tanto en tanto en reivindicaciones generalizadas. Donde se reconozca la libre iniciativa, y el libre acuerdo, donde lo que una sea la confianza, y la amistad, que estén en movimiento, de acuerdo a sus necesidades, imaginación y creatividad.

Hay que rechazar las posturas autoritarias y utilitaristas que se aprovechan de las coyunturas, montándose en las luchas, para dirigirlas, reconducirlas u obstruirlas, como lo ha hecho la izquierda sectaria de todos los tiempos.

Bakunin, nos increpa y nos cuestiona. Forzándonos a seguir en el horizonte ético-político anti-estatista, anti-capitalista, en el horizonte del socialismo bolivariano como proyecto, donde se recurra a la auto-organización, a la acción directa, a la afinidad, y a la descentralización. Bakunin nos señaló la perspectiva de una revolución social en la vida cotidiana, donde la escasez, el desabastecimiento, la inseguridad, los males servicios públicos etc. Destruyen la calidad de vida de los venezolanos, las relaciones sociales. Hay que crear relaciones sociales significativas en el sentido de un verdadero socialismo democrático.

Fuente: Marcelo Sandoval.

Percasita11@yahoo.es


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Perdomo

Analista de políticas públicas.

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