De su formación ideológica emergió una propuesta de gobierno para regir los destinos de la Venezuela Bolivariana: El Programa de la Patria 2013-2019, instrumento concebido por el Comandante Supremo, Hugo Chávez Frías, que, además de poseer carácter legal, contiene las premisas necesarias para conducir al país por la senda del socialismo.
Reflexiones que abarcaban varios aspectos políticos, innumerables horas de trasnocho y ganas de cambiar, de manera radical, todo un ordenamiento burgués instaurado hace más de un siglo fueron, quizás, algunas de las razones que fomentaron su creación.
Contentivo de cinco Objetivos Históricos, el plan contempla una serie de medidas que persiguen impulsar el desarrollo general, sobre todo en lo concerniente al impulso de la economía productiva que permita disminuir la dependencia de la exportación de petróleo como principal fuente de recursos hasta convertir la nación en una pequeña potencia dentro del continente.
TRANSFORMACIÓN RADICAL
Chávez argumentó en la necesidad de preservar, mantener y fortalecer la independencia en todas sus fases hasta encontrar el porvenir pleno del pueblo. Para ello, explicó que la única vía para alcanzar todas las metas propuestas era solidificando las bases ideológicas dentro de la población durante la transición al socialismo, aunado a la radicalización de una democracia con rasgos cada vez más participativos.
Para el líder bolivariano, el proceso de restitución del poder al pueblo y el fortalecimiento de las comunidades, como intérpretes de las realidades más sentidas de cada localidad, pasa, necesariamente, por materializar, definitivamente, el pensamiento de El Libertador, Simón Bolívar, pero consideró que el nuevo sistema político-económico apenas comienza a implantar su propio dinamismo interno en el pueblo.
“Es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo”, planteó en la introducción del ensayo, donde, además, reafirma la tesis progresista de “pulverizar completamente” las estructuras del Estado burgués, heredadas por la clase dominante –que aún mantiene cuotas de poder y dominio en las esferas nacionales– hasta darle continuidad a la invención de nuevas formas de gestión.
“Son ustedes, el pueblo venezolano, el que le dará fortaleza indestructible al Segundo Plan Socialista de la Nación”, manifestó ante una llamarada roja, conformada por miles de seguidores, quienes se apostaron a las afueras del ente comicial, en la Plaza Diego Ibarra, el 11 de junio de 2012, tras la formalización de su candidatura presidencial.
Durante esa alocución, sostuvo que los aires de cambio que vive América se corresponden con las verdaderas transformaciones de las relaciones de poder a favor de las grandes mayorías.
“El sistema capitalista atraviesa por una crisis estructural que puede llegar a ser terminal. Una crisis que, por su catastrófica magnitud, nos obliga políticamente, como diría (José) Martí, a aclarar y prever cada día, como de hecho lo hemos venido haciendo, para minimizar sus impactos sobre Venezuela”, indicó Chávez, justificando, asimismo, la irreversibilidad de la Revolución Bolivariana.
CINCO PUNTOS, UN SOLO PROYECTO
El contenido del Plan de la Patria enumera cinco puntos, circunscritos al nuevo modelo que coloca al ser humano por encima del gran capital. El primero de ellos la independencia, calificada por Chávez como “el bien más preciado, reconquistado después de 200 años”, supone crear un conjunto de objetivos nacionales y estratégicos en los órdenes político, económico, social y cultural, lo que permitirá “sentar las bases de la irreversibilidad de la soberanía nacional”.
El segundo aspecto consagra la construcción de una alternativa distinta al capitalismo, denominada “Socialismo Bolivariano del Siglo XXI”, que genere, en palabras de Bolívar, la “mayor suma de seguridad social, de estabilidad política y de felicidad” para el colectivo nacional. Esto pasa por superar el modelo rentista petrolero hacia uno productivo orientado a incrementar el aparato industrial, en todas sus manifestaciones, así como el pecuario y agrícola.
Lo anterior guarda una relación con el tercer inciso que aspira ampliar el poderío militar para la defensa de la soberanía, con énfasis en la robustez de la industria militar venezolana con una nueva doctrina castrense que contribuya el desarrollo geopolítico nacional. Adicionalmente, comprende el compromiso “de seguir desempeñando un papel protagónico en el proceso de construcción de la unidad latino-americana y caribeña”, mediante el impulso de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y Petrocaribe, así como dinamizando los nuevos espacios regionales: la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
El cuarto aspecto, involucra la senda del mundo multicéntrico y pluripolar, “sin dominación imperial y con respeto irrestricto a la autodeterminación de los pueblos”, gracias a los esfuerzos por desmontar el sistema neocolonial de dominación imperial.
“Preservar la vida en el planeta y salvar a la especie humana”, viene a concluir con esta primera etapa que incluirá la dinámica propia de los procesos de cambios y de las condiciones y características de cada uno de los desafíos que toquen afrontar.
El cuidado del medio ambiente, basado en una relación armónica entre el hombre y la naturaleza, garantizará, según el escrito, el “uso y aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza”.
“Este es un programa que busca traspasar ‘la barrera del no retorno’, para que el nacimiento de lo nuevo se manifieste en toda su plenitud y hacer irreversible el tránsito hacia el socialismo. Ciertamente es difícil precisar cuándo despuntará tan grandioso horizonte, pero debemos desplegar esfuerzos sensibles y bien dirigidos, para decirlo con Bolívar, en función de su advenimiento”.