Vivimos días difíciles, cada instante que transcurre parece que el proceso revolucionario iniciado por el Comandante Chávez se diluye, se disuelve, desdibujándose los objetivos que una vez se plantearan. La sensación percibida es que cada día que pasa aumenta la velocidad de la carrera que nos dirige a un destino que nada tiene que ver con el propuesto originalmente, es decir el socialismo. Nuestro socialismo, nuestro sistema socialista venezolano. Busquemos, observemos hechos recientes, el último año en el que Chávez estuviera entre nosotros: a primera vista, apreciaremos la terrible situación de salud por la que atravesaba nuestro querido comandante y los esfuerzos sobrehumanos que hizo para intentar sobreponerse no solamente al mal físico que padeció, sino también a esas otras enfermedades, las del elitismo, el burocratismo, la ineficiencia, las corruptelas y la demagogia, instauradas como endemias en el aparato estatal venezolano. Los personajes que viven en y del ejercicio de estas prácticas, eran y son nuestros enemigos, los enemigos de Chávez, del pueblo y del socialismo. Frente a la adversidad Hugo Chávez mantuvo una actitud digna y responsable. Sus enemigos no, son capaces de cualquier cosa, entre ellos están quienes sin duda alguna contribuyeron a su asesinato.
Esta situación de parálisis, de crisis que padece el movimiento revolucionario venezolano tiene sus antecedentes y es ahí en esa parte de la historia reciente en la que está la clave para salir del atolladero en que nos encontramos. Recordemos a Alí y lo acertado de su canto: “Solo el pueblo salva al pueblo” (…..) “La ignorancia no mata al pueblo, pero tan poco la salva” Veamos, ahora, es claro: el motivo por el cual no se respetó la voluntad de Chávez, en lo relativo a la escogencia de candidatos a concejales y alcaldes. De lo que se trató en ese momento fue de salir del chavismo popular, apartar desde entonces, a los sectores más genuinos del chavismo, de las decisiones del partido. Apelaron a la disciplina y a la obediencia a los “dirigentes” para luego, sin ese estorbo, correr detrás de la burguesía implorando alianzas. Los sectores populares contestatarios no son útiles cuando lo que se tiene en mente es llevar a cabo una revolución democrático burguesa. Para eso la dirigencia gubernamental no tiene que dejar de llamarse “socialista” ni tampoco quitarse el apellido de “revolucionario” Lo que realmente importa es el carácter de la revolución, es decir que nunca llegue a ser verdaderamente socialista. Es por eso que nunca aceptarán el control obrero de los centros de producción, y jamás verán a la clase obrera como sujeto protagónico, no solo de las fuerzas productivas sino también de la revolución. La ilusión de que dos modelos pueden coexistir es sólo eso, una ilusión, una fantasía que termina cuando el feroz capitalismo se come al incipiente e ingenuo experimento socialista. No hay términos medios, no existe, ninguna evidencia histórica lo confirma. La utilidad de este cuento de hadas radica en que un poderoso complemento alimenticio para la traición, que a continuación, se le hace a los intereses del pueblo, a la revolución socialista.
Necesario es que discutamos estas cosas, es fundamental decir la verdad. Recordemos los términos que definen el concepto de revolución, cito una parte de las palabras, que, el primero de mayo del año 2000, dijera el comandante Fidel Castro: “Revolución es” (….) “defender valores en los que se cree, al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo”
No ignoremos la realidad, Venezuela es uno de los objetivos inmediatos del imperialismo, ansían tener nuevamente, el control total de nuestros recursos económicos, ponerle la mano a nuestro petróleo, para ellos, eso es todo. No les importa cuántas víctimas nos ocasionen ni a quienes tengan que utilizar para lograrlo, ya tienen sus fuerzas en el suelo patrio. Son los grandes medios de comunicación, nacionales e internacionales, los partidos de la MUD, los guarimberos, los terroristas, y los cómplices que les garantizan actuar con impunidad. Seamos conscientes, desechemos las ilusiones, para enfrentarlos con éxito está la fuerza de la organización popular movilizada. La victoria está en la unidad de las organizaciones populares revolucionarias. Honor a los caídos. Honor a Eliecer Otaiza. Chávez vive, la lucha sigue !!!