Venezuela transita una encrucijada muy compleja que sellara sin lugar a dudas nuestra historia republicana, de allí la necesidad de tener claro nuestros objetivos como nación, como país, fijar posición y definir realmente que queremos para nuestras futuras generaciones, pensarnos y repensarnos, en nuestros valores, en nuestra forma de relacionarnos con los otros, en nuestras formas de vivir y sentir el mundo.
Toca revisar no solo lo vivido, sino lo que viene mucho más atrás, pensar en qué contexto apareció Chávez como fenómeno social, no solo en Venezuela, sino en el mundo. ¿Qué pasaba en estos países?, ¿Cómo vivía su población?, ¿Qué modelo económico imperaba en el mundo?, ¿Cómo es eso que Chávez, de este país latinoamericano desconocido más allá de las reinas de belleza, marco una pauta hasta en la reconfiguración de las relaciones internacionales del mundo?.
Quizás, la pertinencia y presencia de Chávez fue producto de un llamado de la humanidad, desde sus sentires más profundos de auxilio, contra un modelo devastador como el capitalismo, eso no tendría que ver acaso me pregunto yo, con un hambre, una sed de justicia, añorada por los seres humanos. La justicia ante un sistema destructivo no solo de las economías, sino de las relaciones entre humanos y con la naturaleza, proyectada como necesidad planetaria. Un grito desde esta, nuestra reserva biodiversa del planeta.
Por tal razón, hoy más que nunca, este proyecto político socialista amerita sobre todas las cosas, que no perdamos la memoria, Chávez no lo merece, la humanidad no lo merece, nuestros hijos e hijas no lo merecen, porque más allá del conflicto electorero, lo que está en juego es más importante y es la vida sobre el planeta tierra, la existencia. El modelo destructivo capitalista es un moustro con sus propias reglas, cuyo fin último es la destrucción, no solo económica sino espiritualidad de la humanidad.
En este sentido, la situación compleja que hoy atraviesa Venezuela ante su camino al socialismo, tiene intersecciones de mucha complejidad, de mucha violencia, por eso los ataques del moustro capitalista no solo se limita a los sistemas productivos y distributivos de las economías emergentes como la nuestra, sino a un aniquilamiento de tipo moral de nuestro pueblo, reflejado en desesperanzas, que impiden ver alternativas, posibilidades, oportunidades.
La derecha está intentando acabar a toda costa con el Chávez simbólico, por eso debemos estar muy conscientes de los grandes esfuerzos que está haciendo el presidente Maduro para que el pueblo venezolano no sufra los golpes de intentos desestabilizadores de los centros imperialistas del mundo, que no solo están interesados en nuestros recursos naturales, sino en destruir la conexión simbólica de Chávez con las luchas populares del mundo, con la propuesta que ha brindado alternativas ante tantos desequilibrios planetarios.
La furia del imperio radica en que Chávez trascendió a la muerte, es la conciencia hecho pueblo, como esencia de lo bueno, de los lo deseado, ya es inmortal.
*Socióloga
kellypottella@gmail.com
