Muy pocas personas en el mundo durante toda la historia humana contada o sin contar –estoy seguro- han podido legar a sus coterráneos semejante herencia espiritual a un pueblo como la dejó Chávez. -Sin hacer comparaciones religiosas, no es la intención- en lo espiritual. EL COMANDANTE sin duda hizo chocar al pueblo del mundo con la utopía guardada en las gavetas históricas que escondían la esperanza de una mejor vida para todos.
La política como fuerza básica para el desarrollo humano integral, en unión del amor, el cristianismo, el patriotismo, la democracia en su real sentido, el poder de la masa, la organización y participación popular, la constitución bolivariana, la soberanía nacional y otros elementos estratégicos de lucha humana, tomaron sentido para construir un país que satisficiera un clamor de dignidad que tenía 500 años de antigüedad.
Chávez no se fue, se quedó. Está impregnado en cada corazón valiente Venezolano, en cada pensamiento patriótico de lucha, en cada letra poética que lleva esperanza, en cada razón para ser mejor, en cada acto de bondad, en cada sonrisa de satisfacción por el bien ajeno, en cada honestidad comprobada, en cada amistad sincera, en cada canto alegre, en fin, en cada alegría por Venezuela.
Si, Chávez somos todos. Es el que salió de la oscuridad del analfabetismo. Es el que sacó la secundaria y hoy es bachiller de la republica. Es el anciano con su pensión merecida. Es el niño con su canaimita y su pensión materna. Es el niño de la escuela integral y su dieta. Es la madre del barrio. Es la madre procesadora. Es el misionero. Es el médico de mi barrio adentro y todas las vidas salvadas. Es el cultor popular.
Es el deportista y sus medallas. Es la Venezuela sin desnutrición. Es el triunfador de Misión Sucre graduado de universitario. Es decenas de universidades venezolanas. Es la escuela latinoamericana de medicina. Es el luchador social. Es el trabajador petrolero. Es la PDVSA del pueblo. Es el seguro social para todos. Es la alfabetización tecnológica. Es el ejército venezolano amarrado de amor con el pueblo.
Es el artista dignificado. Son los anteojos de la misión milagro. Es la risa de la misión sonrisa. Es la silla de ruedas para el ser especial. Es la negra Hipólita. Es la cooperativa. Es la producción social, la propiedad en comuna y la empresa comunal. Es el mapa de Venezuela marcando su verdadero tamaño. Es el mar Caribe hermanado. Es la libertad nacional contra la alienación imperial. Son los libros gratis en las escuelas.
Es el periódico popular. La emisora comunitaria. Es el metro cable. El metrobus nuevecito. Son los niños con juguetes que viven dentro del barrio. Es el comedor popular. Es la cédula de todos.
Total, me faltan muchas cosas que también son Chávez, pero anoto sobre todo el trabajo que toca; mantener su revolución Bolivariana, con política y hechos de altura como lo hacia él.