Para Carlos Marx, la unidad entre pensamiento y Ser, debe ser la vía explicita para su autorrealización. Solo la economía política es un instrumento para la liberación de los pueblos y se debe tener en cuenta para evitar sus categorías y concepto filosófico., de allí que el capital destruye la relación del trabajo con su salario, sometiéndolo a una explotación y esclavitud progresiva.
Por esto, cada venezolano tiene que tener para sí, el contenido de su realidad objetiva, son momentos de sí mismo para una comprensión hacia el trabajo comunitario y el amor de pertenencia hacia su contexto geográfico. Por esto, el proceso de cambio debe ser gradual y contundente, Es trabajar con los procesos de crecimiento.
El Estado, tiene una base estructural, definición y significado partidista, en esa línea de lucha debe homogenizar sus propios precedentes ideológicos para interpretar y tener argumentos sobre la realidad social. Es un planteamiento agresivo, porque es fundamental la participación de todos los individuos hacia la causa soberana del pueblo.
El espíritu de tolerancia nos llevará a un criterio socialista para ejercer la pluralidad democrática. De allí, la necesidad de un liderazgo ente político. El amor por la patria, debe sentirse y el pluralismo, ya mencionado debe interpretarse acorde con las corrientes ideológicas y variantes que nos atañe como civilización.
El socialismo democrático es un principio de unidad y que sirve fundamentalmente a lo social.
En el establecimiento de los movimientos populares para la igualdad social, las organizaciones que la respaldan pasaran por graves pesadillas y habrá opresión que justificarán movimientos de fuerzas, en el caso nuestro son los paramilitares, bachaqueros y guarimbas a toda escala. Esto, lo expresa la historia contextual desde el Pacto de Versalles.
Es necesario la politización para germinar la homogenización ideológica partidista y aupar el compromiso con la misma patria.
El ejército venezolano debe desplegarse hacia las fronteras, el presidente de ésta República Bolivariana decretar el cierre de fronteras e ir a un cambio fiscal único para neutralizar las fuerzas que luchan contra el ideario de Bolívar, Francisco de Miranda y Antonio de Sucre. La patria nos encierra a todos.
El espíritu de libertad, debe existir en nosotros, es el espíritu de independencia y dejemos los dogmas a un lado. El genio de América ya ha hablado y el seguidor de sus ideas se personificó en su ideología para determinar un paso histórico hacia la realidad política del país.
El latinismo nos arropa, debemos vestirnos y acudir a los cuarteles militares por las grandes tareas que han de venir, una etapa difícil para nuestros hijos y nietos, pero, el arraigo y voluntad del Libertador constituye la voz para disciplinarnos y cumplir con la gran tarea emancipadora, la otra independencia.
Hugo Chávez Frías, igual a Jesús y Miranda, quiso moldear una sola imagen del venezolano, pero, la lucha de clases lo impidió y las ideas de fusión del hombre latinoamericano se dispersaron por la acción malévola de un solo hombre, Álvaro Uribe, pero, en Colombia el mal y el bien debe coexistir, más aún ante el reflejo de las bases militares estadounidenses, allí acantonadas.
Todavía, existe la idea de los grandes Imperios. El Imperio, greco macedonio, bajo el dominio de Carlo Magno abarcaba todos los países desde el mar Adriático hasta el Indo, desde el Danubio, Mar Negro y el mar Caspio hasta la frontera meridional de Egipto y el Golfo Pérsico. Alejandro murió en la Gran Babilonia a los 33 años de edad, 324 AC. No habiendo sucesor designado, sus generales repartieron entre sí tan gran Imperio y de todo ese inmenso coloso, resultaron ocho pequeños reinos, quedando para la historia, los griegos y la de los caldeos, que se deshacían para acabar envuelta en las ruinas de la ciudad meretriz.
El Libertador soñó con la Gran Colombia, Ecuador hasta los altos del Perú, Colombia y Venezuela. Sucre, el Generalísimo se atrevió avanzar más, hasta Bolivia y el Perú, para garantizar el territorio de frontera y evitar que los españoles terminarán de aniquilar a los Aztecas, Incas y Mayas, poseedores de las riquezas magnas del mundo occidental. Perú y Colombia, traicionaron los símbolos de libertad y hoy, arremeten con furia hacia Venezuela y Ecuador para desmoralizar a sus ejércitos y utilizan a los paramilitares para crear destabilización y rompimiento de las estructuras sociales.
Tenemos una misma bandera, la diferencia son las estrellas y una sola espada de libertad. Queda una pregunta por resolver. Quién asesinó a Chávez, ante lo que observamos en el panorama político de la Región, es fácil deducir esta gran realidad.
La civilización contemporánea, tiene su base en la educación del pueblo y los grandes hombres de América y Europa influyeron para desarrollar su poder intelectual en las multitudes. En efecto, todavía nos encontramos sumergidos en una enseñanza cristiana que veja a la sociedad hacia la irreflexión e ignorancia y no de intenciones criminales, pero reside en un contexto de nerviosismo y angustia, por los factores políticos e ideológicos que allí transitan.
No es el tiempo de la siembra de flores, los limites están marcados en una sociedad conservadora que no quiere absolutamente nada con el pueblo, una casta militar que se estabiliza con los votos del pueblo y hombres y mujeres socialistas que desean que ésta tierra sea su verdadero patrimonio.