El presidente Nicolás Maduro Moros, debe despertar y darse cuenta de la asociabilidad del pueblo venezolano en las colas. Hay un desgaste en nuestra relación con el prójimo que tiene sus orígenes en el campo político y territorial, porque las invasiones a terrenos en producción agrícola o urbanismos han ocasionado una grave impresión en lo ético a los hogares, existe mucha benevolencia hacia el delito y los servicios públicos han dejado de funcionar en las urbanizaciones ya establecidas por años en el Estado.
Estar en una cola es deprimente, jamás una voz de bienestar para el Proyecto Bolivariano, es una sola quejadera contra el tren ejecutivo que por sí, es un incapaz de solventar y reorientar la economía política interna. Y la Guardia Nacional llevándose la comida del pueblo es otro acto del show.
Vienen etapas duras para Venezuela por no respetar los lineamientos del programa original de Chávez Frías, los adecos de Rosales aúpan su llegada porque a pesar de su actitud ante la realidad presidencial, es el único capaz de sacar de sus cuevas a quienes juegan a la abstención, hay un reacomodo en las fuerzas opositoras que vivían bien con el chavismo, no con Chávez, para propiciar estrategias certeras hacia la base de la socialdemocracia psuvista y los dirigentes de izquierda que no han sabido patear las calles, porque se vienen convirtiendo unos godos del poder.
Hay intereses para quemar la memoria de Chávez en el pueblo, pro, esta prevalece y la imagen del presidente Maduro Moros se deteriora por las estrategias mal aplicadas de los publicistas que lo acompañan y los periodistas que se han consumido en Connatel inventando campañas que no movilizan a las masas hacia un pensamiento político integral. Hay poco de la doctrina del Psuv en la calle y Las Librerías del Sur, un punto de referencia académica se han venido a menos, por su bajo perfil en la configuración editorial del Estado Bolivariano de Venezuela.
Maduro, como presidente debe patear los barrios e impregnarse de pueblo, buscar un símbolo para su campaña y empezar su trabajo político de una vez y darse cuenta las penurias del pueblo en las colas. Sino, debe irse por los caminos constitucionales para evitar el desmoronamiento final en lo económico de nuestra patria, la ruina del país.
Se lo estamos advirtiendo de buena fe, no como lo hace la socialdemocracia de Temir en el seno de su grupo en una estructura política que no les pertenece. Conozco esos programas a fondo y el pragmatismo que incluye esas teorías políticas y que no encaja en una estructura socialista y menos en un proceso en formación. La visión de país se pierde entre la socialdemocracia y las bases de un Legado que ha sido irrespetado por los propios dirigentes, para avasallar las riquezas del Estado y quebrantarlas para limitar su desarrollo.
El movimiento popular, está siendo gravemente golpeado por las fuerzas derechistas dentro del Psuv y, esto, viene contribuyendo al deterioro moral de toda una militancia, aunado, al control agroalimentario por parte de las fuerzas militares, un pesquisaje que origina descontrol en el abastecimiento alimenticio a las comunidades, los militares deben regresar a sus puntos de fuerza, los cuarteles y prepararse a lo que viene por la operación tenaza que viene bloqueando a Venezuela por la no aplicación de la acción militar en los vectores correspondientes del poder ejecutivo y las opciones extranjeras que le damos a las personas que entran al país sin revisar bien sus antecedentes.
Es necesario reorientar las políticas del Estado a favor de las comunidades y los diputados y aspirantes deben estar en la calle, pateando las calles para que se ganen sus votos, el dirigente se debe al pueblo, o le temen a los grupos que el mismo gobierno permitió formar en las aldeas o campamentos. Debemos sincerarnos.
En lo personal, me estoy despidiendo del chavismo, no del Legado del Comandante, estoy entrando a un gran movimiento crítico a favor de la patria y la unidad que se quiere para desarrollarnos como país, no haciendo colas dando lástima por políticas económicas mal aplicadas por unos desvergonzados.