Ganó la guerra económica, ganó la antipatria, ganó el futuro incierto para Venezuela, ganó el modelo político aliado del capitalismo, ganó el pasado nefasto que hace 16 años, con la elección de Chávez, muchos creyeron conjurado, ganó la contrarrevolución, ganó el neoliberalismo, ganó el imperio y sus lacayos, ganó el interés privado de las élites.
Pero quizás el chavismo necesitaba esa derrota, quizás la dirigencia y la base chavista necesitaban esa bofetada en el rostro, quizás el látigo de la contrarrevolución permita que se salga del letargo y se descubra que cuando un pueblo apuesta por su independencia debe estar dispuesto a darlo todo y un poco más.
Quizás esta derrota circunstancial del chavismo muestre oportunamente a la dirigencia revolucionaria vías para enrumbar una revolución asediada; quizás ese "castigo" que hoy las bases chavistas aplican a la dirigencia les permita descubrir que la autoflagelación es un suplicio inútil a quien se la aplica.
Perdió la garantía de paz y convivencia, perdió la Patria, perdió el Plan de la Patria, perdió la utopía del Socialismo, perdió el proyecto de Chávez que aún después de su partida física se intenta consolidar, perdió la Revolución y la esperanza que siempre ella supone, perdió el Socialismo, perdió el país soberano y quienes apuestan por él, perdió el interés colectivo de las mayorías.
Quizás hacía falta que el pueblo viera que quienes nunca han sido demócratas, quienes han despreciado sistemáticamente las leyes, las instituciones y las autoridades, quienes recurren a los atajos para alcanzar el poder político, no tienen intenciones de legislar a favor del pueblo, ni de controlar a favor del pueblo, ni de pretenden equilibrar poderes a favor del pueblo. Quizás la victoria circunstancial de los opositores permita al pueblo ver la película de los verdaderos intereses que persiguen y de lo que son capaces si llegan a retomar el poder político del que fueron desplazados por miserables.
Aún desconocemos los detalles de los territorios donde el chavismo fue derrotado, pero habrá que recordarle a los ganadores que el chavismo está vivo y ahora más que nunca se batirá como siempre ha sabido hacerlo. Ya el máximo dirigente dio un mensaje que demuestra que Chávez supo escoger entre los mejores al mejor, no se equivocó Chávez al designar a Maduro para sustituirlo, tampoco se equivocó Chávez cuando afirmó consecuentemente en que había que confiar en el pueblo y en su sabiduría.