“No vamos a salir con una pataleta llamando a quemar el país (...) Llamamos a un debate crítico y autocrítico, con acción, un debate para construir, para superar los problemas que tenemos”, manifestó Maduro y expresó que es necesario reconstruir “una nueva mayoría revolucionaria”.
Eso afirmó el Presidente Maduro después de conocerse el boletín del CNE. Bueno, era previsible que dijera algo, algo como eso. Declaraciones similares en otros voceros del Gobierno andan en la misma línea de la declaración presidencial y en las que no abunda la autocrítica, el reconocimiento de la responsabilidad que se tuvo en el catastrófico resultado. Al respecto el Presidente ha mencionado un cronograma de debates con el propósito de trabajar en la “unión profunda, política, organizativa del movimiento revolucionario (...) Unión de los patriotas, de los chavistas, de los bolivarianos, es lo primero (...) Grandes dificultades son las que nos ponen a prueba”. Hasta de un congreso extraordinario de delegados del PSUV convocado desde “las alturas”, desde arriba, pues, como quien dice, presuntamente con la tarea de analizar la debacle y que para producir las rectificaciones.
Nunca ha habido dentro del PSUV ni del Polo Patriótico un verdadero proceso de revisión y de autocrítica de algo. Tales ideas, cuando surgen desde las bases son sofocadas inmediatamente por las estructuras burocratizadas y que rigen en esos mundos y, con frecuencia, se impone algún dispositivo viciado que frustra la profundidad de los debates pertinentes. Como ejemplo de estos dispositivos podrían mencionarse un congreso extraordinario (que fue elegido a la medida de las cúpulas del PSUV) y comisiones nombradas por el Presidente Maduro cuyos miembros sean la misma gente corresponsable de la tragedia.
No debemos esperar autocrítica ni rectificación alguna ordenada desde arriba y desde adentro y la dirigencia del PSUV, en particular, bastante culpable de todo este descalabro, será quien conduzca estos debates, y la conclusión será: que las mismas cúpulas continúen dirigiendo a sus UBCHs y sus patrullas y sus CLP. ¡Ave María Purísima!
La VERDADERA RECTIFICACION debe ser impulsada y dirigida DESDE AFUERA de esas cúpulas deslegitimadas por exceso de cooptación y por los resultados del 6D. El Presidente, si realmente cree en la rectificación, debe y por el bien de Venezuela, dejarse ayudar por instancias externas al PSUV y al GPP quienes no supieron ni enfrentar a tiempo la guerra económica ni supieron qué hacer frente a la misma, que arrasó con la calidad de vida de otros tiempos de la revolución.
En la crítica situación en la que estamos la VERDADERA RECTIFICACION implica tomar, de la mano del Pueblo, las medidas que el país requiere sin estar pensando en el precio político que habría que pagar. Hoy estamos pagando todos el precio político sin que el Gobierno haya actuado eficazmente en defensa de la calidad de vida de opositores, chavistas y quienes no están en ese universo. Fuimos castigados por no hacer nada: muy triste.
Señor Presidente: ¡Es Ahora o nunca! El Pueblo entero, aun aquellos que lo castigaron, lo acompañarán. Arriesguemos ahora y no esperemos postrados ni el referéndum ni toda esa barbaridad que las cúpulas de la oposición, representantes de intereses oligárquicos e imperiales, están fraguando contra todo el Pueblo, incluidos el universo opositor y el universo chavista, y contra quienes no estamos alineados en esta polarización perversa que redujo a polvo la participación democrática.
Comience a llamar a los revolucionarios que no están ni en el PSUV ni en el GPP y deje ya de darnos la impresión de que la salvación del Proyecto de Emancipación Latinoamericana va a seguir dependiendo de la ineficacia de esas estructuras clientelares. Nos merecemos un mejor destino. Permita que personas de la oposición, que no pertenezcan a esas cúpulas podridas genuflexas a los Estados Unidos colaboren en la superación de este apocalipsis.
Tomemos las medidas contra la guerra económica y que comience la Revolución. ¡Ahora!
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