Los resultados de las parlamentarias del pasado 6D a favor de la derecha en Venezuela desmontan aquello de la falta de transparencia de nuestro CNE. A pocas horas, sus consecuencias no se hacen esperar, ya se afirma la derogación de artículos de la Ley del Trabajo que garantizan beneficios de los trabajadores, y de la Ley de Inquilinato como regulación de alquileres. Algo similar ocurre en Argentina después de la victoria de Macri.
Diserto sobre el discurso de este derechista, gracias a quien, apenas unos días de su triunfo, allá, aumentan los alimentos de la cesta básica un veinticinco por ciento o más, una vez que él dice que eliminará las restricciones cambiarias. Continúa el aumento del transporte urbano, y vienen despidos masivos del sector público. Esto pronto pasará aquí.
Lo primero es su promesa de atacar al narcotráfico. La estrategia de ataque del Departamento de Estado de EEUU ha sido vincular falsamente al Gobierno venezolano con el narcotráfico. En concreto, líderes revolucionarios, como Diosdado Cabello y Rafael Ramírez, han sido el blanco de ello. Asunto nunca probado, difundido en reportes periodísticos falsos o prensa panfletaria. Su lectura, ataco al narcotráfico; luego al Gobierno venezolano por su supuesto vínculo.
Lo segundo es que asegura que disminuirá la pobreza. Hace poco se conoció que Leonardo Sarquís, exgerente de Monsanto, pasó a formar parte de su gabinete ministerial. La empresa norteamericana, considerada el gigante de los transgénicos, entiéndase, organismos genéticamente modificados a los que se les inserta genes de virus o bacterias, ha producido químicos causantes de graves daños a la salud humana, como el cáncer, para obtener más ganancias, principio básico del capitalismo que prioriza el dinero y desestima la vida humana.
Lo tercero es su interés en liberar a los mal llamados presos políticos en Venezuela, como Leopoldo López, a quien se le condenó por su incitación a la violencia en las guarimbas del 2013 y 2014, y a Ledezma quien, además de golpista, es presunto asesino y agresor. Esto, curiosamente, también lo piden los voceros de la Casa Blanca y los recién electos diputados de derecha en Venezuela.
En resumen, el nuevo mandatario de Argentina es una mezcla de George Granger y Uribe Vélez, alguien que no merece la Patagonia argentina, pero que, por la prepotencia de algunos, llega al poder para aupar políticas injerencistas de EEUU y sus aliados.