El presidente de La Republica Bolivariana de Venezuela, manifestó en una alocución luego de la derrota sufrida por la maquinaria chavista en las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional, - palabras más, palabras menos- “lo agarramos como una bofetada para despertar”. Sin darle muchas vueltas a la expresión y su contexto, no hacemos sino concluir que obedeció a una situación previa (dormidos en laureles), en la cual, estaba sumido el chavismo en plena campaña electoral, que comenzó sin duda el día que Nicolás Maduro asumió la presidencia de la república y que después de tanto tiempo, rindió frutos al contrario el 6D alzándose la MUD con la mayoría de los diputados.
Pues bien, como efecto dominó, originado por el percance, toda la estructura del Gran Polo Patriótico (sobre todo el PSUV), asumió una especie letargo militante que en su dinámica de análisis, condujo a una serie de conjeturas sobre el motivo real de la gran pérdida política nacional, anotada al chavismo. Seria impertinente no mencionar el asedio mediático (antes y luego de las elecciones) del cual es víctima la revolución y los chavistas, que también como ingrediente odioso y brutal arrea vientos a la derrota para golpear la autoestima chavista y su proyecto, que busca solo, beneficiar a la gran mayoría de los venezolanos, sobre todo a los que nunca fueron incluidos en la partición de la torta petrolera.
Con esta pérdida llega la tormenta, a lo mejor es un buen momento. ¿Un buen momento para qué? Para el análisis profundo quizás. Para el estudio de los escenarios: el popular, el institucional. Esta tormenta debe sacar a flote (para analizar) elementos que hacen vida en el desempeño político partidista; La organización, la política real, el propio partido (¿quién es? y ¿quién no es?, un cuadro militante), el factor tiempo, las responsabilidades (idoneidad, capacidad y lealtad; casadas las tres en los cargos), nuevas caras, otras formas de desempeño, educación política y social a todo nivel (bases y equipos políticos), información y comunicación, la disponibilidad, el multicargo (odiosa practica), el arribismo, el poder popular y el partido (dupla inaplazable), las funciones del partido, el libro rojo (su reivindicación), el decálogo de las UBCH ( como practicas cotidianas). La discusión debe ser espesa y provechosa.
Siguiendo con la tormenta, lo asumo así, porque sé que el pueblo chavista tiene muchas ideas y si la discusión es protagónica y participativa, serán inmensas las opciones que se presentarán en las deliberaciones. No pretendo caracterizar de malo todo, pero debemos asumir el hecho de una gran cantidad de errores cometidos por: omisión, desconocimiento, falta de disponibilidad, traiciones, ineficacia, cansancio, ignorancia, actitudes negativas de camaradas con posiciones claves en el partido y el gobierno. A lo mejor se me escapan elementos que deben ser discutidos también de forma amplia y sincera, la idea es concretar brújula para el futuro inmediato, tanto político, como social e institucional.
La tormenta continúa, desde el exterior nos bombardean con todo, la réplica interna de los antichavistas no da tregua, para que nuestras filas sucumban ante la desesperación, el descontento, y la equivocación y no acabará, hasta que nosotros mismos construyamos desde adentro un ambiente idóneo lleno de unión, lógica partidista, militantes idóneos y preparados. Como institución solida y como ejemplo de organización política sin complejos y baluarte de democracia.