La lucha de clases ¿Quién duda que existe?

1.- Hay una clase social propietaria, dueña de los medios de producción ¿Puede un profesional universitario, un intelectual nacido humilde, devenido en clase media, asociarse con la familia de Lorenzo Mendoza? ¿A cambio de qué?; ¿Puede un “emprendedor” dueño de una pequeña tienda en al Sambil asociarse a la familia Cisneros? ¿Con qué cuenta?; ¿Serán invitados al cumpleaños de alguno de sus nietos o hijos? ¡No pueden! ¡Y no serán invitados!.

Las clases sociales existen, las diferencias de clase existen, porque de estas diferencias depende la estructura de la sociedad burguesa capitalista. Si no existiera un patrón y un amo no existiera un obrero y un esclavo. La igualdad de oportunidades, la igualdad ante la ley, la justicia social; el respeto por las diferencia, la igualdad de ante la mirada, vencer los prejuicios sociales solo es posible en una sociedad distinta a la sociedad capitalista, burguesa. Está en su naturaleza, en la naturaleza de la sociedad burguesa, capitalista, la diferencia y las clases.

Una clase superior, un Lorenzo Mendoza, sirve de resorte existencial, moral, a las clases inferiores. Todos tienden a moverse de abajo hacia arriba, así nunca avancen, así solo sea una ilusión de movimiento, de que se asciende muentras más obedecemos, nos humillamos, humillamos a los otros. Sin el resorte del éxito el capitalismo no acumulara la gran reserva humana de mano de obra, de fuerza humana destinada a remplazar aquella que ya no sirve, que se desgasta, que envejece, que se muere o se rebela. La humillación, comienza con la estratificación.

Se trata de valores. Qué vale más y qué vale menos o no vale nada. Un individuo rico, con mucho dinero, pero que además de eso sabe conservarlo y reproducirlo vale menos que aquel que solo tiene mucho dinero y ni siquiera se preocupa de cómo y por qué lo tiene. El primero es un Burgués el segundo es un aristócrata. Hoy aristócratas no quedan, todo el mundo se preocupa por tener mucho dinero, por conservarlo y reproducirlo a costa del resto del mundo, del resto de la sociedad, a costa del fracaso del resto de la sociedad, como diría el Che Guevara. Y esto se da dentro de una lucha despiadada donde las oportunidades para los que menos tienen son inexistentes, solo viven de ilusiones, de hadas encantadas, su salvación, como príncipes convertidos en ranas, o cenicientas, los acompaña hasta que pierden el trabajo o se mutilan un dedo; hasta que se enferman y envejecen, solo ascienden dentro de una burbuja de jabón. La posibilidad de que un trabajador asalariado ascienda socialmente es casi nula. O dicho de otra manera, por cada individuo que asciende en la sociedad diez caen en la miseria, en la pobreza, “no hay cama pa tanta gente”, como dice la canción.

El capitalismo y sus intelectuales, sus economistas, sociólogos, historiadores y científicos, venden dos ideas aparentemente encontradas, antagonismos fatuos, demócratas y republicanos, conservadores y laboristas, etcétera. En general, la primera es apocalíptica, el mundo es y siempre será capitalista, es la sociedad perfecta, pero se agotan los recursos o en cualquier momento un asteroide chocará con la Tierra y acabará con la vida, y por eso debemos mudarnos a Marte. La segunda, más terrible aún, tiene la apariencia de optimista, nos dice que el modelo de sociedad ideal es el capitalismo, el país de las libertades, donde todos podemos llegar a ser libres y felices, tener agua caliente y calefacción, un carro, una lavadora, una secadora, una computadora, zapatos caros, solo que tienes que luchar por ello; ¡cualquiera puede!, solo que tiene que echar pa lante, “emprender”.

Lo que no dicen, lo que no explican es cómo es posible, para todos los humanos que poblamos la tierra, ese estilo de vida consumista, sin que el sustento de la vida se agote, desaparezca. No lo dicen porque ellos saben que siempre debe haber un masa inmensa de gente esclava, o seudo esclava, para que soporte la vida cómoda de la clase media y los excesos y lujos extravagantes de los ricos y famosos, cada vez más exclusiva.

No existe la posibilidad de un mundo de “éxito” para toda la sociedad humana. Si con los excesos y comodidades actuales ya la vida “superior” en el planeta está en riesgo de desaparecer, si se cumpliera esa mentira de la “mano invisible del mercado”, la cual promete arrimar las diferencias sociales,… el fin del planeta tendría hoy una hora y una fecha en el calendario.

Lo único que los frena es la revolución social, de los pueblos. La única posibilidad de progreso individual, de éxito individual es el éxito de toda la sociedad, de la sociedad en su conjunto. No hay solución individual para la miseria, la ignorancia y la pobreza fuera de una victorial de todo la sociedad. Y este éxito es fundamentalmente moral, de valorarse por encima de las cosas materiales. No importan los zapatos caros con tal que sean fuertes y duren. Importante es que no te humillen. No vale el lujo, porque no existe el lujo y el prestigio fuera de nuestros corazones y mas allá de la vida. La única posibilidad de la superación individual de la miseria y la pobreza es la superación de toda la sociedad: es el socialismo.

2.- ¿Lo nuestro americano de hoy?: el capitalismo.

Es importante para los socialistas reivindicar, luego de la muerte de Chávez, al marxismo, hoy perdido en el Libro Azul, escrito en 1991 por el comandante Chávez. Alguien lo sacó del recuerdo de la historia para negar la historia y negar al mismo Chávez. Porque el marxismo no es un “modelo de sociedad”, como quieren dar a entender en su prólogo. Es un método científico para el análisis de la realidad; histórico, que estudia los modelos de producción material y de propiedad,  y las sociedades correspondientes. Y en especial, la capitalista y su sociedad.

Venezuela, con sus males y en sus males, es una sociedad capitalista. No escapa del análisis marxista. Ahora el enemigo de Venezuela no es el imperio español, no es sólo Europa y su cultura, como fue el caso para Simón Rodríguez y Bolívar, a pesar de sus enormes inteligencias e intuiciones. Es el capitalismo, que aquí devino de la Europa capitalista.

Y su estudio sistemático, la gran crítica del capital no se la puede despachar con un pensamiento Robinsonano del siglo XIX, útil para interpretar una sociedad más atrasada a la nuestra, colonial, esclavista y pelear contra la monarquía española. Y útil para negar al Chávez marxista anticapitalista. Ese Chávez del Libro Azul, como todo su pensamiento, fue superado por él mismo. Chávez se hizo marxista, y nadie lo puede ahora ocultar. Para muestra, escúchenlo declararlo de su propia voz en la presentación del programa La hojilla, o vuelvan al mitin del jardín Botánico. Simón Rodriguez, Bolivar, Zamora se sumán a nuestro conocimiento político de las revoluciones, pero los modelos hegemónicos cambian, y ahora el nuestro es el modelo capitalista.

 

Ahora los esclavos son obreros, campesinos, trabajadores explotados, mujeres explotadas, niños inclusive, por capitalistas. Y los patronos son los mismos de siempre, ahora  grandes capitalistas, medianos capitalistas, pícaros oportunistas, intelectuales capitalistas, los “ángeles neutrales”, etc.. Necesitamos a Marx, a Lenin, al Che y a Fidel, ¡Fabricio!,  para poder comprender el presente y avanzar hacia la revolución socialista. Bolívar y Zamora son antecedentes fundamentales, pero hay que saber leer la historia a la luz de nuestros objetivos políticos presentes de liberación, de liberación socialista. 

Desde los tiempos de Zamora, nuestro enemigo sigue siendo de clase. Es la clase hegemónica del momento. Dueña de una cultura, de “un modelo”, de “una ideología” y sus intereses: es el capitalista. Pero muchos lo empollamos, como al huevo de la serpiente, en el nido de la revolución, sin saberlo.

Marcos Luna, docente

marcos.luna@gmail.com



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

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