Los que dada nuestra ya senecta edad hemos contemplado y actuado en mayor o menor grado en la evolución (involución) social y material de nuestra querida Venezuela, contemplamos con doloroso asombro el deterioro hasta límites nunca sospechados a los que se ha llegado material y moralmente en la conducción del Estado venezolano.
Una pandilla de pillos en el poder, que a nombre de un socialismo inexistente hacen y desasen a favor de sus propios intereses particulares. Apuntalados a su vez por una fuerza militar que gracias a las prebendas que les brinda el poder, avalan este estado de cosas inadmisibles desde todo punto de vista.
Por otra parte su contrapartida opositora no se queda atrás. Independientemente de sus luchas internas "a cuchillo" por la primacía dentro de la dirección de este heterogéneo grupo de opositores al gobierno, todos coinciden en el deseo de una intervención foránea que mágicamente los propulse a la obtención del poder político, fallando tanto sus intentos subversivos como sus intentos electorales de manera estrepitosa por la torpeza y ceguera que los guía.
A su vez en lo económico, esta oposición, aunque en privado o no tan privado, no tiene empacho en reconocer su adhesión al sistema económico neoliberal, se cuida mucho de incluir esta posición en un programa público de gobierno, programa este, cuyo único lema es: "Maduro vete ya".
Sin embargo personajes como el exministro de Carlos Andrés Pérez, Ricardo Hausmann, en conversación telefónica "pillada" por el gobierno, y sin mediar anestesia alguna es partidario de un endeudamiento de 45.000 millones de dólares con el FMI. Es decir: la entrega de la conducción del país a este organismo económico mundial, dirigido por los sectores más agiotistas del capitalismo norteamericano, que no tienen paz con la miseria de los desposeídos, quienes constituyen multitud en nuestro país. No me imagino como harían para sobrevivir si la oposición se impone. En otras palabras: "la ley de la selva", la supervivencia de los más aptos (nazismo puro).
Volviendo a nuestro gobierno actual, aparte de los capitales fugados en proporción mucho mayor de lo que hasta estas fechas se había visto en nuestro país (no voy a incluir aquí la lista de pillos de los cuales tengo noticias, porque haría interminable este artículo), estos luego de ejercer altos cargos de gobierno se fugaron del país hacia el adversado imperio, previo traslado de ingente masa de dinero del Estado y por ende de todos los venezolanos.
Aparte de esta fuga masiva de capitales de los ex funcionarios que huyeron, es notorio el ostentoso nivel de vida de aquellos funcionarios que en toda la escala jerárquica de gobierno aún viven en el país, incluidos desde el nivel edilicio, hasta las más altas esferas del poder.
Quiero referirme también al aspecto técnico de la administración del país, cuyas características se pueden resumir con las palabras: inoperancia e ineficacia.
La arremetida contra todo lo que signifique preparación tecnológica es un contrasentido de lo que cualquier gobierno a nivel mundial calificaría como una estupidez y una locura (desde los soviéticos que supieron utilizar a los técnicos existentes antes de su toma del poder, hasta la apertura del gobierno de Correa en Ecuador hacia todos los profesionales emigrados de ese país sin discriminación política alguna).
Escudados con la excusa del nefasto paro petrolero y la expulsión de PDVSA de todo el personal técnico que arrastrado por sus ejecutivos activó en él. Medida que en mi concepto fue una acción positiva y necesaria en ese momento del gobierno de Chávez dado el aspecto tan oneroso e inmoral que este paro representó para la economía del país.
Esta expulsión masiva, abrió a su vez las puertas a una persecución a todo lo que oliera a conocimiento especializado, catalogado en términos generales por los altos funcionarios gubernamentales como la "meritocracia". Ni siquiera la mayoría de los técnicos que se quedaron y salvaron a PDVSA de la catástrofe fueron respetados, ya que a su vez fueron sustituidos por políticos y politiqueros oportunistas en su mayoría, e ignorantes absolutos de lo que significa administrar una megaempresa de la categoría de PDVSA. Estas acciones no tardaron en dar sus frutos: consecutivo al deterioro marcado de sus instalaciones como era de esperar de la calidad de dichos nuevos administradores, se ha llegado hasta el punto, de ni siquiera poder producir la gasolina que consume el parque automotor nacional, la cual en buena parte hay que importar.
Productos derivados del petróleo como todo lo referido a la producción de plásticos reducidos a su mínima expresión. Lo más insólito, un país con las reservas de gas a nivel de las más grandes del planeta, sufriendo por la escasez y distribución del mismo para uso doméstico; y muchas otras falencias más, imposibles de enumerar. Y conste que no estoy incluyendo todo lo relativo al desfalco y robo descarado de las divisas correspondientes al ingreso petrolero, que ante la presión de la opinión pública, han obligado al gobierno a desenmascarar a más de un directivo de esa nuestra principal empresa, haciendo la salvedad por supuesto de la previa salida del país de la mayoría de dichos implicados.
Pero sustrayéndonos de esos altos niveles de corrupción e ineficacia en los altos niveles de la administración pública, de los cuales solo tenemos noticias referenciales, es en el diario devenir donde se observa en su plenitud la inoperancia de este gobierno en mala hora autodenominado Bolivariano:
Inflación en términos superlativos (hiperinflación), que el gobierno no ha podido controlar, dado sus propios intereses implicados en la misma. Ejemplos como la llegada en gran cantidad del trigo ruso a los puertos, y el precio del pan sigue en aumento.
El pueblo no es bolsa, el pueblo sabe que la llegada de cualquier rublo de consumo básico no solo va precedida por la parte que le corresponde a los cuerpos policiales y a sus familiares, si no a los arreglos previos de los comerciantes con el SUNDDE en cuanto a las comisiones necesarias para no ser controlados, comisiones en especias que pasaran a ser revendidas en el llamado bachaqueo.
Cualquier proyecto con financiamiento del Estado tiene que pagar las comisiones correspondientes a los funcionarios que lo otorgan, por lo común en un alto porcentaje del préstamo a otorgar.
Detalles puntuales como el de los constructores, que para que le aprueben sus contratos deben pagar coima a todos los niveles, aparte de tener que calarse a "sindicatos" hamponiles, que para no sabotearles la obra le exigen incluir en nómina 4 o 5 de estos malandros, los cuales solo hacen acto de presencia para cobrar semanalmente.
La expropiación de empresas productivas, para luego dada la incapacidad y corrupción de quienes la administran las llevan a la quiebra.
Flagrantes "conchupancias" de funcionarios y hasta gobernadores de Estados, con bandas hamponiles. Es bien conocido el ejemplo de un malandro de alto vuelo, que teniendo restringida su salida de un Estado del Sur del país por averiguaciones, el gobernador le facilitó pasaje en una avioneta oficial a fin de ir a una entrevista sindical nada menos que con el Presidente de la Republica; donde una banda rival lo mató en "ajuste de cuentas". Infinitos son los casos y detalles que por brevedad no puedo transcribir.
En lo que respecta a la vida diaria: Las inmensas colas en los cajeros automáticos de los bancos para poder sacar una ínfima cantidad de dinero de lo que tienes en tu cuenta, un "corralito bancario" permanente al que la Banca tiene sometido a sus usuarios por no recibir del Tesoro Nacional el efectivo suficiente. Y después el Presidente Maduro entre sus largas peroratas diarias por televisión, amenaza con acabar con las mafias bancarias, ¿será que desconoce que los bancos propiedad del Estado son los primeros en estar incluidos en esta aberración?
Hay situaciones Kafkianas insólitas de creer: por ejemplo el hecho generalizado en nuestras cárceles, acerca del verdadero poder que las dirige. El poder de los "Pranes" quienes con la anuencia de la Guardia Nacional que le vende las armas, estos delincuentes de alto vuelo se constituyen en el verdadero poder dentro del poder carcelario. Las cárceles no solo se han convertido en lugares de recreación para los malandros, sino en centros protegidos para toda clase de crímenes intra y extra carcelarios, además de lugares de libre mercado, donde con poca o ninguna restricción los pranes negocian con visitantes del exterior todo tipo de negocios ilícitos.
Un reportaje reciente de periodistas locales y extranjeros (que por cierto el gobierno trato de impedir que se publicara, incluso encarcelando a sus autores), nos muestras como de manera insólita en la cárcel del Dorado (antes la más temible de las prisiones del país), en forma para nada oculta, los pranes y sus "luceros" a la par de la Guardia Nacional, portan armas de todos los calibres y han convertido en centro de negocios ilícitos.
Poco queda de aquella ilusión encabezada por Chávez llamada la Revolución Bolivariana. En la América Latina y el Caribe de la propuesta y logros de Chávez acerca del ideal unitario del libertador solo a duras penas queda lo que resta del Alba, ya que el Ecuador en manos traidoras se tambalea en su participación.
En lo interno: del reconocimiento a la clase desposeída del país, queda un CLAP esporádico lleno de carbohidratos, ya que del millón ochocientas mil viviendas, que dice el gobierno haber construido para las clases desposeídas, una buena parte ha pasado a manos de militares, funcionarios gubernamentales, sus amigos y allegados: los "enchufados"
Hay que reconocer en justicia, que desde la época en que vivió Chávez ha existido el cumplimiento e incorporación de personas de la llamada tercera edad a los planes de pensiones y jubilaciones, con aumentos acordes a los aumentos del salario mínimo, aunque como todo, rebasado con creces por la inflación.
El ventajismo del gobierno que controla todos los organismos de poder no es un invento de la oposición, es una realidad manifestada en el último evento electoral en forma abierta, lo cual en mi criterio no creo hubiera sucedido de estar con vida Chávez, quien siempre intentó cuidarse de las formas. Recordemos el intento de someterlo a revocatorio por la oposición con firmas planas, lo cual sin embargo el aceptó.
No incluyo el resultado electoral cuyo escrutinio realmente es el más eficaz del mundo, si no sus prolegómenos. Quizás en el Estado Bolívar puede haber dudas en los escrutinios, por manipulación del método de votación manual en lugares lejanos. Método por cierto denominado como "Acta mata a Voto" que durante cuarenta años le dio resultados favorables a Acción Democrática y Copei a costa de los pequeños partidos, y que la oposición amenaza con implantar si de nuevo llega al poder.
Para finalizar, mucha tela queda por cortar a lo aquí planteado. Fenómenos como la conservación de un núcleo popular duro entorno al Chavismo; es la repetición de lo que aconteció con Acción Democrática durante cuarenta años, es decir el resultado del clientelismo hacia un sector de la población signado por el "tírame algo".
Por algo los beneficiarios no son otros que la misma clase marginada, sin oficio definido, y por ende sin espíritu de clase, como la describió genialmente Carlos Marx. Clase esta que aún necesita ser redimida y encausada a jugar una parte importante en el verdadero desarrollo del país.
No he hablado aquí de la educación, cuya masificación en la época de Luis Beltrán Prieto nació con buen pie, para luego ser desvirtuada a favor del clientelismo político. Hoy en lo más profundo de su degradación, no ha contemplado una verdadera revolución acorde a las capacidades de los educandos, sino en un entubamiento sin exigencia de esfuerzos hacia las carreras liberales universitarias. Excepciones en cuanto al entrenamiento técnico persisten en forma limitada.
En fin y para resumir, se necesita una verdadera revolución, dentro de esta mal llamada revolución, lo cual veo como muy lejano. La alternativa representada por la izquierda no contaminada apenas se vislumbra en el horizonte, esa misma izquierda que a pesar del paso del tiempo, aún no se recupera de su fragmentación, predicha y activada por Rómulo Betancourt, a costa incluso de haber desencadenado varia divisiones dentro de su partido Acción Democrática.