El Marxismo Negro: Un Repensar Decolonial del Socialismo

El siglo 21 nos impone repensar el socialismo desde la perspectiva decolonial, migrar a un Marxismo Negro que examine la realidad desde nuestra propia historia, que no pretenda aplicar categorías de la sociedad europea occidental y sí pueda por ejemplo, explicarnos paradojas históricas como la existencia de la nación socialista Caribana, liderada por Guaicapuro, con la maravilla de su unidad política mientras mantenía intacta la autonomía comunal, con un ejército de pueblo combatiente cuyas tácticas bélicas sobrevivieron hasta reaparecer en la guerra de Independencia, tal es el "vuelvan caras" en la Batalla de las Queseras del Medio, el incendio del monte como artilugio para rodear al enemigo en la Batalla de Mucuritas, o la toma de las embarcaciones flecheras en el rio Apure mediante saltos desde objetos flotantes en el agua.

Solo una episteme nuestro americana haría posible entender por qué es la olvidada Capitanía General de Venezuela la que se enfrenta al poderío español en la Independencia de Hispanoamérica y pierde la mitad de su población en la confrontación, protagonizando la epopeya de haber sido aquel pueblo que le plantó frente al español invasor en la conquista del siglo XVI en Maracapana y 300 años después lo enterró en la Batalla de Carabobo, con un Bolívar Caribe que nunca se anduvo por las ramas y en su volcánica empresa pudo decir "Si alguna vez vimos grandes a los españoles fue porque lo hicimos de rodillas".

Así mismo, este pensamiento propio, despojado de categorías de la historia ajena, tal como la idea de "la sucesión de modos de producción", es imprescindible para un verdadero proceso liberador. Simplemente no podemos volar en la jaula intelectual de la evolución de la sociedad europea presentada como "la historia del mundo". En América ni África hubo "Edad Media" o feudalismo, el "etapismo" es una trampa intelectual eurocéntrica en la que cayó el fallido socialismo del siglo XX que creyó poder solucionar todos los problemas de la humanidad cambiando el modelo económico por otro que de suyo guardaba el mismo germen capitalista colonial y racista en sus entrañas, solo que ubicándolo en el lado del estado. El debate planteado por los marxistas negros es cómo traer las aportaciones del pensamiento de los pueblos afro indígenas y sus civilizaciones aniquiladas por la ola colonizadora europea, e incorporarlos a los proyectos liberadores del siglo 21.

Ahora bien, esa ausencia de un pensamiento propio con categorías adaptadas a nuestra historia nos lleva a vernos en el marco de nación "en vías de desarrollo" como lo dice la mentira del capitalismo mundial, o a situarnos en la realidad marxista ortodoxa como país subdesarrollado en espera de que ocurra la revolución proletaria en el mundo desarrollado.

Tal vacio no es inocente, el dominio del pensamiento eurocéntrico ha sido precisamente lograr poner los oprimidos a pensar como los sujetos opresores, así, más común es hallar intelectuales afro indígenas pensando como blancos que lo contrario; sin embargo hay una diversidad de autores llamados "marxistas negros", quienes señalan al racismo no solo como parte de la "superestructura" del capitalismo sino que le atribuyen la función de columna vertebral y principio estructurante de la explotación capitalista global. Según este enfoque, el capitalismo es el sistema económico de una civilización: la europea, que logró imponerse a todas las demás, a través del genocidio racista y el colonialismo.

La "Modernidad", nombre puesto a la hegemonía civilizatoria del capitalismo europeo racista, cuenta sus 4.000 años de historia comenzando por la "sociedad primaria", luego "el esclavismo", después el feudalismo y finalmente el capitalismo, sucesión esta no descubierta por Marx, quién si tiene el merito de hacer ver cómo las etapas del desarrollo de las fuerzas productivas determinaba el pensamiento predominante en cada época, el "pensar" concebido como consecuencia de la forma de "producir".

En cambio, para la visión decolonial del Marxismo Negro, el capitalismo no comenzó con la Revolución Francesa en 1789, sino en 1492, con la conquista de América y la caída de los árabes en Granada, siendo sin más, la expansión de una civilización que en su etapa embrionaria traía los genes racistas constitutivos del que sería el nuevo orden mundial: un "capitalismo racial". En suma, el capitalismo es el sistema económico de la civilización europea, que se extiende a través de su proyecto colonial sobre el planeta.

El legado de Marx: "El Capital", en realidad describe la llegada de esa civilización capitalista a su final, donde sus contradicciones la llevan aceleradamente a la necesidad de una revolución mundial que la mate, el último acto del capitalismo sería entonces "venderle la cuerda al que lo ahorcará", pero ello no significa que inexorablemente vendrá el socialismo, como lo piensan los aferrados al etapismo determinista, más bien refleja que Marx señaló al capitalismo como una calle ciega sin salida. Los excesos de un capitalismo indetenible podrían señalar, no la inevitabilidad del socialismo, sino el camino hacia el suicidio de la humanidad.

Esta "Conciencia Negra" tiene promotores blancos y no – blancos, por cuanto lo fundamental del marxismo negro no es precisamente el color de piel del autor sino su papel como teoría del pensamiento crítico que trata de explicar la intima relación entre dominación racial y explotación de clase, construida desde la experiencia vivida de personas no – blancas en el mundo hegemónico blanco. Así se es marxista negro por la perspectiva desde la cual se piensa y no por el color de la piel. Se es marxista negro en tanto se construye un modelo "no europeo" con poder explicativo sobre los dos enigmas irresolubles que el "triunfo" del capitalismo ha generado: el proletariado pobre y el colonialismo explotador.

El emblemático marxista negro Aime Cesaire, ha escrito sobre la sociedad global capitalista, que "una civilización incapaz de resolver los problemas que suscita su funcionamiento es una civilización en decadencia" porque una civilización que cierra los ojos ante sus problemas vitales es una "civilización herida", en fin una civilización que hace trampa a sus propios principios es "una civilización moribunda".

*Doctora en Seguridad y Defensa / Industrióloga.

 

 

marianelabustillosflores@gmail.com



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