Realmente Chávez los mandó hacer gárgaras pero todavía no entienden y resulta que ahora están hablando de debatir los José Albornoz, los Ismael García, y otros, sobre propuestas unitarias. ¡Por Dios, señores, apártense y denle puerta franca al pueblo!, que la cosa no es con ustedes.
¿Qué es lo que ustedes pueden aportarles a este nuevo partido que no sea viejo, agotado, vencido?
Ahora quieren meter en esa olla podrida de sus discusiones a alcaldes y gobernadores.
Esto sería el acabose.
NO, SEÑORES, el asunto es ahora con el pueblo. Ya está bueno de que las cúpulas impuestas por Luis Miquilena sigan dirigiendo la política en este país. Menos mal que Chávez tiene perfecto su olfato y les paró en seco la fiesta que aquí, los del MVR, los del PPT, PCV, etc. querían montar con el cuento de que ellos habían ganado las elecciones. Chávez sin pelos en la lengua les dijo: “Aquí el que ganó fui yo, por expresión genuina del pueblo”.
Listo; y de pronto todos las casas de los MVR del país quedaron como unas funerarias o desiertas; arriaron las banderas, apagaron esas euforias que casi siempre terminan en tomaderas de whisky fino.
Sin embargo se resisten: ahora los del MVR y sus pares, andan locos haciendo reuniones, maromas y pamplinas para ver si se vuelven a coger el coroto. Eso si sería la mayor ridiculez del planeta, volver a ver a esos balbuceadotes de oficio, que ayer nada más eran orondos adecos y copeyanos (y que lo que hacen es vivir del liderazgo de Chávez), convertidos otra vez en dirigentes del PSUV. Sería como “auto-suicidarse”, como dijo el bicho aquel.
Es que no deberíamos ver nunca más a toda esa pléyade de sonsos, de “vivarachos”, al frente de las luchas que se avecinan. Yo realmente, por ejemplo, no soportaría a un Diosdado Cabello al frente del PSUV, como tampoco a un Francisco Ameliach o un Pedro Carreño.
¡Dios nos ampare y nos favorezca!