Ahora, es fácil determinar los escraches a políticos, tanto de centro, derecha e izquierdistas y, de una manera constante se encuentran sometidos a abucheos y quemas de banderas. cualquier ciudadano puede declararse en desacato de la ley y, manifestar hasta el límite un desacato a la ley, sin importarles las directrices de sus superiores y la presunta descripción ideológica de los que, la ejerzan. de allí, se desprende que estamos viviendo una contemplación política, mientras que el país nos muestra, otros simbolismos.
estamos, siendo atropellados por un contorno visual que por lo general nos afecta por la brutalidad en que algunos ciudadanos están cuestionados por la brutalidad de la razón de estado. de verdad, en Venezuela se empequeñece el hombre, cada día más.
en fin, eso es lo que hay y lo que nos espera. como rezaba la pancarta incautada, feliz año. una expresión poco extraña en este tiempo.
EL primer mandato de un debate consiste en evitar el marco mental del adversario. no sólo no lo quiso eludir ayer, sino que con su primera frase no se va a romper Venezuela, sino el bloqueo- lo abordó de lleno: metió al célebre elefante de Lakoff en el hemiciclo y ya no hubo manera de sacarlo en toda la jornada de la Asamblea, hasta hoy. Y cada vez que el postulante, o Parrita en su nuevo papel de sostén del Gobierno, repetían como una jaculatoria que la nación no corre peligro, el pacto con los opositores tomaba cuerpo como eje de una investidura cuya clave última estaba fuera del pleno: en la Caracas donde Guaido se volvía a declarar en rebeldía ante el Estado de Derecho y donde los socios del candidato del gobierno, se ratificaban en el acuerdo como presidentes, mientras acusaban a la Justicia venezolana -ellos, precisamente ellos, los autores de la sedición condenada por el Supremo- de dar un golpe encubierto. Ésa es la gran anomalía del momento, la apoteosis del dislate en que el colectivismo ha instalado al país entero en una sola línea de gobierno, tras haber sometido a las instituciones a un vergonzoso descrédito.
Así que, debemos pensar en construir el país y dejar de hurtarle su dimensión verdadera, necesitamos ejercer nuestra verdadera independencia y arriar un buen rato la bandera de la patria, la hemos traicionado y, nuestra retirada debe ser desafiante porque los peligros de la alianza se han aliado con el separatismo que están enmarcados en los propios portavoces o voceros que en su propia confusión se encuentran entre las líneas del Psuv, El Evangelio Cambia y Acción Democrática. De modo que convivimos entre arrebatados y desobedientes que les gusta el golpismo. Por ello, muchos desean legitimar la desobediencia y el mismo golpismo. Así, los tribunales no tienen poder para juzgar los delitos, lo que implica un clima de desvarío antijuridico, coordinado por sediciosos que desean llevar al país a un dialogo político y un pacto del silencio.
A muchos, solo les queda el exilio a Cuba o la prisión por someterse a la ley del bruto, del hombre sin razón.
Con urgencia el país necesita ser reconstruido en todos sus aspectos y se debe evitar la confrontación entre partidos. Las objeciones sobran y lo que provoca es ir a nuevos retos y al ejercicio verdaderamente dialectico para lograr un país, verdaderamente en desarrollo. Por lo tanto, dejemos el parloteo estéril y los embutes que provoca ya un cierto aburrimiento y nos expone a la crítica internacional.
Han mentido, de la misma manera han elaborado sus propias estrategias y de hay viene el resurgimiento de un regocijado cachondeo, donde expiran los verdaderos ecos, de allí resurgen genéricos programas.
La revolución es trabajo y disciplina, no corrupción y formalismo para aparentar una falsa realidad, la agresión dada a los maestros no la puedo perdonar al movimiento revolucionario, porque soy docente y profesor universitario.
Es aberrante la situación de carácter festivo de algunos colectivos y, cada día tenemos más adversarios, necesitamos un ordenamiento jurídico.