La derecha venezolana no logra consolidar su proyecto reformista por ignorancia y, lo peor, no desea compartir nada con la centroizquierda del país para romper con el estructuralismo de la pseudoizquierda. Esto implica que nuestro país debe vivir con mayor tensión y enfrentar a cada legislatura impuesta y dos presidentes, donde ya nadie sabe cual es el legal, por la incapacidad de cada uno en dirigir el país y tener una agenda política para defender las políticas que se desprenden en lo social y acometer la emergencia económica y climática, luchar por la desigualdad, ahora tenemos que, una parte del país tiene que enfrentarse a los populismos, desde una posición ideológica de izquierda.
Entonces, tenemos que nuestra agenda política venezolana, está hoy dominada por la idea de que solo es posible luchar contra la Venezuela viciada. La cuestión es que, más allá de los esquematismos políticos que buscan reducir a la derecha a una ideología refractaria a todo cambio que no beneficie a las élites, hay que observar que los partidos de ideología de derecha no han sido capaces de impulsar una reflexión sobre su futuro que estimule que los ciudadanos se sientan partícipes. Si tomamos como ejemplo el Reino Unido, vemos que tanto los conservadores como los laboristas son resultado de un amplio consenso social; son partidos imprescindibles, como lo es el Big Ben. Ambas formaciones son determinantes y positivas para el conjunto del país.
Aunque pueda parecer una temeridad a ojos del PSUV, es necesario que no se abandone al partido a su suerte. Una derecha debilitada por sus fantasmas, amenazada por el crecimiento de AD y dividida no va a permitir orientar la agenda política con garantías de continuidad. Aislar a COPEI, dejándole que se equivoque y alentando que siga al oficialismo es un error. El equilibrio institucional pasa por conseguir recuperar y restablecer un Polo Patriótico centrado, capaz de reconocer sus errores, dispuesto a sumarse a pactos de Estado e integrado en la solución territorial en curso. Una vez que AD logre estabilizar su propuesta de agenda para el reencuentro con el pueblo, debería plantearse una agenda para el reencuentro con la derecha española. Un reencuentro que permita que las reformas emprendidas por el Psuv no se vean totalmente comprometidas en el futuro.
Tres crisis actuales atestiguan que el principio de transparencia no está en el núcleo de la toma de decisiones institucionales o partidarias. Ha transcurrido casi un mes desde la interrumpida visita de Delcy Rodríguez a España, sin que el Gobierno haya sido capaz de explicar lo que ocurrió durante su presencia en Barajas. Sencillamente porque a nadie se le ocurrió que aquella supuesta gestión del ministro Ábalos debía someterse a criterios de transparencia. Hoy está previsto que el lehendakari Urkullu comparezca ante la diputación permanente del Parlamento Vasco acompañado de tres de sus consejeros para informar de lo ocurrido en el vertedero de Zaldibar, donde continúan desaparecidos dos trabajadores a causa de un derrumbe acaecido el 6 de febrero. Todo en medio de una caótica e inexplicable gestión por parte del Ejecutivo vasco de coalición PNV-PSE. La decisión adoptada por la GSMA de suspender el Mobile de este año se atiene a su carácter privado. Pero la innegable trascendencia pública del acontecimiento, sobre todo cuando su anulación guarda relación con un problema remoto de salud pública, está situando a las administraciones concernidas en un limbo informativo que va del silencio más clamoroso a la denuncia de la tensión comercial Estados Unidos-China como causante último del revés.
Y China, tiene mucho que ver con Venezuela y Turquía, en relación con el oro. España y México están en el ojo del huracán.
Los sucesivos casos de corrupción política investigados, la crisis de representatividad diagnosticada tras el diagnostico de las cajas CLAPS, donde el robo es continuo, sobretodo en Caracas y Carabobo, la conmoción social generada por dos recesiones consecutivas hace ya diez años y la consiguiente volatilidad partidaria dieron lugar a que la vida pública y todos sus actores fuesen emplazados a la regeneración y a la transparencia.
Luego vendría el silencio, a cuenta de una prolija normativa y la navegación por infinidad de páginas web que harían realidad el principio de la publicidad activa. Como ocurrió con el improvisado lema de Nicolas Sarkozy en el 2008 de "refundar el capitalismo", la regeneración y la transparencia dejaron de importar, paradójicamente, a medida que la fragmentación sustituía al bipartidismo. El programa de la coalición progresista PSOE-Unidas Podemos- Psuv- Venezuela pasa de puntillas por el tema, sin duda por despreocupación.