Por lo que vimos y vivimos en 2006, el año nuevo será de progreso y prosperidad para la República Bolivariana de Venezuela, pero sobre todo de grandes expectativas, algunas ya planteadas, como por ejemplo, las que genera la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Y es que acerca del anuncio de este partido sólo se sabe que todas aquellas organizaciones que apoyan el proceso liderado por el presidente Chávez tendrán que disolverse para integrar el PSUV.
“Necesitamos un partido, no una sopa de letras con lo cual estaríamos cayéndonos a mentiras y engañando al pueblo”, dijo el mandatario venezolano, quien al mismo tiempo dejó libertad para los que deseen distanciarse del proyecto propuesto.
Los expertos y analistas no han hecho más que formularse hipótesis y hacer conjeturas sobre la conformación de ese partido con la coincidencia de que en la creación del PSUV se revertirá la estructura de las tradicionales organizaciones y será el pueblo quien ocupará los espacios que siempre estuvieron en manos de los cogollos.
Desde el anuncio presidencial, se ha querido plantear una particular controversia entre expertos y por supuesto, los políticos que conforman esos partidos que no dejan de pregonar su apoyo al presidente Hugo Chávez.
Sin embargo, hablo de una discusión característica, porque observo en algunos escritos que difieren de la propuesta de Chávez, una especie de discusión con los “dientes apretados”.
Me explico: noto algo así como aquel que quiere hablar para que se sepa de su descontento, pero sin hacer mucho ruido no vaya a ser que se autoexcluya y resulte fuera del juego.
Creo que se debe ser respetuoso de las opiniones de los demás, y hasta se pondría justificar el sentimiento natural de una persona que ha militado tanto tiempo en un partido que seguramente lleva en la sangre, pero con todo y eso si se considera revolucionario ese amor y esa pasión no deben estar por encima del bienestar de un país.
Así que se está en presencia de una prueba de fuego. De saber quien es quien, de saber si es verdad tanto amor y tanta fidelidad la que los supuestos adeptos profesan al proceso revolucionario venezolano.
Además de la creación del PSUV este año se espera por lo que sucederá con la reforma constitucional y el empuje que debe experimentar el Socialismo del siglo XXI.
Respecto del progreso y prosperidad, pienso que 2007 también será un año de desarrollo. No me cabe duda de que el Gobierno nacional continuará acelerando los importantes proyectos que se ejecutan en el país, los cuales son bien conocidos y no creo pertinente nombrarlos en este momento.
De modo, que será un año de avances. No hay razones para pensar lo contrario. Desde que tengo uso de razón mi experiencia indica que una vez culminada las elecciones se olvidan los proyectos, las promesas y volvemos a la misma rutina. La gente queda como dice por ahí la letra de una canción: con los crespos hechos.
Pero tal situación cambió con el presidente reelecto Hugo Rafael Chávez Frías. En la campaña electoral el ex candidato se desbocó a inaugurar obras y muchos pensaron que luego de las elecciones su gestión sufriría una parálisis.
Pero no, el presidente Chávez más bien aceleró su ritmo de trabajo y sigue imprimiéndole velocidad a esos planes que ahora no se engavetan y se olvidan en los escritorios de las oficinas públicas.
Imposible. Existe un programa de desarrollo sostenido en lo económico, social y político, así como en el plano internacional, donde el Gobierno bolivariana avanza hacia la integración latinoamericana. Por supuesto, todas esas acciones son un indicador de que se sigue consolidando la revolución Bolivariana de Venezuela.
Por eso, mucha fe y confianza y, bueno, expresado esto, no me queda más que desearles unas Felices Pascuas y un Venturoso año Nuevo 2007…que el amor, la dicha y la paz esté con todos ustedes, lectores y lectoras, que esté con Venezuela entera, con todos nosotros, como debe ser.
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