El venezolano, su dios y la levedad de la vida

A raíz de que vivimos -querámoslo o no- insertos en el sistema capitalista, es harto frecuente que las conversaciones de la gran mayoría de las personas giren en base a un único "elemento", el dinero. En Venezuela, con motivo de la enorme crisis económica por la que atravesamos, ese tema es cada vez más recurrente, ya que, el connacional se ha visto en la imperiosa necesidad de buscar sobrevivir de cualquier manera, sí, no exagero, de cualquier manera.

Hay, en torno a la consideración realizada ut supra, algo de extrema importancia. El ser humano vive poco, tal vez a algunos les parezca que setenta u ochenta años es mucho, ni qué decir 90 o más, pero la realidad es que la vida siempre es breve. En ocasiones he escuchado que cuando el hombre aprende a vivir ya tiene que morir.

Ahora bien, con lo antes dicho, surge una clara reflexión. El ser humano vive poco, y su poco tiempo lo "gasta" en actividades cuyo fin siempre es el mismo, la consecución de dinero, de allí que todo en esta sociedad para la mayoría de las personas gire en relación a su obtención. Ante esto, es claro, que no se vive realmente, sino que bajo un sistema que disocia, que adoctrina, lo que se hace es desvalorizar la vida humana y animal, buscar placer en una filosofía hedonista, etc, en fin, se pierde la vida, pues no se cultiva lo propio y único del ser humano, su espíritu, y aquí hablo de espíritu no de manera religiosa, sino de todo aquello que engrandece a la persona humana.

Es llover sobre mojado decir que el venezolano no cultiva su espíritu, no lee, no aprecia las artes, es, en la mayoría de los casos, altamente ignorante, y, como dice Chomsky "ni siquiera sabe que no sabe".

A esta hecatombe del alma humana se han sumado las nuevas tecnologías, las cuales tiene un papel determinante en la masificación de la alienación del hombre; de tal manera que, por ejemplo, éste (el hombre) crea un objeto para luego adorarlo. Sin dudas el sujeto se encuentra extrañado de sí mismo.

Otra consideración es la enorme falsedad que existe entre casi todos aquellos que se decantan por una religión u otra (y esto no es un ataque a la religión), ya que, por ejemplo, el Cristianismo expresa claramente que no se puede tener dos dioses, o es el Dios del que habla Jesús o es el dios dinero. Ya sabemos ante cual dios el hombre dobla sus rodillas.

Como ser humano y como venezolano, me causa tristeza ver que mis coterráneos pierdan su vida adorando a este ídolo esquivo la mayoría de las veces, creyendo que forman parte de una clase a la cual no pertenecen, y luchando con todo el ahínco posible por "escalar" socialmente, para luego, si es que lo consiguen, denostar de los que no. Ya hablaba muy bien Mario Benedetti en torno a la clase media, su definición es acertada.

Por último, entiendo que bajo esta terrible crisis, al venezolano no le haya quedado otra opción de ingeniárselas para sobrevivir, o medio sobrevivir, lo que no acepto es que casi siempre lo haga robando, vendiendo o revendiendo cosas a precios exagerados, cometiendo todo tipo de triquiñuelas, contrabandeando todo lo que le es posible, e incluso jugando con la vida al revender medicamentos a un altísimo costo (¿pudiera ser esto calificado como homicidio?).



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José Miguel González Villalobos

Abogado, Magíster Scientiarum en Derecho Procesal Civil, Cristiano, Bilingüe, con baja tolerancia a la estupidez. Entrenador personal.

 miguelvillalobos9@hotmail.com      @jomigovi

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