Creo que después de escuchar al presidente Chávez, sobre todo en la juramentación de los miembros de su gabinete, no hay dudas de que se acabó el pan de piquito como decimos aquí en criollo.
Y lo digo, entre otras cosas, por la conformación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En ese acto, afirmó tajante que eso estaba completamente analizado y había que cambiar para acabar con los esquemas de las tradicionales organizaciones políticas.
Quizás haya excepciones, pero los partidos que nacieron a propósito de la asunción de Chávez al poder, no tienen nada que envidiarle a Acción Democrática, Copei, La Causa R, entre otros de la IV República. Su organización les permite tener garantizado una cuota de poder, pero ¿Qué hacen por el pueblo?
La propuesta del Partido Unido me parece conveniente. Es más, comparto la idea de que esa organización no debiera tener directivos como tal, sino más bien voceros del pueblo.
Ya por fin se pusieron de acuerdo los partidos de Gobierno, sólo que a regañadientes, como obligados. Se les observa indecisión. Ahora hablan de una supuesta transición. Parecieran dispuestos a dar amor, pero sin frenesí.
Y Chávez ya no se conforma con esos amores sin entrega, porque como dice un viejo vallenato: si le pones condiciones al amor, no es amor. Así que llegó el momento de la verdad, de saber quien es quien. Se acabaron las medias tintas, el guabineo, el estira y encoge. ¿Están o no están con el proceso?
De todas maneras, en lo referente al PSUV, el Presidente dejó libertad, para los que disientan de su propuesta, elijan el camino que crean conveniente, como debe ser en un sistema democrático.
Aunque Chávez debe tener la piel de caimán, a juzgar por la gente que lo ha dejado solo en el camino tras el proceso de decantación que lleva implícito la revolución bolivariana.
Cuando asumió la presidencia por primera vez, se rodeó de un grupo de personas que pensaron estar al frente de un loquito de carreteras, pero se equivocaron. Sí, lo subestimaron. No le creyeron. Pensaron que eran simples mentiras el proyecto que lleva en la sangre y que, al presente, se consolida. Es algo indetenible.
Por eso, algunos de sus más cercanos “colaboradores” decidieron aprovechar y terminaron siendo peor o más corruptos que los grandes delincuentes de cuello blanco de la IV República. Actualmente huyen como hampones y Chávez en el mismo sitio. Se lo llevaron, pero tuvieron que traerlo de inmediato.
De esa gente próxima a él, unos se pasaron al bando contrario para enfrentarlo. Algunos han regresado arrepentidos, otros continúan en la oposición y muchos están en el anonimato.
Lo cierto es que sorteadas todas esas adversidades que son historia hartamente conocida, cada vez que el Presidente toma medidas contundentes y tendentes a la consolidación del proceso, sobra gente -de esa que a simple vista se rasga las vestiduras por la revolución- que patalea y hasta salta la talanquera.
El problema es que cada vez es más reducido el grupo del otro lado y hay temor de dar un salto y caer en ese vacío profundo que es la oposición venezolana.
De allí, que la conformación del PSUV ha sido otra prueba mortal. Algunos dijeron al principio que podían apoyar el proceso desde afuera, pero la situación es que caras vemos, mas no corazones…y de gente así está cansado el país. Dice una cosa, pero en el fondo de su corazón siente otra.
Es lamentable por las personas intachables, honorables, honestas que conforman esos partidos, de quienes realmente pienso que son muchas, pero este país se ha llevado grandes decepciones con dirigentes que aparentan ser revolucionarios y en el fondo son capaces de cualquier cosa por mantener sus privilegios a costillas del colectivo.
Pero bueno, de eso se trata el “juego” democrático. Lo importante es que ese debate en torno del PSUV sea en beneficio de este proceso, cuyo fin radica en la suma de felicidad para este pueblo, que verdaderamente si siente más que amor, frenesí, por esta revolución que abandera el presidente Chávez.
(*)Periodista
albemor60@hotmail.com
