La derecha venezolana no descansa, los últimos acontecimientos en Venezuela, y me refiero a todos los sucesos negativos que se han suscitado en las últimas semanas, no son gratis, la derecha internacional, liderada por los Estados Unidos de Norteamérica y seguida por sus adláteres latinoamericanos, para contrarrestar los avances en países como Chile, con su proceso constitucional; Bolivia, con sus investigaciones sobre el gobierno de facto de la Àñez; la impopularidad manifiesta de Bolsonaro en Brasil; el triunfo de Castillo en Perú; las manifestaciones del pueblo contra Duque en Colombia; el rechazo de leyes impopulares del gobierno de Uruguay; los ataques al gobierno de Nicaragua; los movimientos de derecha desestabilizadora, infructuosos, contra Diaz-Canel en Cuba; y los actos terroristas de las megabandas en Venezuela tienen su precio, tienen su estrategia, tienen sus dirigentes.
La ofensiva imperial no ha hecho sino comenzar, aprovechándose cobardemente de una crisis sanitaria que golpea más duramente a los países en desarrollo, el bloqueo criminal que sufren países como Venezuela, Nicaragua, Cuba y cualquier otro que se rebele contra el sthablisment norteamericano, está en pleno desarrollo, inteligentemente orquestado, el proceso desestabilizador de la región funcionó al unísono, como una maquinaria bien engrasada, pero afortunadamente ya no somos, en el caso de Venezuela, el país que éramos en la 4ta república, ahora, como bien lo dijo nuestro presidente Nicolás Maduro en su histórico discurso del 5 de julio pasado, tenemos una cohesión pueblo-fuerza armada, indisoluble, comunicada e ideológicamente clara.
Los planes de la nación más guerrerista del planeta, los EEUU, están finamente escritos y puestos en ejecución, en nuestro caso por el gobierno del genocida Iván Duque, desde Colombia; desde los ataques fronterizos en Apure hasta la infiltración de paramilitares en los barrios caraqueños, todo tiene su impronta, todo tiene su estrategia, todo viene de los thing thank terroristas, localizados en el exterior y financiados por políticos e industriales criminales venezolanos que estuvieron incursos en el golpe de estado contra el presidente Hugo Chávez en el 2002 y que ha venido tratando de desestabilizar el país desde entonces.
El gobierno bolivariano no puede utilizar las mismas armas que la derecha, no utiliza el terrorismo ni el soborno, ni la compra de servicios, ni el terror ni las masacres que hemos visto en otros países, la infiltración de paramilitares colombianos, con sus brutales métodos de intimidación no eran conocidos en la sociedad venezolana hasta hace poco tiempo, por eso es necesario activar una inteligencia social, un control y vigilancia constante de nuestras fronteras, una articulación planificada al dedillo con nuestras fuerzas militares, para poner en su lugar estas bandas criminales, afortunadamente neutralizadas esta semana pasada, en un operativo excelentemente diseñado y puesto en práctica bajo las órdenes de la ministra Meléndez en los sucesos de la Cota 905 en Caracas y que dio unos óptimos resultados.
Pero no hay que bajar la guardia, razón tenía el diputado Al-Zabayar cuando, en el 2020 dio el campanazo de alerta, a su regreso de Siria, de que algo igual se estaba fraguando para nuestro país y no se equivocó, ahora queda en nosotros, en el país entero, sin distingos políticos, de poner freno a una situación que de extenderse a otros estados, pudieran dar al traste con el maravilloso proyecto de la Revolución Bolivariana.