Derecha e izquierda, son coordenadas que presuponen el cuerpo humano como punto de referencia. La margen derecha de un río por ejemplo, es el espacio que se extiende del lado de la mano derecha de un observador humano que se planta mirando en la dirección que lleva el curso del río. La derecha como parte del cuerpo humano es más difícil de definir. Se llamó derecha (recta, justa), la parte del cuerpo autorizada por el poder. Recordemos que durante siglos, se reprimió a los zurdos en tanto que “anomalías” salvajes. La derecha humana vendría a ser, según esta visión, la civilización, la normalidad. Aunque desde el punto de vista de una orientación anatómica, también podría decirse que la derecha “lo racional” es el lado del cuerpo opuesto a la inclinación del corazón. En política, como se sabe, el uso procede de la Asamblea francesa de los tiempos revolucionarios. Los conservadores se sentaban a la derecha en tanto que los renovadores se posaban a la izquierda. Izquierda y derecha son componentes insoslayables dentro de la cultura política moderna, tal como la hemos heredado de la Revolución Francesa. Ella es la fundación del mundo político como aún lo concebimos. Toda la Emancipación latinoamericana toma por diagrama, los grandes lemas revolucionarios: Libertad, Igualdad, Fraternidad; Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sin embargo, la Derecha también se hizo con la Revolución, convivió con ella, la obstaculizó, se favoreció con la victoria de los enemigos que la destruyeron. Por eso, la Derecha se pretende heredera de los mismos lemas revolucionarios y en nombre de ellos, masacra y viola. Cuando la llamada izquierda masacra y viola, es porque se ha pasado a la derecha, y utiliza las banderas de la Izquierda igual que la derecha usa las banderas de la Revolución.
La derecha política se definiría no tanto por sus acciones como por lo que quiere. Es decir, su voluntad política, su voluntad de poder. La derecha siempre buscará se conserve el orden establecido. Considera que todo está bien tal como está, que si hay algo mal en todo caso es un mal inherente a la conducta humana que es inevitable (evolucionismo), y sólo el curso de un progreso que nos encamina hacia el “Bien” lo corregirá poco a poco y sin premuras. Ocurre que la derecha no tiene urgencias de cambios porque tiene sus necesidades satisfechas. Si tuviera que actuar, la derecha iría en defensa de la satisfacción actual de sus necesidades.
Para ser de derecha debe un individuo estar satisfecho de su situación y buscar protegerla, sin preguntarse mucho por la de los demás. Si no es “un triunfador”, ideológicamente debe creer que está en vías de serlo. La derecha se opone a todo cambio que pueda cambiarla. Por eso se caracterizó ya en sus inicios, como el ala “conservadora”. La derecha quiere conservar, y en primer lugar conservarse a sí misma. Ella en si misma es el “statu quo”, el estado en el que están las cosas. En todo caso si se ve en peligro, aplican la política gatopardiana, “que todo cambie para que nada cambie”. La Derecha es por naturaleza minoría porque el universo de expoliación realizado por ella en la vida política, ha dejado una masa de víctimas mucho mayor que la de los victimarios.
¿Qué deseamos y hacia donde vamos en términos de voluntad política?
Esto es más difícil de definir porque es mucho más amplio. La izquierda por antonomasia, agrupa todo lo que la derecha ha excluido de las posibilidades de satisfacción dado sus posturas conservadoras. La izquierda agrupa todo lo marginado; lo silenciado; lo explotado; lo masacrado. Son muchos más lo que desean que se les permita vivir de otra manera, que los que defienden su actual status de vida. Lo que desea la Izquierda son cambios que eliminen las estrategias de exclusión, propias de la derecha. La izquierda se subleva contra la “rectitud” y la “conservación” con que se mantiene el poder dentro de la derecha. Ya señalaba Marx, que…“la Revolución sólo la querrán hacer verdaderamente, los que viven oprimidos”.
Para finalizar, hay quienes se regocijan afirmando que revoluciones como la francesa u otras contemporáneas fracasaron, y lo que es más, que toda revolución está condenada al fracaso. En consecuencia y según la visión inductiva, las fuerzas reaccionarias y conservadoras siempre retornarían. Quienes sostienen esta tesis, es porque no tienen real sentido de la historia al considerar que en apenas 20 o 100 años se desenmaraña el nudo gordiano de la sociología política que viene definiendo nuestras actuaciones en los últimos tiempos. La Revolución Francesa, como tantas otras, es el acontecimiento político que seguirá sucediendo (es el a, b, c de los procesos políticos modernos), mientras sigamos siendo lo que hemos sido en los últimos 200 años. Es un algo que ya no puede ocurrir porque ya ocurrió; sería la opinión determinista de la Derecha. Por su parte, en la izquierda destacaríamos que tal fracaso no es cierto, pues la Revolución está por ser “parida”; por tanto, no ha ocurrido verdaderamente. Ella en si misma, es un hecho del futuro. O mejor dicho, siempre será el Futuro. Es la utopía popular por construir. En Venezuela estamos en eso; construyendo el socialismo del siglo XXI.