Miquilena fue la maldición del MVR, y bajo su dirección él pudo anegar el poder judicial de capos. Pero previamente él había escogido a su gente para irla enchufando en puestos claves, como el Arriechi, el Luis Velásquez, por ejemplo, con previos acuerdos con el magnate Tobias Carrero. En Mérida su influencia fue funesta y determinante e hizo denodados esfuerzos para que el proto-escuálido Pausides Reyes llegase a constituyentista (lo que consiguió) y para que luego fuese el Gobernador. Miquilena en la Constituyente se opuso férreamente a que la CTV fuese intervenida y que se le entregase esta central a los verdaderos trabajadores. Finalmente todos los cuadros directivos del MVR se constituirían bajo férula. Él se negó a que estos cuadros fuesen renovados por la base en el 2002, tal como se había propuesto en un principio.
Ese MVR amorfo, adiposo y haragán, que muy poco o casi nada se le ha visto construir, renovar en el país desde el aspecto político y programático, como tampoco ponerse del lado de Chávez para apoyar con determinación y coraje sus propuestas y luchas; ese MVR zarandeado, contuso, ahora no de muy buena gana asume la decisión de plegarse al PSUV. En Mérida, el anuncio de la creación de este movimiento produjo mocos, lágrimas y arrecheras en algunos de sus bueyes cansados. Se estremecieron y llamaron a Chávez loco, se pusieron como Ismael García o Didalco Bolívar, a dar alaridos, incluso como diciendo que Chávez todo se lo debía a ellos. El gobernador Florencio Porras tuvo que llamarlos a la calma y reconvenirles por tal conducta, y exigió respeto para el Presidente. Pero se habían desbocado, y viendo que en verdad no tienen pueblo que los quiera, que no mueven ni cuatro pelagatos, se acallaron y tuvieron que acoger sin pataleo lo que había decidido el comandante.
Tuvieron que tragarse sus arrecheras, optaron por cuadrarse de nuevo con la propuesta de un movimiento socialista, sin que la compartan, sin que la sientan, sin que la conozcan, sin que la deseen. No van a soltar tan fácilmente lo que tienen, las prebendas, lo que se han cogido ni van a dejar a la deriva a la gente que ellos han metido en los cargos, y que son sus allegados o sus parientes. Como tampoco, claro, van a echar por la borda el poder que vienen administrando desde hace años. ¿Qué les cuesta a ellos mentir, montarse por un tiempo más la careta de que son socialistas y bolivarianos? Pues, nada. Y así se fueron muchos al Teresa Carreño, el sábado. ¿Cómo podría hacerse un movimiento nuevo plagado de reformistas, de gente vencida por los cargos y por la cadena de fracasos que vienen acumulando desde hace casi ocho años? No sé cómo le habrá ido al Frente de la Fuerza Socialista de Mérida, en este encuentro, y si formarán parte o no del grupo de los propulsores. Sé que se recogió una lista de los que viajarían, pero de antemano sabía que se las iban a ver feas para conseguir entrar en esa reunión. Porque la verdad es que quienes más aman a Chávez, quienes más luchan por sus ideales, por sus agonías y desvelos es el pueblo sano, humilde y franco que jamás ha militado en el MVR, porque está curado de la maldición de la adulancia que atosiga y enferma y ha enfermado a los partidos desde que mataron de consunción moral a Bolívar en Santa Marta. Es ese pueblo que le da el voto en cada contienda electoral y le sigue palmo a palmo en lo que hace, sin pedir nada a cambio. Pero al MVR, hay que decirlo, en gran parte se convirtió en una agencia clientelar, en una oficina de relaciones públicas para favorecer meros intereses particulares.
Ahora, mucha de esa gente que acudió a dar los parabienes al nacimiento del PSUV, son propulsores del mismo. Vaya Dios a saber, cómo vendrán a coordinar su creación; si lo harán a la usanza del miquilenismo, sin vendrán ya apadrinados y con fórmulas secretas y pre-elaboradas. Dar dolor ver el llanto contenido, por ejemplo, de María Fernanda Buendía, cuando nos cuenta lo que le pasó en el Teresa Carreño: “He sido víctima, junto a unas mil personas más, provenientes de diversas partes del país; de humillantes exclusiones, empujones, faltas de respeto, insultos y groserías de funcionarios y funcionarias, tanto de la “Casa Militar”, como de civiles que se cebaron contra nosotros para descargar no sé qué clase de arrecheras, sólo porque reclamábamos nuestro legítimo derecho de estar junto con el presidente en su llamado a constituir el Glorioso PSUV.”
Ojalá no se frustre este otro glorioso y noble empeño del presidente por darle todo el poder al pueblo.
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