El ocaso de una estrella

< Hace tiempos ha>, se veía florecer las corrientes revolucionarias y progresistas, indudable repunte, que de alguna manera atrajo la atención de propios y extraños, pero también, la preocupación de los que nunca ven con buenos ojos, que nuestros países puedan coaligarse para juntos buscar un futuro más independiente y promisor.

Hay nombres que pudieran representar esa esperanzadora etapa que entusiasmaba y hacía latir corazones, algunos ya apesadumbrados  por fracasos anteriores, pero que se avivaban, tomaban un nuevo aliento.

Luego de la dolorosa herida que nos dejo todo lo relacionado con el golpe de estado Chile y la muerte de Salvador Allende, ya cicatrizada la herida, el viento empezaba a flotar a nuestro favor, nuevos liderazgos se formaban muy esperanzadores y promisores.

Fue la época en  que surgieron liderazgos vibrantes, que arrastraban gente, se avivaban esperanzas de un América Latina, integrada, a la vanguardia, de cara a nuevos retos y una postura única frente a los grandes poderes tradicionales, que habían aprovechado debilidades y divisiones para imponer sistemas políticos que favorecieran sólo sus intereses.

 Lula, Chávez, Mujica, Lugo, Bachelet, Evo Morales, Rafael  Correa y Néstor y Cristina Kirchner, sin lugar a dudas, representaban esos sentimientos, tenían ascendencia sobre sus pueblos y de ellos emanaba autoridad para acometer este desafío que significaba una América Latina caraca a cara con los poderes tradicionales, defendiendo nuestros intereses y reivindicando un nuevo papel en la historia de las relaciones internacionales, distinta al trato que sistemáticamente se nos había dado. Esa era, sin lugar a dudas una esperanza.

Pero la política, las relaciones de poder, las ambiciones y las debilidades, las presiones y muchas veces la miopía hacia el futuro, pueden torcer los rumbos. También, surten sus efectos, la improvisación, la falta de una verdadera unidad de propósitos y muchas veces hasta la deslealtad y la vileza.

No deja de entrar en juego en estos cambios e imprevistos de la conducta política, los intereses personales  y la debilidad frente a las presiones y amenazas. Así de complejo es el mundo político. Por eso y así lo observamos en cualquier retrospectiva al respecto.  Como algunos llegan hasta el final, mantienen a toda costa sus posiciones y otros se quedan en el camino.

En la etapa esperanzadora a la que me refiero y  entre lo nombres susodichos, la figura de Lula da Silva, a la sazón, presidente del Brasil, repuntaba, incluso sobre la imagen de Chávez, que había logrado despertar entusiasmo sin precedentes en Venezuela  y alcanzado la presidencia de la nueva República Bolivariana de Venezuela.

Lula, además de presidente de un país con poder económico y presencia internacional, estaba muy ligado al movimiento de los trabajadores en el continente. De hecho en Brasil  se fundó el llamado Foro de Sao Paulo.

El Foro de São Paulo o Foro de San Pablo (en algunos países del Cono Sur) es un foro de partidos y grupos políticos de izquierda de América,desde reformistas centroizquierdistas hasta colectividades políticas de izquierda revolucionaria, fundado por el Partido de los Trabajadores de Brasil en São Paulo en 1990”.

Ese espacio de discusión fue un Faro, para la izquierda y el progresismo, fundado e impulsado por el Partido de los Trabajadores del Brasil, con liderazgo indiscutible de Lula da Silva.

Por eso despertaba esperanzas y por eso Lula, entre el izquierdismo y el progresismo repuntaba como el líder que podría portar el nuevo estandarte de la independencia  y de las nuevas relaciones que toda nuestra región, el gran sur, podía sostener frente a otras naciones de gran poder en el mundo. Así era visto, percibido por todos los sectores de izquierdas e independientes progresistas. Esta idea se concretaba en un pensamiento, reiterado por Chávez: Nuestro Norte es el Sur.

Del escenario complejo que es la política, por razones diversas desaparecen Chávez, Kinner, Rafael Correa, Lugo etc. y el panorama cambia drásticamente. De la noche a la mañana, se enfrían las relaciones, comienzan los desencuentros,  se enmarañan las relaciones políticas  y hasta personales y todo cambia.

Por supuesto, y esto sería digno de un análisis más profundo, surte efecto sobre esa nueva realidad el Trabajo Imperial, socavando las bases políticas de la integración.  Ese trabajo del imperio que no se duerme en los laureles logra cambiar el cuadro político en la región, busca liderazgos, de derecha, dictadores  y a punta de billete acomoda sus fichas, para de nuevo influir desde los poderes regionales contra las posibilidades de unir al sur, como era la idea que se estaba tratando de impulsar y consolidar.

Todo el panorama cambia, pero no solo el panorama sino la conducta de los políticos también. 

Lula da Silva, quien en forma entusiasta participaba en todas las iniciativas a la par de Chávez y los otros mencionados, también cambia. En su país es presionado por la ultra derecha, es incluso encarcelado, durante toda esa dura situación contó con el apoyo de la Revolución Bolivariana. Logra de nuevo la presidencia, pero ya era otro.

De la noche a la mañana cambió, no sólo con relación al gobierno venezolano que fue siempre solidario con los ataques que allí recibía, sino, que no tiene la misma ascendencia política en su propio país y lo demuestran los recientes comicios electorales donde el partido que lideriza recibió una contundente derrota.

De la noche a la mañana cambio, ahora, presionado en su propio país, por la ultra derecha, se distancia de Venezuela, y del gobierno que siempre se solidarizó con él, utilizando como excusa, el proceso electoral que aquí se realizó.

Pero no todo se quedó allí, sino, que su Canciller, y aquí tiene que estar también la mano de Lula, porque nadie puede pensar que un Canciller va a mantener un posición en un Foro Internacional, sin haberla consultado con el Presidente, vetó a Venezuela, para que no ingrese a los Brics, el nuevo bloque anti hegemónico que con grandes esfuerzos se estás forjando.

Ningún otro país, tuvo esa osadía, de vetar a Venezuela, incluso, los impulsores fundamentales de la iniciativa Rusia,   China, e India, veían con agrado la asociación de Venezuela. Lo hizo Brasil, el país que aparentaba hasta ahora nexos sólidos con Venezuela y que recibió toda la solidaridad de la República Bolivariana de Venezuela.

Hasta dónde puede llegar este desencuentro y que interés tendrá Lula para tomar esta determinación, son interrogantes que podrán responderse a futuro, de acuerdo al desarrollo de los acontecimientos. ¿Otra pregunta que resalta a la vista: Las vías diplomáticas y las relaciones políticas podrían superar este impase, rectificando los que haya que rectificar?

Por lo pronto pienso, que este resquebrajamiento es un duro golpe a la creación de  un sólo frente de los países del Sur frente a la hegemonía imperial y es una gran oportunidad que no desaprovechara la y ultra derecha y él imperio, para volver a tomar posiciones  de donde había sido desalojados. “Divide y reinaras”



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Jesús Sotillo Bolívar

Docente en la UCV

 jesussotillo45@gmail.com

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