No podemos cansarnos de repetir el tema de la conciencia revolucionaria y el fortalecimiento de la misma. En estos tiempos de revolución Bolivariana además de una irresponsabilidad sería un delito no romper con viejos paradigmas. Es momento de establecer una nueva metodología en la interpretación de los modelos sociales, de los procesos humanos mismos, sin ningún tipo de cortapisas, sin prejuicio alguno, en fin, con una interpretación realmente revolucionaria del momento histórico que estamos viviendo.
Nadie puede negar el sello que la ha impreso Chávez a este proceso, desde el mismo momento que comenzó a fortalecer su conciencia revolucionaria, Hugo Chávez, asumió su responsabilidad con la historia. Por la forma de actuar del comandante, por su gran amplitud a todo el aporte de la humanidad, sea forma de ver el proceso le da la suficiente autoridad moral y política para colocar el vector que guíe este proceso socialista.
El imperialismo tiene fuertes razones para estar preocupado, el ensayo venezolano se puede convertir en el enterrador ideal para la hegemonía capitalista y aún cuando el comandante no quiere etiquetar y colocarle clichés llenos de “ismos” al proceso venezolano, cada día cumple la misión de un revolucionario verdadero que es luchar contra todos los dogmas. Creo que Chávez interpreta el Marxismo o mejor dicho la teoría de Marx. Que no es otra cosa que una teoría revolucionaria para la acción revolucionaria. Así la catalogó el propio Carlos Enrique Marx Presburg. Después de la aseveración de ayer con respecto a que el proceso venezolano, en donde Chávez se niega a que se catalogue el proceso venezolano como Marxista-Leninista, serán muchos los camaradas que hoy amanecieron con un sabor amargo en la boca y no es para menos. Años y años creyendo y luchando por la revolución marxista-leninista y de un sopetón Hugo Chávez pone el dedo en la llaga. “el PSUV no será marxista-leninista”. Esto debió caer como un balde de agua fría en muchos camaradas. Sin embargo, es importante que el tema de la desmitificación del marxismo lo haya planteado el propio Chávez, de otra forma iba a ser casi imposible que se entendiera el derrumbe de la tesis soviética o mejor dicho que sugería un seguimiento ciego a los dogmas. Así como a nombre del Cristianismo y de Cristo se justificaron cualquier cantidad de atropellos contra la humanidad, igualmente a nombre del marxismo se cometieron cualquier cantidad de atrocidades. En realidad ni los que cometieron atrocidades en nombre de cristo eran verdaderamente cristianos ni los que cometieron atrocidades en nombre de Marx eran realmente revolucionarios. Los procesos humanos y las luchas de los pueblos no pueden colocarse en blanco y negro, consta de matices, tienen altibajos, etc. Por tal razón no es correcto pensar que Chávez deja de ser revolucionario cuando asume que algunos planteamientos Marxistas-Leninistas están descontextualizados por el avance inexorable del tiempo, los cambios permanentes de todo. “Nunca se toma la misma agua de un río en el mismo sitio del río”. Esto lo decía el padre de la dialéctica Hegel. Base importante para la teoría de Marx, éste hablo de la dialéctica y que todos los procesos tenían dentro de si una “tesis antítesis y ello producía una síntesis”. Las contradicciones propias de todos los procesos generan los cambios pero siempre habrá contradicción dentro del desarrollo de todos los procesos. Imagínense a Marx analizando los discursos de Chávez, la forma de su accionar revolucionario, seguramente le daría la más alta calificación como el mejor intérprete de su teoría revolucionaria.
El título del artículo es bastante sugestivo y es que en realidad un verdadero revolucionario es aquel que interpreta y analiza con ojo crítico cualquier planteamiento en función del bienestar común y en función de la construcción de una sociedad más justa. Científicamente se le conoce como socialismo, entendido éste como un sistema social que erradica las profundas diferencias sociales que crea el sistema capitalista, no obstante, a Carlos Marx quizá no le dio tiempo de estudiar e interpretar lo planteado por la Biblia por ejemplo, solo la analizó en el contexto de haber sido utilizada ésta como instrumento de dominación por la iglesia y en efecto es así, hoy en día aún vemos a la iglesia al lado de las clases dominantes, salvo excepciones: pero hoy quien puede negar el aporte del cristianismo al desarrollo de la humanidad.
El capitalismo como ideología dominante siempre colocó las iniciativas libertarias de los pueblos a su servicio, colocó los avances científicos en función de su hegemonía. La revolución industrial, la informática. la cibernética, la medicina y todo el conocimiento humano lo puso a su servicio como clase dominante, se apoderó de los estados y lo colocó al servicio de sus intereses, pero al margen de esto quien puede negar que todos estos descubrimientos colocados en función del desarrollo y crecimiento humano no representan una alternativa para salir de la pobreza, ahora este conocimiento humano en manos de un sistema capitalista solo se utilizaría para explotar a la humanidad.
Solo hagamos un inventario del colosal caudal del conocimiento humano y coloquémoslo al servicio de la humanidad en la lucha contra la pobreza, las enfermedades, la desnutrición, etc. Estamos seguros que en poco tiempo se podrían hacer grandes cosas y se lograría un mundo mejor. Por esta razón quien se sienta revolucionario y quien pretenda pertenecer a un partido revolucionario, en principio debe desarrollar una praxis revolucionaria y para ello se tiene que tener la amplitud necesaria para que tal como nos enseñó nuestro maestro en estas lides políticas Huma Rosario Tavera, mi paisano Trujillano, que desde allá, desde su pequeña trinchera nos enseñó que el marxismo había que interpretarlo como lo que verdaderamente es “Una teoría revolucionaria para la acción revolucionaria” y también nos enseñó que “Todo lo humano es nuestro” y que en una pequeña sala del viejo ateneo de Trujillo se podía observar al Viejo Marx, al Che Guevara y al Cristo con su consigna “la verdad nos hará libres”.
Chávez, con la autoridad revolucionaria que le otorga su permanente acción revolucionaria ha colocado un tema muy interesante en la mesa; actuar con la doctrina de Marx sin ser Marxista porque en realidad Marx no le cayó a coba a nadie cuando señaló “Yo solo se que no soy Marxista”.
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