El Che Guevara manifestaba que los verdaderos revolucionarios son aquellos luchan y mueren por la revolución, porque la llevan en el corazón. Son los que se indignan ante cualquier injusticia sea de carácter mundial, nacional o local, al contrario de muchos que la llevan en la boca y solo la utilizan para vivir de ella.
El pueblo en su inteligencia innata perfila una tremenda contradicción , cuando observa a ciertos personajes políticos del Estado Lara, que se desgarran las vestiduras en alabar el actual proceso de cambios y catalogan todas las acciones como revolucionarias, exaltan sobremanera los logros de las políticas nacionales, repiten como idiotas todas las expresiones alegóricas, viven en el este de esta ciudad de Barquisimeto, pero presionan para que los incluyan en los batallones socialistas del norte donde tienen sus niditos de amor, nada dicen de las políticas locales, de su propia responsabilidad, de la corrupción, de las victimas de los atropellos policiales, de la ineficiencia de las administraciones educativas, de salud, del latifundio. No opinan sobre situaciones concretas, como por ejemplo FUNDAESCOLAR, FUNDEIN, Caso de la escuela “Bolivia Tovar”, no tienen propuesta sobre inseguridad personal, sobre vialidad, en fin no tienen nada sobre la política local. Son simplemente allegados circunstanciales del momento oportuno.
Estos personajes de la política menuda, se apoyan en los tecnócratas (léase algunos: abogados, contadores, administradores, ingenieros con doctorados y múltiples cargos y otros) toda una pléyades de mentalidades capitalistas de la administración publica que no entienden nada sobre la construcción del socialismo, de la reforma constitucional, pero que siempre introducen elementos del rendimiento económicistas en sus interpretaciones y acciones burocráticas. Confunden la lucha anti-burocrática con políticas de flexibilización laboral, propias del capitalismo neoliberal. Estos se apoyan en los otros y ambos empujan la contrarrevolución.
Mientras que los luchadores sociales (verdaderos revolucionarios) se las ven difíciles, peleando con los poderosos recursos de las tendencias derechistas en los barrios del norte, conformando batallones socialistas y además tratando de mantener el apoyo y la esperanza del pueblo en su líder el presidente, quien por cierto recientemente los manda a bajarse de esas “hummers”.