El 11 de marzo, la columna “Un grano de maíz”, de Diario VEA, realizó un ataque contra el ministro del Poder Popular para Planificación y Desarrollo, Haiman El Troudi, que dice más del autor del ataque, que del objeto de sus señalamientos. Comienza quejándose de tener que enfrentarse “con las entrañas del monstruo (¿?)”, aunque no especifica a qué monstruo se refiere, si es el Estado venezolano, lo cual sería paradójico, siendo Hugo Chávez el Jefe de dicho Estado, o si alude a la administración pública, es decir, a la burocracia gubernamental, cuestiones ambas que merecerían un buen análisis, puesto que han sido herencias recibidas por la Revolución Bolivariana y no su creación. En cualquier caso, el pensamiento revolucionario ha producido documentos críticos del Estado, como superestructura política de la sociedad capitalista, y de la burocracia, en cuanto estamento administrador de los intereses de las clases dominantes. Pero, no. El autor lanza el calificativo y menciona al ministro El Troudi, para establecer una asociación perversa, puesto que se trata de un ministro del gobierno bolivariano, designado para el cargo por el presidente Chávez.
Seguidamente, cita dos fragmentos de unas declaraciones del ministro, relativas a la actuación de la banca privada y su aprovechamiento de las condiciones excepcionales de crecimiento que ha generado la política económica gubernamental. Habría dicho El Troudi específicamente, que la banca se embolsilló el cuarenta por ciento del crecimiento de la economía, durante los últimos cuatro años. Esto le parece al articulista una “confesión gravísima”, por lo que se permite acusarlo de teórico “del proyecto pequeño burgués”, que impulsa el socialcapitalismo.
Otra paradoja, esta de considerar la acusación a la banca como una prueba de que el ministro está promoviendo una “alianza estratégica entre capitalismo y socialismo”. Buena manera de promover una alianza, acusando al posible aliado de ladrón. Pero, Aponte no parece darse cuenta de la contradicción. Debe estar bajo la influencia de alguna motivación visceral, para hacer acusaciones tan inconsistentes. Quizá al final de este análisis descubramos de qué entrañas nacen estos argumentos.
Las recomendaciones de política económica que da Aponte, luego de desglosar las declaraciones de El Troudi, nos permiten felicitarnos de que él no sea el ministro de Planificación y Desarrollo. Asegura que el gobierno revolucionario no debería sorprenderse de que “la banca privada esté chupando sumas inmensas de la renta petrolera, de que la riqueza social alimente a los enemigos nacionales y transnacionales del socialismo”. Pero, El Troudi no se está sorprendiendo, lo está declarando públicamente y eso da pie para que Aponte lo tilde de “teórico del proyecto pequeño burgués”. Debemos suponer que Aponte está diciendo que la banca privada se está beneficiando de la renta petrolera y de la riqueza social, pero no por eso lo vamos a tachar de contrarrevolucionario o pequeño burgués. ¿O será que eso se debe mantener en secreto? ¿O sólo suena revolucionario en boca de Aponte y no de El Troudi? Si formulara alternativas a esa situación, que mejorasen las que propone el ministro, al menos pensaríamos que está dando una discusión productiva, pero no es así, se limita a endilgar calificativos, cuya intención no debe ser completamente sana.
Le dice “bobo”, porque llama a la banca a “unir voluntades, a que piensen en las mayorías nacionales”. Seguramente, Aponte considera que se les debe declarar la guerra de inmediato y, también seguramente, debe pensar que están dadas las condiciones para ganar esa guerra. ¿No se les debe hacer primero una invitación a cooperar, antes de tomar medidas oficiales para modificar la situación y moderar las ganancias de la banca? ¿Qué clase de estratega es Aponte?
El Universal del 12 de marzo del presente, trae unas declaraciones del vocero de Empresarios por Venezuela, una organización gremial empresarial aliada del gobierno bolivariano. Emprevén planteó recientemente un acuerdo marco de cooperación con Cavidea y reiteró la importancia de "sensibilizar a las transnacionales y a las grandes empresas sobre la importancia de este sector en pro de la soberanía alimentaria del país", dijo Alejandro Uzcátegui, su presidente. Ya veremos a la pluma cortante de Aponte desatarse contra Uzcátegui, por la bobería de pensar que las transnacionales tengan sensibilidad o se preocupen por la soberanía alimentaria del país.
Y lo hará con la agudeza que reflejan las siguientes frases que usó para atacar a El Troudi: Es una ridícula fórmula pequeño burguesa, “pedir a la banca capitalista… que se convierta en un falansterio de hermanitas de la caridad”. Hasta donde recuerdo, las monjitas viven en conventos y los falansterios son ensayos socialistas utópicos promovidos por un precursor europeo del socialismo, pero no nos desviemos por esta pequeña falla del teórico revolucionario del socialismo investido de autoridad inapelable, Aponte. Pasemos a ver las propuestas que le opone a la “bobería” y la “incoherencia”, pues después de tanta diatriba y calificativos, uno ya está entusiasmado por recibir la iluminación de su honda sabiduría revolucionaria.
“Es necesario que la Revolución tome medidas urgentes, redefinir el rumbo.” “Debemos rectificar, y rectificar ya…” “…el Socialismo solo se puede hacer con medidas socialistas…” ¡Coño! ¡Qué brillantez! Hace recordar a Marx, cuando se refería a aquellos teóricos envanecidos, que esperaban con la boca abierta, a que les cayeran del cielo las palomas asadas del conocimiento. ¿Qué ha recomendado, que supere las “boberías” o qué ha dicho diferente, en cuanto a la conducta de la banca? Evidentemente, este ataque, que lo hace sentir tan triste, debe tener algún origen perverso y la tristeza debe provenir de una autoevaluación, por el lamentable papel que está cumpliendo, es decir, por autoconmiseración.
Finalicemos con algunas observaciones de fondo, para no quedarnos en el mismo plano que el articulista de “El grano de maíz”. ¿Cuál es el pecado de reconocer que todavía nos encontramos bajo la influencia y penetrados por las estructuras económicas capitalistas? ¿Es preferible hacernos los locos y simular que estamos navegando a toda vela en el socialismo? Eso sería contradictorio incluso con el propio marxismo. Decía Marx en dos párrafos de su “Crítica del Programa de Gotha”, donde se extiende en el análisis de la transición del capitalismo al socialismo: “De lo que aquí se trata no es de una sociedad comunista que se ha desarrollado sobre su propia base, sino, al contrario, de una que acaba de salir precisamente de la sociedad capitalista y que, por tanto, presenta todavía en todos sus aspectos, en el económico, en el moral y en el intelectual, el sello de la vieja sociedad de cuya entraña procede.” Es decir, que el viejo y magnífico pensador revolucionario sabía que la revolución se haría sobre los residuos y las sobrevivencias del capitalismo, no sobre un papel en blanco listo para recibir las nuevas estructuras prístinas del socialismo. Algo elemental, que reitera en otro lugar, más adelante del mismo texto: “Pero estos defectos son inevitables en la primera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionado.” Claro, vamos a atravesar un largo período de convivencia entre dos sistemas, uno que no termina de morir y otro que no termina de nacer, como repite insistentemente Chávez, citando a Mariátegui o a Gramsci. Caramba, Aponte, más atención al Aló Presidente.
Pero no terminemos sin reconocerle un aporte a Aponte. Dice al final de su diatriba anti-El Troudi: “Conciencia del deber social, afincada en la propiedad social de los medios de producción y del sistema financiero.” No se atrevió a decirlo con todas las letras: Nacionalización o expropiación de la banca. Seguramente porque sabe, allá en el fondo de su tristeza por el ataque al ministro, que no están dadas las condiciones “objetivas y subjetivas” para tal tipo de medidas. Pero, este sería un buen tema para iniciar una discusión sería y despojada de pasiones viscerales.
Quién sabe si Aponte podrá participar en una discusión así, pues tristemente remata su artículo con una profesión personalista: “¡El Socialismo es la vía, Chávez es Socialismo!”. ¿Qué busca Aponte en ese escudarse detrás de Chávez? Sabemos el papel que juega el comandante de la revolución bolivariana en este proceso venezolano, pero de ahí a que él sea el socialismo hay un trecho, que sólo puede salvarse con el análisis marxista de la realidad económica nacional y con la formulación de políticas revolucionarias, que se asienten sobre el pleno respaldo del Poder Popular organizado, cuestión a la que está decididamente entregado el gobierno bolivariano y, dentro de él, Haiman El Troudi, no de ahora, sino a todo lo largo de su trayectoria de luchador social.
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