Desde hacía tres días venía recibiendo mensajes de texto con nombres de “camaradas” por los que debíamos votar. Como aquí, hay todo un espantoso revoltijo con lo del candidato a gobernador, he tratado de mantenerme un poco aislado de estos berenjenales.
En Mérida, se ha venido hablando de candidatos a gobernador, es natural, pero me molesta que no sea algo que se debata en público sino que se echan a correr rumores, para que luego se diga que hay un fulano con mucho carisma que está surgiendo del mero centro de las bases. Al fulano en cuestión nunca se le ve luchando por el proceso, nadie está en lo cierto de que sea realmente socialista; nunca se le vio en la ardua y larga lucha a favor de la Reforma Constitucional. Para prepararle el pesebre al susodicho, no se sabe por qué arte de magia, lo hacen aparecer como puntero en unas supuestas encuestas locales. No podemos seguir cometiendo la pendejada de andar postulando a otros Wilmer Azuajes. Y esto lo digo, porque en la campaña a favor de la Reforma, nosotros los de la Universidad Socialista (UNIVER-SO) estuvimos a la vanguardia de las conferencias y cursos que se dictaron en la región y nunca oímos nombrar al fulano. Siempre tras bambalinas, tras bastidores, esperando que llegue una voz de ultratumba que repentinamente lo designe, lo lance.
Reiteramos que en las batallas socialistas e ideológicas, en eso de ir levantando la conciencia revolucionaria, jamás hemos visto trabajar ni colaborar al señor Gobernador Florencio Porras ni mucho menos al alcalde Carlos León, de Mérida. Yo no sé por qué pertenecen al PSUV. A mí no me queda la menor duda de que toda esa gente de la Gobernación y de la Alcadía del Municipio Libertador, sabotearon de la forma más horrible la Reforma Constitucional. Y hay que ver, carajo, cómo nos partimos los lomos en UNIVER-SO, sin jamás haber contado con la ayuda ni presencia de nadie de ese sector. Eso sí, debo reconocer que Tarek El Aissami en toda esta lucha sí se ha portado como un verdadero revolucionario; fue quien más nos dio apoyo para estos trabajos llevados a cabo para recorrer a muchas comunidades del Estado; este equipo está conformado por: Betty Osorio, Jutta Smitch, María Teresa Vielma, Juan Carlos Villegas, Franz Lee, Fabiola Durán, Gilberto Perdomo, José Antonio Velásquez Montaño, Eduardo Molina, Alberto Serra Valls, entre muchos otros.
Metido en tantos frentes y ajetreos en los que uno nunca vio a mucha de esa gente que el sábado pasado se agolpó en los batallones. Pues bien, acudo por la tarde a votar, y cuando estoy llegando me pasan un papelito con el nombre de los candidatos que “nosotros” debemos elegir. Había en la lista una persona que nunca en mi vida había oído nombrar, pero me aseguraron que era una “irreductible luchadora que no debía quedar por fuera”. La orden se esparció, y de los propuestos uno solo era de nuestro Batallón, lo que me pareció que este sistema de elección era absurdo. Luego se presentó el Contralor del Estado, que todo el mundo sabe que su socialismo lo disimula extremadamente bien: Frank Castillo Salazar. El rechazo que siento por estos pimentones es inmenso. Llegó el personaje a promoverse en nuestro Batallón. Este señor llegó a formar parte de la directiva del diario “Pico Bolívar” junto con Luis Velásquez Alvaray, y tiene una tremenda influencia en este medio, hasta el punto que es vox populi, que cuanta información trata de dar a conocer el INCE- Mérida, este periódico tiene la orden de que no se publique. Pueden buscarse las pruebas revisando ejemplares de este propio diario, cuando Luis Velásquez era diputado a la AN. Hoy el tal “Pico Bolívar” es un ogro y baluarte del escualidismo.
El tal Frank Castillo con harta cara y peor descaro, fue repartiendo fotografías suyas a todo color por los Batallones; tenía gente que lo incluía en otros cuadres, estaba en el ajo de mil acuerdos para que lo promocionaran a lo largo y ancho de todo el Estado. Este mismo señor, que andaba recorriendo Batallones, cuando en el suyo propio propusieron el nombre del delegado Alfonso Rodríguez, saltó y le dijo a los allí reunidos que Alfonso no podía ser postulado porque ya estaba automáticamente elegido. Hay mucha ignorancia en estos asuntos y los bandidos que sí saben cómo se bate la manteca de los guisos partidistas, se aprovechan de la buena fe de nuestros camaradas. Una señora, María Helena Giusti, entonces llama a Alfonso para cerciorarse si realmente él no puede ser postulado, cuando éste asombrado le contesta que tal cosa es falsa. María Helena toma la palabra y se dirige a la asamblea expresando que el tal Frank Castillo ha mentido horriblemente. Pero he aquí, lo insólito: se produce la elección, y allí, donde este hombre ha mentido tan bellacamente resultó el más votado.
Otro que batió la manteca de los cuadres y negocios electorales en Mérida, fue el alcalde más ultra-anti-socialista jamás conocido en Venezuela Carlos León. Este señor que es un gran adulador del rector Lester Rodríguez y de la Iglesia, y que en cuanto lo nombraron Alcalde metió a una buena camada de efebos de Primero Justicia para que le asesoran, creó la más especiosa red de votantes inscritos y no inscritos en el PSUV, para que le postularan en todas las regiones del Estado. Practicó con muchos posibles candidatos ese acuerdo de: “méteme en tu lista por allá, que yo te incluyo en la mía por aquí”. Pelotones de policías viales fueron llevados a ciertos Batallones para que votaran por él. Hace poco la Alcaldía que dirige fue allanada por espantosos guisos que se hacían en la recolección de impuestos (y sobrepasan el millardo), y pues bien, él se ha lavado las manos, y está tratando de coger aire fresco “revolucionario” para salir indemne de este caso ya comprobado. El reino de las frivolidades más espantosas se ha adueñado de la Ferias del Ron con este grandísimo farsante, que tiene allí todo un cortejo de furibundos anti-socialistas que sólo viven pensando en saraos, elecciones de reinas y la infame fiesta brava.
Conciencia, coño. Hace falta valentía y conciencia, porque si no, nunca vamos a tener fuerza dentro de nuestra organización.
Lo peor de este sistema fue que castraron y excluyeron a todos los verdaderos luchadores locales, que fueron desconocidos y apartados de esta especiosa aplanadora que se puso en funcionamiento y que indudablemente requería de mucho engrase de plata, de mucho poder mediático (escuálido) y una brutal maquinaria al estilo de los cogollos adeco-copeyanos.
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