Lo más importante para diferenciar la participación es la necesaria insistencia a un tipo de participación distinta, no el de la democracia representativa cuyos gobiernos, partidos políticos y gremios supuestamente representaron un pueblo que solamente participaba en elecciones esporádicas para designar a estos representantes, los cuales a través de las maquinarias políticas eran en realidad impuestos. Tampoco nos referimos a la participación cuantitativa, a la de un número importante de personas que en un instante ejerciendo un voto o levantando la mano en apoyo a una decisión, legitiman y legalizan procesos trascendentales. Nos referimos acá a la participación cualitativa, a la participación conciente, la participación comprometida, la que es producto del debate y la reflexión permanente, de los argumentos y no de las simples emociones momentáneas, en la mayoría de los casos producto de la manipulación que ejercen ciertos lideres pero fundamentalmente a través del uso de los novedosos e impactantes medios de información- o deformación y mal llamados medios de comunicación- donde sólo unos comunican y las mayorías son receptores pasivos.
La participación es entre los que forman parte de algo, llámese institución o proceso, existen quienes forman parte porque están directamente involucrados y porque tienen todos los derechos , otros participan medianamente por tener sólo en parte algunos derechos y otros simplemente no participan por no tener ningún derecho. La participación es siempre vinculante a un estado de poder, entendiendo al poder como cualquier relación humano donde se toman decisiones, unos intentan convencer a otros de tomar un tipo de decisión. Esta poder será autoritario cuando unos no consultan, ignoran o marginan al resto o será democrática si las decisiones son el producto de la participación activa y decisión de las mayorías involucradas. Pero siempre se parte de la realidad humana que se trata de un proceso de reconocimientos entre unos y otros, que no todos son idénticos, ni tienen idénticas condiciones. Una verdadera participación democrática debe garantizar la justicia, que las condiciones de participación y decisión sean lo mas equilibradas posibles, sin pretender la homogenización, que al final encubre la violación del derecho de las minorías, de la diversidad cultura y de pensamiento.
La justicia es un valor
fundamental de la democracias socialista, que se enfrenta a la justicia
capitalista porque esta en el fondo lo que hace es legitimar y legalizar
los estados de injusticia que existen en todas las sociedades burguesas,
haciendo ver como normal la propiedad exclusiva de un sector minoritario
sobre las mayorías, normaliza la desigualdad de los derechos
humanos: En una democracia socialista la justicia pasa previamente por
la distribución de los bienes económicos y de los derechos políticos
y culturales.
La verdadera participación democrática es una participación entre iguales. Participación es formar parte en igualdad de condiciones. No hay participación democrática, por mas que se disfraces de festines electorales, si existe desigualdad económica, si existe desigualad cultural y educativa que no permita a una parte de la población expresarse en las mismas condiciones que el resto. Por eso es sólo en el socialismo donde puede garantizarse la verdadera democracia participativa, el resto es manipulación electoral, es legitimar a la dictadura política y económica del capitalismo que cada 4 o 5 años en cuestión de segundos se pone el ropaje democrático y elige a sus gobiernos. Esto no niega el valor del proceso electoral, pero este debe ser visto como un medio, un instrumento para la toma de decisiones, pero él en si mismo no es el fin de ninguna democracia ni mucho menos del socialismo. Estamos convencidos de que sin elecciones no hay democracia, pero su existencia no es garantía de un proceso democrático, es un requisito necesario más no suficiente.
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