Pensar es un acto connatural al ser humano, es decir, al “ser social” tanto como individualidad como en su interaccionar en sociedad. Expliquemos. El “ser humano” piensa, es lo que lo hace diferente a los animales llamados irracionales. Como “ser humano” forma parte de la sociedad como “ser social”; pero como “ser social” piensa como individualidad (no individualismo), al mismo tiempo, como parte de un “conjunto social” junto con otros “seres sociales”. Es decir, el “ser humano”, quiéralo o rechácelo, permanentemente, piensa. Al pensar, necesaria e inconscientemente, lo realiza en referencia a dos factores: su cultura, educación y experiencias; y, según el lugar social en el cual esté, más o menos, involucrado, es decir, los paradigmas sociales que “muevan” a ese grupo social en referencia.
En ese orden, al pensar como individualidad y/o como ser social, evidente que la ideología está presente en su pensar y en la expresión, oral y/o escrita, que haya obtenido bien por el estudio, bien por los condicionamientos externos que influyan en su pensar que le forman un criterio específico y, así mismo, por la praxis que cada individuo realice en su cotidianidad; por tanto, todo individuo reaccionará según sus propios condicionamientos; ello no implica que no deban ser considerados sus argumentos para, como “seres sociales” que somos, podamos interactuar en las diferencias con cada persona y poder alcanzar, si ello fuera posible, encuentros que permitan el desarrollo personal y colectivo más aun cuando los objetivos sean sociales sobre las bases de propuestas “ideológicas” y políticas.
En toda sociedad política siempre se presentan diferentes formas, preferencias y argumentos sobre los cuáles y los cómo se debe estructurar, regir y gobernar la sociedad. Esas expresiones se sustentan en ideologías, es decir, propuestas tanto de carácter moral-ético como con propuestas económicas con la finalidad, se supone, de alcanzar el “bien social”. Esas propuestas político-ideológica-económicas suponen que se deberían adaptar a una propuesta de “Poder” y “Gobierno” que los sectores socio-políticos, partidos y organizaciones estructuradas políticamente, propongan e impongan, democráticamente, a la sociedad estudiada.
Visto lo anterior, se percibe una relación dialéctica entre el individuo, los grupos-clases sociales, los entes políticos representativos de “grupos sociales”, según sus ideologías, y los grupos de Gobierno y Poder. Es inevitable. Lógica de vida. Ello no implica que no haya “confrontación” entre las partes pero siempre es necesario alcanzar, con el dialogo, acuerdos que sustente aquel “bien social” arriba en mención.
Toda sociedad moderna se decanta, generalmente, por dos opciones ideológico-políticas sin que ello signifique, se rechace, descarte y/o se ignore la existencia de opciones ideológico-políticas diferentes a las que son, supuestamente, mayoría entre una sociedad especifica. Por ejemplo, durante la 4ta República, guste o disguste, las dos opciones políticas fueron Acción Democrática y el partido Copei; ello no niega la existencia de, por ejemplo, el partido comunista –PCV-. Es verdad que durante la preeminencia de la Tercera Internacional, el trotskismo venezolano tuvo una fuerte ascendencia entre sectores sociales específicos de la sociedad venezolana; así como, los principios de la Encíclica “Rerum Novarum” influyeron, particularmente, pre-Guerra Civil española en las tesis ideológicas que propusieron los lideres social-cristianos del partido Copei. Las relaciones económicas y sociales de la época plus la fuerte incidencia del desarrollo de la industria petrolera fueron, perfectamente, leídas por el influido partido socialdemócrata criollo que les permitió proponer una forma de Gobierno centralizado junto con una ideología socialdemócrata transformada en propuestas básicas sociales de ideas de bienestar social para una sociedad en tránsito de lo rural a lo urbano cercano a convertirse en “lumpen-proletariat”. Este proyecto político funcionó para Venezuela hasta que entraron en crisis las relaciones sociales y las estructuras de Gobierno y de Poder que se transformó en el quiebre del “bien social” propuesto, implementado, ejecutado desde la Revolución de Octubre hasta el 04 de febrero, punto de inflexión socio-político de la sociedad venezolana en todo su estructura. La etapa desde el 04 de febrero hasta diciembre del 1998 se la podría catalogar de “crisis, caos y anarquía endógena” de la sociedad venezolana.
El triunfo de Chávez Frías en 1998 ¿significó nuevas relaciones ideológicas diferentes a las propuestas de la socialdemocracia y del socialcristianismo? ¿Fue una propuesta de “vuelta a la dignidad” perdida de la sociedad venezolana? ¿Fueron ideas remozadas y/o diferentes a aquellas impuestas desde la Revolución de Octubre? ¿Se desarrolló un dialogo previo al triunfo de Chávez Frías (1998) entre los entes políticos vigentes y predominantes de la política venezolana (léase: AD y Copei) frente a las nuevas realidades sociales que se presentaban, cotidianamente, de desacuerdo, desidia, protesta, malestar y manifestaciones al establishment criollo? Podemos decir, con conocimiento, que era un “diálogo de sordos”; es decir, había acuerdo al dialogo pero no te metas con mi “poder”. ¿Fue por ello que fracasaron, perdieron el Gobierno, primeramente, y el Poder, posteriormente?
Lo factico fue que sucedió lo verdaderamente inesperado, triunfo un pueblo que no había sido ni escuchado ni oído ni se le prestaba la atención obligada que requiere toda democracia así sea, representativa. Es verdad que con Chávez Frías, el pueblo, casi todas las clases sociales, sintieron y el líder se los hizo sentir, que llegaron al Poder y al Gobierno. Pero no eran ni las ideas propuestas durante y a partir de la Revolución de Octubre, ni tampoco aquellas ideas que se sustentaban en lo seudo-tradicional político de la Historia de la República del “caudillismo trasnochado”. Era algo diferente que había estado presente en el “inconsciente colectivo” criollo producto de ese “espíritu nacional” que se desarrolló con la presencia del español, el accionar, política e ideológicamente, con Miranda, Bolívar; con las actitudes del “ser social” de Los Llanos venezolanos; las rebeldías de los “negros alzaos”, por nombrar. El líder representaba esa comunión entre la sociedad y sus aspiraciones socio-económicas e ideológicas nacionalistas que se caracterizaban por ser independientes frente a lo extraño, la usurpación y el despojo; al mismo tiempo, expresaba ese carácter autóctono-criollo de la invitación al “cafecito” abriéndole las puertas de las casas a propios y extraños para dialogar de lo “humano y los divino” y siempre de política.
El proceso revolucionario desde 1998 hasta l actualidad ha pasado y sufrido diferentes momentos históricos que se han transformado en “etapas de la Revolución”. Desde 1998 hasta los dos “hechos históricos” del Golpe de Abril y el Sabotaje Petrolero, podríamos considerarlo como la “etapa inicial” de la Revolución, pacífica, democrática y participativa (sería necesario explicar esta idea pero es tema de otro análisis). La segunda etapa podríamos calificarla como la implementación y profundización de la Constitución (cuerpo legal de la Revolución); mientras que la actual etapa, la podríamos calificar como la “Revolución Industrial”. Durante las tres etapas referidas, las contradicciones entre las derechas y la Revolución han estado, lógicamente, presentes; pero dentro de la composición social de la Revolución se han desarrollado contradicciones lógicas y necesarias.
El llamado a la “confrontación de ideas” no solo se refiere a las necesarias discusiones entre las propuestas de las derechas frente a las de la Revolución sino también a las existentes en el propio seno de la Revolución. Pero ¿Cuáles ideas confrontadas para el desarrollo de la Revolución son las que deberían tener más importancia entre los revolucionarios? ¿Aquellas ideas que confrontan a las derechas políticas con los sectores revolucionarios y/o aquellas que realizan una crítica sobre los momentos ideológicos de la Revolución y/o ambos “conjuntos de ideas” en aquello que se denomina “dialéctica”?
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