América toda camina en revolución permanente hacia la democracia participativa

El título del presente pensamiento sería suficiente para la “toma de decisión” y de “definición” de todas las sociedades de la América desde Alaska (estrecho de Bering) hasta el sur de la Patagonia (estrecho de Magallanes) a favor y en apoyo de la aspiración a una mejor Democracia, es decir, de la “Democracia Participativa”. No sería necesario expresar las diferencias entre Democracia representativa y Democracia Participativa, como tampoco sería necesario destacar que la Democracia Participativa es el estadio superior a la Democracia representativa. Por tanto, las sociedades, en su conjunto, es decir, en su estructura de clases, deberían adscribirse a la Democracia Participativa; ahora ¿Por qué las derechas se oponen a que las sociedades alcancen lo que es un “Derecho Natural” en lo que representa la Democracia Participativa? ¿Es la Democracia Participativa una expresión social y/o socialista? ¿Es un Estado socialista contrario a las expresiones naturales que están impresas en el carácter de la Democracia Participativa; es decir, que las sociedades se expresen en sus sentires, independientemente que signifique que dichas expresiones sean motivo de contradicciones a lo interno de las sociedades, en otras palabras, que lo que exprese y aspire un sector concreto de una sociedad especifica entre en confrontación con otro sector de esa misma sociedad? En caso de que esas expresiones de contradicción entre diferentes sectores de una sociedad específica se manifiesten, deberían tener, esas contradicciones, un sustento real en un cuerpo de pensamiento (filosofía); por tanto, cada sector de la sociedad (clase social) sustenta sus pensamientos, acciones y expresiones en un determinado cuerpo de pensamiento (ideas) que tiene que ser, evidentemente, diferente a los pensamientos, acciones y expresiones del cuerpo social (clase social) con el cual ha entrado en contradicción.

¿Qué tratamos de expresar? Si la Democracia Participativa beneficia a la sociedad en su conjunto ¿Por qué de las contradicciones que se han desarrollado en Honduras porque el Presidente Zelaya buscaba preguntarle a la sociedad, en todo su conjunto, si consideraban que debían opinar sobre los asuntos sociales que afectarían su vida cotidiana por decisiones político-económicas del Gobierno democráticamente elegido? ¿Por qué la Iglesia en la figura del Señor Cardenal y Presidente de la Conferencia Episcopal contraviniendo los fundamentos teológicos de la Doctrina Católica, se opone a que las creaturas de Dios se expresen en sus Derechos Naturales en opinar sobre sus propios decires? Podemos entender que el sector empresarial hondureño se “enfurezca” con el Presidente Zelaya y se oponga a su propuesta a la Cuarta Urna porque, en lo fundamental, al “empoderar” a toda la sociedad hondureña, las aspiraciones sociales sustentadas en los Derechos Humanos afectarían, en última instancia, “su plusvalía”, es decir, les tocaría, a los empresarios su bolsillo, afectando sus ganancias adquiridas con las calidades de los sueldos y salarios, condiciones laborales, y seguridad social “escuálida” que otorgan a los sectores laborales hondureños.

Nos repetimos ¿Por qué se rechaza la Democracia Participativa hasta llegar a dar un “Golpe de Estado” a una Democracia representativa? ¿Los fundamentos teórico-prácticos de la Democracia Participativa ponen en crisis a la Democracia representativa y/o la hacen, obligándola, a desarrollarse en positivo en función de las necesidades reales de toda la sociedad hondureña sin exclusión alguna del “ser social”? ¿Cuál sería la relación entre la Democracia Participativa y el desarrollo de los derechos económicos de toda la sociedad en función de alcanzar un mejor vivir en su cotidianidad? ¿Esos cambios necesarios e implícitos, los cambios económicos, que desarrolla la praxis de la Democracia Participativa entra en profunda contradicción con el propio sistema capitalista y/o promueve la profundización (desarrollo) del sistema capitalista en sus variables de las relaciones sociales de producción y las propias fuerzas productivas sin que ello implique que dicha contradicción conlleven a la crisis del sistema capitalista y su finiquito y el cambio hacia una sociedad mas justa, equitativa y mucho más democrática? Pero ¿no es verdad que el sistema capitalista sustenta sus tesis fundamentales en una filosofía que entra en contradicción con los fundamentales Derechos Naturales según la normativa divina impresa por el propio Creador en su creación y expresado en forma diáfana por su persona en el Hijo y en los teólogos Pablo, Juan, Agustín, Tomás y el propio Juan Pablo quien, basado en el ejemplo de la Madre Teresa, expresó en Encíclica, los Derechos Humanos más fundamentales?

Es necesaria la pregunta ¿Qué significa, en su esencia, paradigmas y el desarrollo de la Democracia Participativa en su relación con el sistema capitalista en sus estadios actuales de reingeniería después de la crisis financiera con extensiones a las crisis sociales y laborales?

Las actuales expresiones políticas en nuestro continente americano bien por decisiones populares, bien por inevitables presiones populares, bien porque la Historia camina hacia la amplitud de los Derechos Humanos de sociedades en permanente efervescencia social desde sus antaña gestas libertadoras, camina y busca caminar hacia el rescate de las dignidades, de las expresiones de sus inconscientes históricos, de consolidar sus responsabilidades históricas, de respetar y hacerse respetar por experiencias históricas ofensivas producto de los significados del desarrollo del capitalismo del siglo XIX de uno de los Estados miembros del continente americano con diseños político-económicos mas cerca de las tesis protestantes que de las tesis católicas si se aplicaran en su significativo contenido doctrinal cristológico. Pero los diseños teórico-ideológicos de las derechas internacionales en respuesta a las filosofías marxistas, original y reformadas, produjo un asertivo acercamiento entre protestantes y católicos que santificaron la “ganancia-plusvalía” como modelo “teológico” de las enseñanzas contenidas en la cristología.

Esa comandita “protestantes-católicos” tuvieron sus expresiones socio-políticas y económicas, como se ha dicho, desde Ronald Reagan hasta George W. Bush, hijo, en lo que se ha denominado como “neocapitalismo” y/o “capitalismo neoliberal”; en ese marco ¿Cómo se desarrollaron esas tesis neoliberales? En invasiones a países, control de los medios de información, privatizaciones, controles laborales, expansión del sistema financiero y nueva “división internacional del trabajo”. Ahora ¿Cuándo comenzó el debacle de las tesis neoliberales y cuándo comenzaron las expresiones de las sociedades, particularmente, en la América al sur del rio Bravo y, más particularmente, porqué de esos cambios profundos y fundamentales en el marco internacional? Un análisis sencillo marxista de las realidades en cuestión, casi inmediatamente, nos enseñarían los caminos para alcanzar la comprensión de esas realidades sociales, económicas y políticas con aderezos importantes de un cuerpo de ideas en lo referido a esas realidades neocapitalistas y cómo influyeron para el desarrollo solidario de las ideales populares.

Visto lo arriba expuesto, se podría llegar a una conclusión (quizás, podríamos decir: “la conclusión”) de la evidente “fuerte contradicción” entre dos posiciones filosóficas que se trasladan a expresiones públicas de voceros, de clase, de modelos expansivos de las reformas del capitalismo del siglo XXI, del cuerpo jurídico tanto a lo interno de las naciones como en el Derecho Internacional y así podríamos seguir señalando. Las “contradicciones”, per se, son convenientes porque una de las vías de alcanzar diálogos seria y son bajo los esquemas de la Democracia representativa y más profundamente en Democracia Participativa; pero las expresiones políticas que se han venido manifestando en toda la América (incluido los EEUU de América) desde que las sociedades asumieron sus nuevas responsabilidades socio-políticas, es decir, desde que se instaló la Revolución Bolivariana, producto de toda una experiencia histórica del siglo XX, la contraparte, es decir, la contrarrevolución, se reactivó buscando el desplazamiento de las nuevas experiencias políticas de Poder. Esa reactivación se ha venido manifestando en los sucesos en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Paraguay, incluso en Brasil junto a los triunfos de sociedades participativas en Nicaragua, El Salvador, países de El Caribe y, con fecha más reciente, la derrota de las derechas mejicanas y el triunfo del PRI.

Es por ello que el “Golpe de Estado” que ejecutaron las derechas hondureñas con evidente apoyo externo (ver: prensa venezolana) podría representar “un tanteo”, una prueba, un “esperar y ver”, las reacciones de las sociedades participativas, como bien lo señala José Vicente Rangel, en su columna “ElEspejo”, en “Ultimas Noticias” (06, julio, 2009, p. 16); en contraposición transcribimos la opinión de un representante político de las derechas criollas negadoras de la más rancia tradición de las tesis fundamentales de aquel partido político denominado, Acción Democrática, el señor Omar Barboza Gutiérrez, en la misma prensa, quien expresa que “…pareciera que los líderes de las actuales instituciones democráticas hondureñas han decidido pagar ese precio abrumador, al exponerse a sanciones de los organismos internacionales…” (Ídem, pág. 15)…el asunto “pica y se extiende”…

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Miguel Ángel del Pozo


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