Lo importante, es reconocer que estamos en una visión de país con un proyecto ajustado a la realidad política globalizada y cada venezolano debe exponer su punto de vista sobre el tema. La planificación del país debe proseguirse sin intransigencias y escuchar una sola voz en el tratamiento de la dirección de un nuevo país con un cambio geopolítico novedoso.
Hay que buscar con urgencia el consenso con los lideres locales y rechazar a los que traen un mensaje pesimista. Debemos comprometernos con el desarrollo del Estado y aislar como expulsar de las organizaciones políticas ya establecidas a quienes juegan a las dos cartas.
Venezuela, ante el mundo debe reflejar un pensamiento optimista y de unidad ideológica alrededor de un solo mensaje y líder. Todas las reflexiones deben ir hacia una realidad temática. Nuestro país debe tener como parte de su programa, la unidad nacional y, todo punto de discusión debe girar sobre la constitucionalidad, como, los funcionarios públicos tienen que coincidir con la matriz pública respaldada desde el Palacio de Gobierno, en Miraflores. Lo que se desea es homogenizar un solo proyecto de Estado y, la oposición debe acatar los principios voluntarios que el elector ha reflejado en las elecciones electorales hasta el presente.
Debemos prepararnos al nuevo orden mundial con un mensaje claro y Venezuela esta naciendo hacia una política de mercado, donde la tendencia es tener una clara propuesta económica a los países desarrollados, ante la caída hegemónica de los EE.UU. en los últimos 35 años en forma progresiva.