¿Qué hacer, para hacer algo que por lo menos sea un poco menos capitalismo?
Parece que ahí está el kit del asunto, se escribe mucho, se habla mucho, pero en la vida real se hace casi nada por desaprender de nuestra cultura social y económica la práctica capitalista, ya que todo se mueve en torno al capital, a la renta, a la ganancia, a la explotación de muchos por unos pocos; es como si el modo de producción capitalista fuese inmodificable; esto en razón a que se observa como en medio de un proceso que ha sido proclamado anti-imperialista, anti-capitalista y por lo tanto de tendencia Socialista, lo menos que se hace es algo que a simple vista podamos calificar de anti-capitalista, y eso es grave en razón a que seguimos trabajando en la idea de crear, formar o constituir un sistema Socialista:-“con las herramientas melladas del propio capitalismo”, como lo diría el Ché Guevara.
En verdad hoy, las familias venezolanas han mejorado notablemente, muchos hogares han logrado que en tan sólo 10 años de proceso revolucionario, muchos de sus integrantes han podido alcanzar mejores niveles en lo académico y por lo tanto en lo económico-social, tiene mejor hábitat y hasta uno y dos carros, disfrutan de atención médica gratuita en los hospitales y clínicas populares creadas por la Misión Barrio Adentro, y/o a través del IPAS-ME y Los Seguros que el propio Estado Venezolano brinda a muchos de sus funcionario y empleados, a lo largo y ancho del país; pero por otro lado se observa que muchas de esas familias que han mejorado notablemente su calidad de vida, se desenvuelven en la cotidianidad con conductas capitalista al no compartir con nadie, al extremo que cada vez quieren acceder o percibir mayor capital, ya sea a través de créditos o producto de explotación de otras familias a las que tienen sometidas y mal remuneradas por el trabajo que realizan. Es decir, hablan y se proclaman socialistas, pero actúan y viven como capitalistas, se han enfiebrado con la maximización de la ganancia, le han encontrado el gusto a la plusvalía que en condiciones muchas veces inhumanas producen seres, que solo conciben como peones.
Muchos de esos falsos Socialistas, tiene origen humilde, pero como se les subió el capital a la cabeza, les importa un bledo si en el barrio o caserío donde nacieron y se criaron siguen existiendo o empeorando los problemas de siempre, el sentimiento de amor que mueve a todo buen revolucionario, se les ha marchitado, es decir la solidaridad brilla por su ausencia en esos corazones que se parecen seguramente a una pasa amarga.
Muchos camaraditas que han logrado tener y contar con cosas de las que tan solo ayer carecía, han dejado de lado que en tiempos de la cuarta república luchaban por causas nobles, eran personas desprendidas y hoy que se han resuelto como dicen por allí, se han vuelto egoístas, al extremo que no son capaces de aportar ni una hora de su tiempos en trabajo voluntario o en tender la mano a un compañero o compañera; más sin embargo, para no perder su apariencia de persona revolucionaria, pagan o cancelan el días o unas horas a otros para que asista a equis jornada de trabajo voluntario. ¡Pura hipocresía!.
Hay otros tipos de supuestos socialistas, que “anduvieron por ahí bregando por la causa” e hicieron hasta sacrificios, allí siempre estaban en pie de lucha, colaboradores a carta cabal, sin embargo ahora como son funcionarios públicos, ya no tienen tiempo para dedicarle a la revolución.-“eso que lo hagan otros que yo ya llegue donde quería estar”- Algo así como la revolución de estómago; por eso se requiere con urgencia poner en práctica una jornada de toma de conciencia, que bien podríamos bautizar como un “Yo Sí Puedo Ideológico”.
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(*) Miembro del Buró Político del PSUV-Táchira.
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