Una revolución de 200 años que requiere de todos y todas ¡ahora!

La tesis propuesta e impulsada por el Comandante Chávez Frías referente al proceso político-militar y social que tuvo sus comienzos con el proceso revolucionario de la Independencia tiene sus sustentos, consideramos, en varias importantes variables a referir. En primer lugar, es una realidad histórica, además de su propia objetividad factual, cuando el proceso revolucionario que comenzó con Francisco de Miranda y continuó con Simón Bolívar conjuntamente con un importante grupo de dirigentes, algunos militares y otros civiles, buscó alcanzar lo que se denomina como Independencia; esta Independencia tiene dos variables que serían: la primera, la Independencia del territorio venezolano; y, la segunda, que el proceso independentista traspasó fronteras hacia otras regiones geográficas que se encontraban bajo la autoridad de la Corona española; es decir, que el proceso de Independencia que se desarrolló en Venezuela, no se concentró ni se acomodó, solamente, a derrotar los ejércitos coronados por los Borbones en territorio nacional sino que se propuso tesis políticas que se diferenciaban de las tesis políticas que se practicaban en las Europas desde los tiempos del Sacro Imperio Romano-Germánico que buscaba no solo la unidad de un espacio territorial de una Europa no conocida en aquellos tiempos históricos como Europa y que buscaba alcanzar el control no solo de espacios geográficos sino la obediencia de señores denominados “nobles”; esa realidad de imposición feudal-religiosa tuvo su ápice en la Revolución Francesa y su contradicción en las políticas expansionistas de Napoleón Bonaparte.

En ese orden de ideas, el proceso revolucionario independentista propuesto por los Libertadores jamás y nunca buscaron el control político de los espacios geográficos que fueron independizados, en contrario, expresaron la necesidad de la “unidad en la particularidad” como un todo, no solo geográfico, sino, también, político y, quizás, hasta militar. En esa realidad, se debe considerar que lo que hoy es Brasil se encontraba en realidades coloniales propias.

En aquel escenario histórico europeo del cual nos hemos referido en función de comprender las diferencias entre los procesos europeos y los nuestros suramericanos debemos considerar que el proceso histórico que se desarrolló en la hoy conocida como Europa desde el Sacro Imperio Romano-Germánico marcó las relaciones inter-pares durante y desde la Edad Media en un camino evolutivo hacia el proceso político-jurídico del “estado-nación”. Esa realidad histórica europea donde la estructura de la Iglesia Romana fue fundamental como sustento ideológico (por ejemplo, la Inquisición) para legitimar al poder político y viceversa fue moldeando ejercicios de gobiernos verticales que se vieron, violentamente, alterados por los conceptos ideológico-jurídicos de la Revolución Francesa cuando se propuso “destruir” esa verticalidad y transformarla en “la horizontalidad” de la participación de los grupos sociales desechados como “ser social” por aquellas clases tituladas por la supuesta “sangre azul”. Los beneficios de “la horizontalidad” se vieron truncados por diferentes razones de larga y comprobada realidades que tuvieron su sustento en el protagonismo, diferencias de propuestas políticas que se radicalizaron, una unidad-idea subliminal frente a un descuido lógico de lo cotidiano-social que creó un caos permanente que beneficiaría a las fuerzas opuestas a aquel proceso social revolucionario; en última instancia, la claridad ideológica y en los objetivos de las clases que estaban siendo desplazadas por la revolución francesa por la “anarquía y el caos” y la búsqueda de caminos rectos, cortos y violentos de los revolucionarios permitió a las burguesías y la nobleza apoyada por las noblezas europeas enfrentar como una “unidad político-militar” a la “anarquía y el caos” que concluyó en la guillotina.

En línea con el argumento arriba expuesto, cabría la pregunta referente al Gobierno del Presidente Allende de conocer cuáles fueron las contradicciones político-ideológicas que fueron socavando, paulatinamente, el apoyo necesario no solo al Presidente Allende y su Gobierno sino, también, a las políticas que, en democracia y paz, se trataban de impulsar a favor del Soberano. En ese orden, sería prudente conocer aquellas realidades para conocer las contradicciones que se viven en el seno del proceso revolucionario bolivariano.

En ese orden, es evidente, captando y conociendo las entrelíneas del discurso del líder de la Revolución, Comandante Chávez Frías, que hay un exceso de personalismo, un exceso de burocratismo sin conciencia ni de clase ni revolucionaria en el estadio actual de la Revolución Bolivariana y de las propias realidades evolutivas y necesarias del Gobierno presidido por el Presidente Chávez Frías y su Gabinete; esa objetiva realidad es lo que nos lleva a pensar en la profunda ignorancia de las teorías revolucionarias propuestas en los tiempos históricos, pasadas y presentes, y, con su necesario estudio, su objetiva praxis lo que significaría la necesaria perfectibilidad de las políticas revolucionarias propuestas y expuestas desde el Gobierno revolucionario con la necesaria participación del Soberano y sus líderes naturales.

Tratemos de comprender. Una de las más importantes contradicciones que se manifestaron en Chile fueron las profundas diferencias entre grupos político de izquierda que consideraban los tiempos del proceso de la Revolución chilena pacífica según sus propias teorías, según sus propios intereses y según sus propias praxis políticas en contradicción con los objetivos temporales que se desglosaban desde el Palacio de la Moneda. Cabe la pregunta ¿Qué es la unidad revolucionaria cuando se ejerce el poder político, pacífica y democráticamente, y cuántos sacrificios obligan a los liderazgos locales en ese proceso revolucionario?

El otro tema es el de la burocracia. La burocracia es un cuerpo humano sólido y alienado de difícil tratamiento. Las burocracias fundamentales serían: la china, la del Vaticano y la británica. Todas tres con una conciencia nacionalista, claridad de su necesidad como cuerpo gubernamental, su importancia y sus propias contradicciones internas. Hablamos de nuestra burocracia, pero ¿hemos realizado un serio y objetivo estudio para conocer sus características? ¿Cuáles han sido las alteraciones en el seno de la burocracia durante el ejercicio del Poder Revolucionario, legal y democrático, en estos 10 años? ¿Los revolucionarios que se han incorporado al seno de la burocracia estatal se han “aburguesado” por las mieles del Poder y los sueldos? ¿Han seguido estudiando y participan en y con los consejos comunales como voluntarios gubernamentales? ¿Cuál es la objetiva realidad de la burocracia revolucionaria?

El actual estadio de la Revolución Bolivariana, de la implementación de las políticas revolucionarias tanto las aprobadas por el Legislativo como por las decisiones ejecutivas que provienen de Miraflores ¿se discuten a nivel de la burocracia en cada uno de sus centros de trabajo, a nivel de los consejos comunales, por los gobernadores y alcaldes cuando participan en discusiones públicas en las plazas Bolívar de las ciudades y pueblos? La educación de la conciencia no se realiza, solamente, con la participación masiva en manifestaciones y expresiones populares publicas sino que el estudio y la discusión de temas concretos permitirá elevar el nivel de compromiso de aquella burocracia mencionada, su colaboración gracias a la información que pudieran trasmitir a los miembros de los consejos comunales y, por supuesto, la interacción entre la burocracia y los consejos comunales.

El tema del líder y los liderazgos es fundamental para precisar realidades actuales. Históricamente, los liderazgos de Vladimir Ilich Lenin, de Ho Chimin, de Mao Zedong fueron incontestables como incontestable son los liderazgos de Fidel y de Evo, por mención. El líder, además de su responsabilidad como principal dirigente, es el referente con su trabajo, su ejemplo, su mística, su sensibilidad social, su gerencia y su preparación intelectual para los liderazgos y para el Soberano. En esas realidades históricas, nos permitimos referirnos a un caso concreto del liderazgo de Deng Xiaoping. Este líder chino, sin la objetiva altura de Mao Zedong, por su experiencia como Comisario Político del Ejército Popular de Liberación, supo “colegiar” los liderazgos nacionales y locales alrededor del Partido Comunista Chino, es decir, supo consolidar el real significado de la función del partido como eje fundamental para la continuación de la Revolución china con sus propias características y realidades como populosa nación. En ese orden ¿fue comprendido el liderazgo de Salvador Allende por los liderazgos locales y/o estos liderazgos se consumieron en su cotidiano protagonismo?

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Miguel Ángel del Pozo


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