Venezuela tiene entre sus programas activos, un plan ambicioso para conseguir resultados visibles en corto tiempo y, lo más importante es que tiene un carácter histórico que impone un discurso político post- elecciones de diputados a la Asamblea Nacional. Es un trabajo que no resulta tan sencillo porque se exige motivaciones y muchos dirigentes tienen el pesimismo de la voluntad para trabajar por el llamado Socialismo del Siglo XXI. Hoy en las oficinas públicas, hay muchas carpetas apabullantes de diagnósticos, pero, existe insuficiencia patética de una respuesta diligente.
Debemos ir a un recambio democrático, donde la coalición con los factores políticos es necesaria, porque la gente espera una dirección partidista diligente, que, asuma, el contexto ideológico como un atenuante para lograr avanzar en una reforma sin traumas y, que no haga impacto en el sistema económico, ya que el pueblo y muchos trabajadores están a su suerte sin la ayuda del ejecutivo, porque se están conformando pequeñas agrupaciones burguesas que determinan una visión de derecha, más np socialista.
Debemos darlo todo por el país. Hay una democracia mediática del pasado que solo desea especular con el sentimiento humano y dejar a Venezuela a su manera y lo que pueda pensar su presidente, Hugo Chávez Frías. Muchos políticos no han entendido que este concepto implica un servicio y no una carrera personal.
Hay que forjarse por respetar los acuerdos y trabajar para recibir confianza. El trabajo político implica tener consejeros comunales en un ámbito territorial, pero, es necesario dictarles talleres para lograr los fines requeridos por la presidencia de la república. Solo la agilidad de las comunidades no ha permitido que la derecha mediática y los irresponsables determinen el derrumbe burocrático y fiscal en dichas localidades.
La economía se esta convirtiendo algo especulativa, porque, esta siendo manipulada por unos agoreros que desean enriquecerse fácilmente, dañando ideológicamente a todo un pueblo.
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