Por primera vez en nuestra vida, como tú también, rogamos que te equivoques en tu último pronóstico.

Fidel, Maestro, per sécula…

              Hace ya unos cuantos años, Buteflika, el líder argelino, señalaba que Fidel (Castro) viajaba al futuro, luego regresaba y nos lo contaba. Cuando nadie hablaba sobre la deuda externa, él explicó el perjuicio que la misma causaría, especialmente a los países del Tercer Mundo. Predicción que la realidad poco tiempo después confirmó como acertada. La contundencia argumental de Fidel ni sus más encarnizados enemigos niegan. No recordamos haber sabido, aunque fuera en una sola oportunidad, de alguien criticando un discurso de Fidel desmenuzándolo para demostrar el error en el cual pudiera haber incurrido.

              Con Fidel aprendimos a no mentir; ¡él nunca miente!, enfatizó Tomás Borge, el veterano y curtido dirigente fundador del FSLN. Hoy, cuando Fidel ya se ha retirado (?) de la actividad política práctica, para abatimiento de sus detractores, nos regala sus crudas reflexiones siempre plena de verdades. Nunca ha hablado o escrito para satisfacer a algo o a alguien. Suponemos que le tiene sin cuidado que lo que afirma, guste o disguste. Cuando ha opinado, simplemente ha dicho lo que creía de algo concreto, siempre concerniente a la preocupación humana. Su característica fundamental ha sido el ensamble perfecto de su palabra con su práctica. Hoy sabemos que nunca emitirá un concepto sin haberlo examinado minuciosamente hasta agotarlo.

              En la última que escribió, el 24de junio, vuelve a mostrar su inquietud ante los hechos que se están desarrollando en Asia. Ahí destaca la marcha de una flota estadounidense avanzando hacia el canal de Suez camino al golfo Pérsico. Uno de los navíos integrado es israelí lo que aumenta el peligro y la desazón, pues los dirigentes de los países bandera de las naves no se pueden catalogar precisamente como ponderados. Si se toma en cuenta que una embarcación iraní bajo el emblema de la Media Luna Roja con ayuda humanitaria avanza en dirección contraria con destino a Gaza, tenemos sobre la mesa los elementos necesarios para la tragedia.

              Irán tiene firmado con Siria un Tratado de Defensa Mutua por lo que cualquier evento agresivo contra el país persa debe considerarse también como agresión contra Siria. Pero, ¿es que esta última nación requiere de un Tratado con Irán para comprender que seguiría en la lista de los países a ser atacados por los criminales? Y respecto de Hizbolá ¿cuál sería su conducta de producirse esa malhadada conflagración? Obviamente que se agregaría a las fuerzas en pugna, lo mismo que Hamás y cuanto movimiento armado exista en la zona. Y no mencionamos a Norcorea cuya indignación contra EEUU y Corea del Sur, supera las himaláyicas alturas.

              Es en ese escenario que pensamos en Mubarak y Egipto. En Jordania y también en el reino saudita. ¿Qué creerán que sucederá con sus gobiernos si permanecen pasivos mientras los proverbiales agresores perpetran el crimen contra sus hermanos.

              Podríamos afirmar sin riesgo de error que toda el área que cubren los suelos de los países nombrados, estarían empolvorados para incendiarse al primer disparo.

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              El gobierno persa sin arredrarse ha contestado con reciedumbre cada amenaza que le han proferido. Su fuerza se la da la razón que le asiste para su pretensión de transformación energética. El más profano conoce que el Tratado de no Proliferación Nuclear permite su manipulación con fines no bélicos. Una cifra muy alta de países disponen de plantas para esa manufacturación. Ese Tratado firmado en la sexta década del siglo anterior por EEUU, Gran Bretaña y, la que era entonces la URSS, lo pauta con meridiana claridad. Así como también establece que todos aquellos que poseyeran armamento nuclear se desharían de él. Se prohíbe además en el Tratado, que aquellos que poseen ese letal armamento amenacen con él a las naciones que no lo tienen.

              Irán dispone de acuerdo a lo que ha mostrado, de armamento de altísima calidad y contundencia como para infligirle un enorme daño a quienes se atrevan a atacarle. Si los aviones que le atacaran volaran cielo saudita, las bases de EEUU en ese reino serían inmediatamente objeto de retaliación. La ley permite eso. Otra fuerte acometida a los agresores se las dará en Irak la resurgente resistencia armada, y las bases ahí asentadas recibirían en la contraofensiva iraní, una lluvia de misiles que exterminará una cifra de soldados que superará la cantidad de las que ya ha sufrido en las guerras que tiene en desarrollo. Lo mismo sucederá con Israel que conocerá (y sin duda que lo padecerá) en días, el daño y el dolor con el que ha enlutado en varias décadas a los palestinos. Pero hasta aquí no se superan nuestras presunciones.

              EEUU en Irak tiene hoy pocas bajas. En Afganistán cada día aumentan no solo las suyas, sino también las de sus serviles aliados, al punto que varios países no saben ya cómo hacer para salirse de esa suerte. Irak fue atacado porque sabían que no tenía cómo responder, y aun así en ese estado de indefensión, la reacción insurgente con su bravura les llenó de terror. En Afganistán lanzaron más bombas que las utilizadas en Vietnam. Recién hollaron ese suelo cuando pensaron que habían eliminado cualquier tipo de respuesta. Esta comenzó con espasmos hasta que pudo articularse. Hoy, gran parte de ese país está en manos de la resistencia que sigue creciendo día a día.

              Y ahora, vamos a nuestros miedos. Pensamos que será tan duro para EEUU y para Israel lo que recibirán si atacan Irán, que sin saber qué hacer para detener las bajas que les produzcan, recurran al arma nuclear. Pero para hacerlo estarían obligados a consultar a los vecinos que podrían ser afectados producto de esa locura. Requerirían de la aceptación de Rusia, China, India y Pakistán, que podrían recibir también las consecuencias de ese desvarío.

              Lo único que se nos ocurre, y lo diremos con todo el respeto y admiración que nos merece: Sí, Fidel, nosotros también, por primera vez en nuestra vida, como tú también rogamos que te equivoques en tu último pronóstico.

 roosbar@cantv.net


 

 


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Roosevelt Barboza


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