-Señor presidente, cumplo con informarle que éste su servidor, tal como lo solicité hace días, está a sus gratas órdenes para comenzar la sesión y además exijo a consideración, que el representante de Venezuela sea llevado al rincón de las penitencias a oír lo que tenga que oír que salga de mi boca, en correspondencia al atropello consumado por el gobierno de su país a nuestras espaldas, lo que ha originado que el presidente Uribe, tenga días sin dormir comiéndose las uñas de la rabieta que agarró sin descanso que lo tiene al borde de un colapso epitelial sin fin, antes de entregar la presidencia, razón por la cual hemos solicitado esta encerrona.
-Estimado embajador Hoyos, por favor tome la palabra y de una vez, sin apuros y con toda su calma, destape la cañería de la cloaca política de intrigas que tiene encerrada en su sistema oprobioso –de entrada o de salida- que recrea su porvenir y desborde la sala de este recinto con las aguas negras estancadas de horror por años en las relaciones de ambos países.
-Comienzo por hacer notar como los presentes lo pueden ver que, el embajador de Venezuela está muy risueño sin saber aún lo que lo espera o, es posible que los nervios del miedo que lo resguarda lo haya crispado de valor, aparentando lo que no se puede ocultar con la risa.
-Hago notar como encargado diplomático de mi país en este foro americano, que tengo licencia disponible y sin vencimiento de la Casa Blanca, para decir a viva voz y sin miramiento alguno, lo que a continuación mostraré y a la vez narraré lo que confirma con atenuantes peligrosos la situación en que se haya involucrada la nación hermana de acoger en su seno a más de 4 millones de colombianos que toman Polar y comen cochino asado y, para mayor tupé se bañan en las playas en traje de baño. Lo que yo tengo años que no hago.
-Reitero sin acoso alguno que creíamos que eran 150 los terroristas que habían brincado la frontera, pero no, esa cifra se queda corta, aunque sé que la situación en Colombia es difícil y delicada, pero no debieron irse, porque jamás le hemos dado mala vida y lo que más molesta y nos pone en apuros delante el mundo como malos agradecidos que quieren más al presidente Chávez que al presidente Uribe y, eso es duro de comprender y, además me dicen que hay muchos que ya hablan sin tapujos el dialecto margariteño y se desayunan con empanadas de cazón o con bizcochos caseros mojados con guarapo.
-Señor presidente, yo quiero y así lo propongo con todo el dolor de mi alma que, vayamos a Venezuela a tomar Polar y a bañarnos en las playas de Barlovento y, para mayor seguridad le doy las coordenadas de norte-sur-centro-occidental con cero grado menos cero.
-Señor presidente, yo sé que Venezuela es un país rico, pero no hay razón que boten y despilfarren el dinero y nos dejen a nosotros por fuera como si fuéramos guayaberas cubanas y eso no es razonable.
Señor presidente, como ha podido ver, hemos presentado un sin fin de pruebas que comprometen la independencia transcultural de responsabilidad que debe tener todo país y, en particular Venezuela con sus vecinos, razón por la cual nos vemos en la ingrata situación de proponer que se le decomise del subsuelo todo el petróleo que tienen y nos le redistribuya a Colombia, porque creemos que dios se equivocó y eso hay que subsanarlo a tiempo antes que el señor Chávez acabe con Uribe.
-Es todo señor Presidente. He dicho.
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