Inquieta sobremanera la cobertura noticiosa que la mass media
global realiza de los lamentables eventos acaecidos en Ecuador. Se
intenta presentar como detonante de la crisis una presunta
"reivindicación laboral" exigida por "honorables" servidores públicos
pertenecientes a la Policía Nacional, cuando la realidad presenta un
escenario radicalmente distinto. Un GOLPE DE ESTADO, urdido por los
tradicionales "poderes fácticos" que de continuo, ejercieron el poder en
el país andino, para llenar las alforjas de un reducido segmento
societal, enriquecido de manera espúrea, a la sombra del poder. Acudimos
hoy, a la escenificación "Sui géneris" de un Golpe de Estado, cuya
existencia es refrendada por los siguientes indicios:
jonathanjberriosm@gmail.com
1-) En plena discusión del
Veto Presidencial en el Congreso ecuatoriano, un sector de la Alianza
País (movimiento político de coalición partidista favorable al
Presidente Correa) sospechosamente cambió de filas, para apoyar el
rechazo que, los factores de oposición capitaneados por la democracia
cristiana y los remanentes acólitos de Lucio Gutiérrez, opusieron a la
propuesta presidencial de ampliar los beneficios remunerativos a la
generalidad de funcionarios policiales, en desmedro de los privilegios y
canonjías de unos pocos;
2-) La promoción de disturbios por agentes
policiales, tras la fachada de una presunta reivindicación salarial,
devenida en "protesta de calle" (y realizada con armas de fuego), cuando
se promueve desde la presidencia, la homologación de un incremento
salarial a todo el personal policial (sin ningún distingo) superior al
100%;
3-) La escalada de los hechos, a pesar de la
visita del Presidente Correa a la TOMA ILEGAL (por los sediciosos) del
Regimiento Policial de Quito, para conversar IN SITU sobre la situación,
con la consabida sobrevenencia de las brutales agresiones contra aquél,
acometidas por los insurrectos;
4-) El acompañamiento de la pretendida
manifestación gremial (de los policías) por la TOMA MILITAR de los
aeropuertos de Ecuador, ejecutada por una facción insubordinada de la
FUERZA AÉREA;
5-) El pronunciamiento de la embajada
norteamericana quien, a pesar de la evidente crisis ecuatoriana,
propiciada por la insurrección ARMADA (de policías y militares), se
permitió comunicar a sus conciudadanos, que lo ocurrido en el país
andino, era tan sólo la evidencia de una anodina manifestación
reivindicativa de honorables funcionarios policiales.
Y como última consideración, cabe invitar a la reflexión sobre el siguiente apartado:
Curiosamente,
cuando ante las amenazas y sospechas, que anunciaban desenlaces
similares al que hoy presenciamos, provocaron la propuesta presidencial
de convocar al pueblo a UNA ELECCIÓN GENERAL (muerte cruzada) para
refrendar, a través de los votos ciudadanos, la agenda legislativa y de
gobierno propuesta por el Presidente Correa, sobreviene este GOLPE DE
ESTADO... Ante lo cual, cabría preguntarse si tal desventura podría
perseguir EVITAR, que el voto ciudadano confirmase el previsible
respaldo popular al gobierno, que habría desactivado la BOMBA DE TIEMPO,
gestada en las trastiendas, por las oprobiosas oligarquías quiteña y
guayaquileña (con el inequívoco patrocinio norteamericano) para deponer
al GOBIERNO CONSTITUCIONAL ECUATORIANO.
Comentario aparte, cabría interrogarse sobre la
oportunidad y pertinencia de la presunta declaratoria de un Estado de
Excepción, que podría desembocar en una antigualla para el ejercicio
legítimo de RESISTENCIA DEMOCRÁTICA POPULAR de los ciudadanos
ecuatorianos ante la sedición apuntalada por los policías y militares
complotados... No se hace menester conocer en detalle las consecuencias
que un Estado de Excepción puede propiciar, para prever que la posible
restricción de las garantías correspondientes a los derechos de libre
circulación, concentración, manifestación y libre expresión del
pensamiento, podría ser utilizada por los propios insurrectos, para
acallar las manifestaciones del pueblo ecuatoriano. No olvidemos que
estamos ante una nueva variante de GOLPE DE ESTADO "INSTITUCIONAL",
ejecutada por quienes poseen materialmente "los artilugios" para ejercer
el MONOPOLIO "LEGÍTIMO" DE LA VIOLENCIA del Estado ecuatoriano y,
quienes a juzgar por los más recientes eventos, podrían concitar sobre
sí la justificada sospecha de todo el pueblo ecuatoriano.