1º La crisis del 2008, puso de manifiesto, que el modelo de desarrollo económico por elevación de necesidades de la sociedad de consumo de los países desarrollados había hecho techo y entrado en quiebra, pues no era posible crecer en base a una demanda solvente concentrada en las clases medias de los países desarrollados y que exigía ya, para mantener la tasa de ganancia de las inversiones por encima de la mejora de la productividad, que estas clases sociales debieran estar cambiando de coche cada pocos años y tener dos o tres casas por familia>. Tras la crisis del 2008, la demanda solvente de los países desarrollados ha entrado en recesión debido al agotamiento del modelo de crecimiento económico y que ha propiciado además una caída de los ingresos fiscales de los administraciones públicas, lo que ha obligado a los gobiernos de los países desarrollados a contraer deudas para hacer frente a los gastos del Estado. Los gobiernos de estos países vienen entendiendo que la adquisición de deuda es transitoria hasta en tanto la recuperación económica se produce, pero esta confianza ciega en el credo liberal de que el mercado de los países desarrollados se volverá a reactivar por si solo es una falacia que, no esconde sino el interés de una clase financiera que pretende sobrevivir aun a costa de alargar la crisis indefinidamente.
2. Al no existir crecimiento los bancos occidentales no pueden prestar para actividades productivas, y su objetivo ahora es hacer negocio con la deuda soberana. Los bancos prestan al Estado y especulan con los intereses de la deuda, y el Estado para pagar los intereses necesita subir los impuestos y recortar gastos sociales. Ello ha traído en el Reino Unido una revuelta salvaje. Pero el Estado poco puede hacer, pues a los primeros que tiene que pagar es a los bancos. El Estado como “Saturno devorando a sus hijos” poco a poco se va desmontando, pues se recorta la seguridad social, la jubilación, los gastos en infraestructuras etc, al final solo quedan los intereses de la oligarquía financiera y un enorme aparato policial, para los que siempre habrá dinero, para reprimir las revueltas y mantener el Orden.
3º Por otra parte, Europa es mayoritariamente vieja y dependiente del Estado. En el otro extremo sociológico se encuentran los marginados sin futuro, una generación de jóvenes todavía despolitizados por los grandes medios de comunicación, una generación minoritaria en una sociedad envejecida, presa electoralmente del conservadurismo, siendo el miedo de los viejos quien gobierna Europa. Por ello, en Europa no existen mecanismos democráticos de transformación política y social a menos que todos los inmigrantes votasen y se rebajase la edad de votación a los 16 años. El movimiento sufragista femenino en la primera mitad siglo XX consiguió extender el derecho de voto a las mujeres y con ello su participación en política, ahora otra lucha sufragista se hace necesaria en Europa, o sino a los excluidos solo les quedará el camino de la rebelión sin alternativa política.
4º Los gobiernos de los países desarrollados al endeudarse sin tener crecimiento económico del que pudieran obtener réditos fiscales para amortizarla, se ven obligados a recortar la demanda solvente de los consumidores y, con ello, estos Estados han perdido la capacidad de liderar el crecimiento económico mundial. La demanda solvente se concentra cada vez más en los países emergentes gracias a su crecimiento económico. El desarrollo de las fuerzas productivas mundiales en el futuro se articulará en base a la satisfacción de las necesidades básicas de los millones de personas de los países emergentes. La pregunta que traerá este nuevo desarrollo de las fuerzas productivas, es si los actores financieros también cambiaran. El préstamo a interés no es otra cosa que una parte de la ganancia de futuro que el empresario devuelve al financiero, por lo tanto serán los bancos Chinos o Sudamericanos por ser los prestamistas para actividades productivas orientadas al desarrollo mundial quienes verán reforzadas sus posiciones.
5º Asistimos a un momento de reubicación de los actores políticos y económicos mundiales. Las corrientes de fondo determinadas por los cambios económicos operan sobre las tradiciones políticas de las potencias. Occidente esta siendo la parte del mundo que menos entiende que se acabaron los tiempos de la política militar. La OTAN y los enormes gastos militares de EEUU así como las armas nucleares carecen de toda lógica geoestratégica en los nuevos tiempos. Occidente debiera dar pasos hacia la integración política y económica con los países emergentes, pero el peso geopolítico de su pasado imperial le impide caminar al paso de los tiempos y le impulsa a la hegemonía pretendiendo dirigir el desarrollo de los países emergentes como China y Latinoamérica poniendo trabas a su desarrollo autónomo. Rusia, no termina de reubicarse en los nuevos tiempos, su economía sigue anclada en la industria del armamento y las materias primas y, con una industria de bienes de consumo escasamente desarrollada, se encuentra limitada para una apertura a lo mercados mundiales. Esta situación le insta a enrocarse dentro de sus fronteras, y a persistir en una política de defensa en confrontación tácita con la OTAN. A diferencia, China y Latinoamérica son las áreas geopolíticas que mejor se prestan a liderar la integración económica sin ambiciones hegemónicas.
6º El mundo necesita la integración económica y política para inaugurar una nueva etapa de desarrollo de la fuerzas productivas que traigan el acceso a lo bienes básicos de consumo de la población mundial. El género humano debe ser puesto en el centro de las políticas mundiales relegando la cultura decimonónica de confrontación entre naciones para obtener beneficios de una nación sobre otra, poniendo fin a la quimera Occidental de constituirse en los salvadores del mundo. Ninguna nación puede imponer por la fuerza de las armas o de medidas forzadas la evolución política interna de un país. Solo los pueblos de cada nación en base a su experiencia histórica deben ser los protagonistas de los cambios históricos. Las vías pacificas son las deseadas, pero en los casos donde la violencia es causa de sufrimiento, solo la ONU debe ser quien ponderadamente debe tomar medidas.
Los tiempos están cambiando, el mundo necesita integración política y económica y quienes no sepan caminar al paso de los tiempos serán rebasados por éstos y relegados como actores preferentes de las transformaciones mundiales.
España
Agosto del 2011