Otra de las situaciones sui generis que ha captado nuestra atención ha sido la situación de Grecia. Esta realidad nos ha traído a la memoria un “hecho histórico criollo”: el “Caracazo”. Es verdad que los pueblos somos muy diferentes. En el marco de la honestidad, las medidas de réquiem que le están imponiendo a Grecia como país y a los griegos como pueblo, sin distingo de clases, es “un paquetazo” como creo que, en algún momento, le escuché definir dicha situación a Miguel Ángel Pérez Pirela en su programa de desmonte de las mentiras. Según las news democráticas, nos informan que, solamente, perderán sus empleos unos 30 mil funcionarios públicos además de otras decisiones, más o menos, del mismo tenor social. Es de todos conocido, al menos los que nos sentamos a disfrutar del programa Walter Martínez, como los griegos y las griegas han salido, al mejor estilo europeo, a protestar por la realidad en pleno desarrollo que significa, día a día, la imposición que el gobierno socialdemócrata griego, es decir, “adecos griegos”, le impone e impondrá a sus coterráneos para salvar a los bancos alemanes y franceses con el aprovechamiento de la oportunidad de los bancos ingleses.
Otra realidad es lo que se ha denominado como el 15-M, es decir, ese movimiento social y variopinto que ha surgido, en principio, en la capital del Reino, es decir, Madrid, contra el “paquetazo andaluz”. En ese caso, dos realidades se han conjugado. El primero lo que el Gobierno de la Corona ha llamado como la “crisis del ladrillo”; mientras que la segunda realidad sería la “crisis del gobierno del bienestar social”. En el primer caso, es decir, “el ladrillazo” era un tema que, de alguna manera, se veía venir de caída porque los niveles de ahorro en España, según análisis que los propios banqueros venezolanos realizaban, se encontraban en niveles cercanos al eje de las “x”; es decir, que como buenos capitalistas neoliberales, los españoles consumían más allá de sus propias capacidades, es decir, que la variable “consumo” era el ductor de la economía española lo que produjo un “mundo Disney” sin Disney; para decirlo en términos criollos: “ta barato, dame dos”.
Es obvio que su propio desarrollo tenía que tener sus propias consecuencias ibéricas que, en conjunción con la crisis del ladrillo yanqui, alcanzaron los caminos de la crisis del capitalismo neoliberal pero con consecuencias sociales muy diferentes en cada país porque en el “paraíso terrenal del Tea Party” quien pierde su casa que, por cierto, no es de ladrillo, se va a vivir a su automóvil sin propiedad sobre la tierra donde reposa el automóvil mientras que en la península Ibérica hasta ahora nadie ha informado hacia donde se van las familias que los bancos con ayuda de la Guardia Civil y las policías del régimen realizan desahucios con el agravante que los bancos ni pierden los apartamentos ni pierden el crédito que tienen que seguir pagando los endeudados o sino que le pregunten a los venezolanos que se encuentran en esas situaciones mientras que los órganos de la represión cumplen con su rol en el Estado burgués.
La segunda realidad arriba referida es, en principio, consecuencia del “ladrillazo”. El movimiento del 15-M, bien llamado: movimiento de los indignados ha tenido, en nuestro modesto análisis, dos consecuencias; la primera que “los políticos españoles” nunca se imaginaron que, de repente, la sociedad de la capital del Reino se expresara como lo hizo y como ha logrado que se reproduzca en todos los reinos del Reino. Nunca se imaginaron que tal movimiento permearía más allá del sector de jóvenes desempleados permitiendo la incorporación de personas de la tercera edad, sectores sociales comprometidos con el real bienestar social, sectores con conciencia política revolucionaria, y cualquier hijo de vecino así fuera de Serrano. La segunda consecuencia del movimiento de los indignados es que nos ha despertado a todos quienes con conciencia humanista y revolucionaria pululamos alrededor del mundo capitalista y en países en procesos de cambios profundos revolucionarios y socialistas. El 15-M ha calado en los propios tuétanos de los desatendidos por el capitalismo neoliberal reaganiano-thatchesteriano. Probable que aquellos quienes impulsaron el propio movimiento del 15-M jamás y nunca pensaron ir más allá de los Pirineos pero, por esas ironías de las redes sociales, las juventudes desahuciadas por el neoliberalismo postmodernista alrededor del mundo sintieron que había un lenguaje común que el propio capitalismo había desarrollado sin percatarse de las consecuencias que el mismo podría tener para su propia seguridad de permanencia como sistema socio-económico. Es evidente que hay una serie de paradigmas que deberíamos agregar en ese “cocido extremeño” de crisis global del capitalismo pero nuestro objetivo es el rescate de los derechos humanos de todas las sociedades cualesquiera que ellas sean porque estamos indignados.
Crucemos el Atlántico, lleguemos a esa exquisita ciudad, Nueva York; caminemos hacia Wall Street; sentémonos en las escalinatas de esa pequeña iglesia que, por su ubicación, podría representar la conciencia del capitalismo luterano, si es que el capitalismo tiene algún ápice de conciencia humanista; veamos a esa escultura que representa más lo ibérico que la fortaleza de “los billetes verdes”; almorcemos en ese self-service recomendado por buenos amigos sibaritas que, por su cercanía a la Bolsa de Wall Street, nos permite percibir las frialdades de los juppies; estamos en el corazón de la “Gran Estafa”; de repente, como de la nada, ese dormido sector de la contestataria sociedad estadounidense, ese sector que puso todos los huevos en la canasta de Barack Obama, ese sector que los GOP y Tea Party los acusan de ser socialistas, de ser comunistas, casi de “islámicos”, ah!!!...y Bloomberg “er alcalde” como el representante del buen 1%, decidieron decir que ¡ya basta! Somos seres humanos con todos nuestros derechos humanos en activo.
Cuando se lo comenté a mi amigo comparándolo con el movimiento contra la Guerra de Vietnam me hizo un señalamiento bien interesante y certero. Me dijo que hay una profunda diferencia entre ambos movimientos; las protestas contra la Guerra de Vietnam eran, además de otras razones de importancia, a favor de la paz y, entre líneas, por los derechos del pueblo vietnamita a decidir sus destinos; mientras que esta indignación yanqui es mucho más grave –poniéndole énfasis a sus palabras-. Es gravísimo para lo tradicional capitalista yanqui porque ha tocado el bolsillo de las clases medias estadounidenses que son el propio sustento del “america way of life” con el agravante que el propio movimiento no nació en los EEUU de América sino que es un “movimiento importado”. Mi amigo y sus vainas. ¿Cómo así? Definitivamente, me dijo, eres lento; si te hubiera agarrado el partido comunista, te hubiera educado el cerebelo. Bueno, bueno, suelta ya! Los comunitarios y los yanquis están protestando por sus derechos humanos y sociales. Respóndeme ¿cuáles son las misiones sociales que vienen desarrollando los gobiernos capitalistas neoliberales como las que ha impulsado el Comandante Chávez Frías y que están “en pleno desarrollo” en España, Grecia, Italia, Portugal, EEUU de América? ¿Por qué los indignados en España están pidiendo la presencia de “aquel que no se calló”? ¿Por qué los indignados de Wall Street piden por la salud del Comandante en plena manifestación como se vio en el programa de Walter? Y sabes cuál va a ser la “puntilla”, la presentación que realizará “el obrerista” Nicolás en Ginebra sobre los logros alcanzados gracias a las políticas sociales impulsadas por el Comandante gracias a las Misiones que para colmo de males y arrecheras de Washington, Aznar y Uribe se han podido realizar y profundizar con la ayuda de Cuba. Y dale con Cuba. Mi problema son los indignados…¿será que el Caballo también está indignado?
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