A lo largo de estos 13 años, desde aquel promisorio triunfo en las elecciones de Diciembre de 1998, en Venezuela se han sucedido, como nunca en su historia republicana, reiteradas contiendas electorales; cada una de ellas signada por un determinado propósito, en su mayoría de carácter coyuntural, salvo la de la reforma constitucional y la de la reelección del Presidente Chávez, que, a nuestro juicio, tuvieron una clara definición estratégica, y que, como sabemos, la primera la ganó la oposición, con un mínimo de diferencia, y en la segunda arrasó el líder bolivariano con una holgada mayoría; ahora, estamos frente a un nuevo combate político- electoral que, evidentemente, está revestido de categoría estratégica.
Las de Octubre próximo no son una elección más, ciertamente en esta oportunidad no sólo está en juego la presidencia de la República sino la orientación futura de la Revolución Bolivariana y, con ello, todos los avances sociales alcanzados por el pueblo venezolano durante esta segunda versión de la gesta libertaria. Estamos como nación encaminados en una etapa de transición de construcción socialista forjando una sociedad superior en el marco de la integración nuestraamericana, hacia el alumbramiento de la Patria Grande con miras a establecer un nuevo equilibrio universal. Perder las elecciones venideras significa poner en riesgo todo este esfuerzo colectivo y truncar las más hondas esperanzas de millones de compatriotas latinoamericanos y caribeños que cada día vislumbran con mayor precisión a la Revolución Bolivariana venezolana como la vanguardia de la revolución continental; truncamiento de las esperanzas populares, que sería visto y considerado por el imperialismo estadounidense y sus lacayos locales de toda laya como el máximo trofeo al que podrían aspirar en esta región del mundo y en las actuales circunstancias críticas que como sistema viene confrontando la formación económico-social capitalista mundial.
Crisis sistémica
Las venideras elecciones venezolanas están planteadas en el marco de una gran crisis del sistema capitalista mundial, crisis que para desaliento de los afectos de este sistema reviste una profundidad mucho más allá de lo meramente coyuntural donde se combinan diversos elementos estructurales, analizados ya por el sabio y prodigioso cerebro del viejo Marx, como la caída de la tasa media de ganancia, la consabida y desmedida sobreproducción de bienes acompañada del cada vez más relativo bajo consumo, la excesiva financierización o especulación financiera en pronunciado menoscabo del capital productivo industrial, la disminución de la plusvalía, el agotamiento progresivo de las fuentes de materias primas y el deterioro contumaz y cada vez más preocupante del ambiente; todo ello conducente al detrimento de las condiciones de vida de las grandes masas, al aumento creciente y acelerado de la pobreza y, lo que es más grave, a poner en peligro la existencia de la vida humana y del propio planeta Tierra.
Nunca antes el mundo había estado expuesto a tal disyuntiva, a pesar de las dos Guerras Mundiales en las que se vio envuelto durante el siglo pasado e incluso en el tenso pero equilibrado período de la llamada Guerra Fría en la que el imperialismo estadounidense tenía su contrapeso en la hoy extinta Unión Soviética.
La desaparición del Bloque Soviético conllevó a que se afirmara en el mundo la hegemonía estadounidense que ya venía perfilándose al término de la Segunda Guerra Mundial, y se impusiesen, en consecuencia, los valores del sistema de vida norteamericano, el afán de lucro desmedido, sus patrones de consumo y el modelo insolidario y belicista de concebir el mundo y las relaciones sociales.
Ese afán por la ganancia, que es el signo característico del sistema capitalista, engendró la presente crisis sistémica, que alcanzó tal profundidad que ha conllevado a que dicha crisis se expanda y se manifieste incluso en los países centrales del sistema, como es el caso de los países de la Unión Europea y en los propios Estados Unidos, cuyo déficit fiscal no tiene parangón en la larga historia del capitalismo mundial; que paradoja más alucinante, mientras las grandes empresas transnacionales, en la generalidad expresadas en capitales de origen estadounidense, acumulan y concentran inmensos volúmenes de capital; el Estado estadounidense se ha constituido en el mayor ente deudor de todos los tiempos, situación que lo obliga endeudarse cada vez más para poder cumplir parcialmente con sus obligaciones fiscales y presupuestarias. Situación insostenible que en algún momento ha de estallar., especialmente al interior de la propia sociedad estadounidense, preñada de las más acuciantes contradicciones, por un lado, una elite que vive en la mayor abundancia y más exquisito confort y, por otro lado, una angustiada clase media que cada día se achica y unos sectores empobrecidos que cada vez se aprestan a reclamar un espacio digno en la sociedad.
Esta crisis capitalista ya comienza a manifestarse de manera ostensible en las reacciones de los pueblos (los indignados) de los países europeos cuyas implicancias ya se sienten en las calles de las más diversas ciudades y en el movimiento de los ocupad, que ya movilizan a decenas de miles de personas, en más de un centenar de ciudades norteamericanas.
Mientras, en contraste, las economías llamadas emergentes de diferentes regiones del mundo dan muestras de vitalidad y crecimiento, como es el caso de Brasil, Argentina, Venezuela, India, Irán, los países del Sudeste Asiático, China, Rusia, Suráfrica; siendo necesario resaltar el caso Chino por el crecimiento sostenido de su economía por más de 30 años, estando ya colocada como la segunda economía mundial y en franca e inteligente disputa por el primer lugar, hecho que se prevé para las próximas décadas, con lo que se podría dar paso a una nueva etapa de reequilibrio mundial signada por la multipolaridad
Imperialismo golpeado pero no derrotado
La crisis del sistema, en la que está en juego la hegemonía estadounidense no debe conducir a las fuerzas alternativas que pugnan por una nueva relación social entre los seres humanos, a la ilusa creencia de que el imperialismo ya está derrotado o que su derrota o desmoronamiento es inminente, está golpeado pero no está derrotado; su capacidad bélica y destructiva no tiene equiparación en el mundo; y pensamos que ningún país, o bloque de países o correlación de fuerzas alternativas en el mundo debería plantearse siquiera igualar tal poderío bélico, con lo que se estaría propiciando una conflagración que conduciría inexorablemente a la extinción de la vida y a la destrucción del Planeta.
La alternatividad debe estar enfocada en la construcción de una sólida fuerza moral sustentada en ideas y valores que superpongan los intereses de la humanidad muy por encima de cualquiera otra valoración, que coloque al ser humano en toda su dimensión en contraposición a la lógica perversa del capital. Pero por supuesto que la concreción de tan altos objetivos estratégicos requiere aún de un largo y complejo camino de lucha y confrontación no exento de combates cruentos ni de costosas y lamentables bajas; ya lo señalaba la sabiduría de Mao “la revolución no es una cena de gala”.
Si, el imperialismo, manifestación concreta del sistema capitalista-mundo, está golpeado, básicamente, producto de sus propias contradicciones internas pero aún cuenta con una gran capacidad de reacción. Basta con observar con lo que ha venido sucediendo( invasión a Irak, Afganistán, Libia, asedio y acoso permanente a Siria, Irán) en el Medio Oriente y en el Norte de África en los últimos 10 años para avistar su capacidad reactiva; cuando el tinglado arquitectónico financiero( FMI, BM, ETC,) que montó a partir de la Segunda Guerra Mundial no le funciona con sus planes de ajuste y presión, apela a sus otros instrumentos coercitivos bien sea la OTAN, la ONU, la UE, o sus agencias internacionales de desestabilización y saboteo encubierto( CIA, USAID, NED, DEA, ETC,) o más directamente recurre a la invasión directa con sus fuerzas armadas y sus aliados de ocasión, además de contar con más de 730 Bases Militares, repartidas en todo el globo terráqueo; sólo en América Latina cuenta con más de 40.
Para justificar sus acciones invasivas, el imperialismo recurre a cualquier argumento que le permita levantarle un expediente al enemigo en cuestión, (desde poseedor de armas químicas o de destrucción masiva, terrorista, narcotraficante, trata de personas, etc,) para ello cuenta con un sofisticado y tecnológicamente avanzado aparataje mediático comunicacional que le permite sustentar ante la opinión pública mundial todo tipo de mentiras y tropelías. Y así mismo dispone de una superestructura jurídica que le es cautiva para llevar a juicio internacional a los líderes y gobiernos que osen confrontarlo. Estamos en presencia de una auténtica dictadura internacional que en nombre de los valores de la democracia violenta los más elementales derechos humanos, a los cuales pregona defender; cuando ya es más que ostensible que lo que realmente motiva tales acciones es la codicia de apropiarse de los recursos naturales de esos países o simplemente por razones estratégicas y geopolíticas.
Nuestraamérica autónoma y soberana
En el caso de América Latina y el Caribe hay toda una secuela de invasiones, injerencias y desestabilización, en un subcontinente al que históricamente los gobiernos estadounidenses han considerado como su patio trasero, y por tanto, condenado siempre a la sujeción y a la explotación más abyecta. En los últimos años esta situación ha comenzado a cambiar radicalmente ante la emergencia de la Revolución Bolivariana en Venezuela, la digna y soberana presencia de la Cuba irredenta de Fidel, Raúl y El Che, los gobiernos revolucionarios y progresistas de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y de Perú, Guyana. Surinam, y de la mayoría de los isleños caribeños; que ha dado paso a la conformación de la ALBA, Petrocaribe, UNASUR, la derrota del Tratado de Libre Comercio(TLC), tan caro para los intereses estadounidenses y la reciente configuración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Todas estas, iniciativas destinadas a afirmar la soberanía de nuestros países y a encausar la integración nuestraamericana como la salida estratégica que ha de permitirnos alcanzar el sitial que nos corresponde a los latinoamericanos y caribeños en el conjunto de países del mundo como garantes, además, de la paz, la hermandad y la solidaridad internacional.
La agenda imperialista se propone el cercenamiento del Proyecto Bolivariano
Evidentemente que para el imperialismo estadounidense este camino emprendido por la mayoría de los países de Nuestraamérica es sencillamente inadmisible, acostumbrados como estaban a someternos a sus impositivos y particulares intereses. Siendo que ha sido Venezuela, la Revolución Bolivariana liderada por el Comandante Chávez, la espita inspiradora e impulsadora de esta política liberadora a nivel continental, para el imperialismo, en consecuencia, es cuestión prioritaria emprender una acción cercenadora del Proyecto Bolivariano. Propósito e intención que ha estado presente en la agenda imperialista desde el primer momento, incluso desde antes que el Comandante Chávez arribara a Miraflores con el respaldo del voto popular.
Desde aquellos inicios hasta la fecha no han cejado en su empeño por tratar de tronchar la decisión del pueblo venezolano de ser libre y soberano, para ello han recurrido a la más diversa gama de iniciativas notorias y encubiertas, que van desde el más descarado saboteo, la desestabilización financiera, el psicoterror, el aislamiento internacional, el golpe de Estado, el paro empresarial, las guarimbas, el paramilitarismo, el señalamiento de la vinculación al narcotráfico, al terrorismo internacional, la trata de blancas, pasando por el intento de enjuiciamiento en tribunales internacionales y hasta por el intento de asesinato del líder de la Revolución Bolivariana. Pero, claro está, el imperialismo siempre abundante en recursos de toda naturaleza, hace acopio de las más variadas tácticas o niveles operativos orientadas al mismo propósito, derrotar al bolivarianismo.
Una campaña electoral con financiamiento y asesoramiento tecnopolítico
Especial atención han puesto los imperialistas y sus lacayos locales en el uso del aparato mediático que tienen a su disposición, con el que tergiversan la realidad, deforman los hechos y se prestan para cualquier campaña destinada a desprestigiar al país y a sus instituciones; sin duda los medios de la burguesía local e internacional han desatado una implacable y sostenida guerra comunicacional contra la nación venezolana enmarcada dentro de los propósitos desestabilizadores del imperialismo estadounidense. Y, así mismo, el imperialismo ha puesto todo su empeño en controlar y monitorear a la oposición política a través de un copioso y sostenido financiamiento y a través del asesoramiento tecnopolítico.
La presente campaña electoral de la oposición, en esta etapa de primarias para escoger al candidato o a la candidata que ha de competir con el candidato Chávez, está impregnada de un fuerte tufillo yanqui que habrá de acentuarse ya en la segunda etapa cuando hayan despejado quien va a representar, finalmente, los intereses imperiales en las elecciones presidenciales del próximo Octubre. Hasta ahora han encontrado un fuerte escollo y es que los/as precandidatos/as no logran entusiasmar ni a las propias bases opositoras, situación que se explica en la ausencia de mensaje cohesionador e impactante de los/as premajunches candidatos/as; evidencia elocuente de ello han sido las dos parodias de debates que antes que confrontación más bien parecieron una representación teatral muy mal ensayada. Allá en Washington deben estar muy bravos con estos aspirantes a competir electoralmente con Hugo Chávez.
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