Y luego
políticos, jueces y periodistas niegan que perduren, con un cambio
de fachada, las Cortes franquistas integradas por los herederos de aquellos
procuradores y su aparato.
Es imposible
más descaro, más cinismo y más vergüenza, aparte ser un desafuero,
una injusticia superlativa y un aviso a navegantes… Lo mismo les da
a esos magistrados del alto tribunal lo que piensen y digan en su mayoría
los ciudadanos españoles, y las reacciones de la opinión internacional:
la misma actitud de los tiranos. El hecho de que aquí unos magistrados
se solapen con otros en un órgano colegiado, es decir, formando parte
de un grupo, no significa otra cosa que es menos arriesgado tomar decisiones
que favorecen y robustecen a la plutocracia y a los políticos de la
ideología dominante, que asumir la responsabilidad un solo magistrado
o un solo sátrapa.
Ahora,
con la inhabilitación del juez y la declaración de ilegales las escuchas
telefónicas que permitieron descubrir en buena medida la trama Gürtel,
la caterva de corruptos del partido en el gobierno, imputados o en espera
de juicio, ya tienen vía libre para salir de prisión, condicional
o preventiva, en que se encontraban, o para que los tribunales sobresean
sus causas.
Y el
proceso al yerno del rey, un tal Urdangarín, lleva el mismo camino,
puesto que el Consejo del Poder Judicial ha intervenido en el asunto
por supuestas “filtraciones” del sumario. Y ello, pese a que por
razones obvias procesales los abogados y otras personas interesadas
en la causa tienen copia de las actuaciones del juez.
Antes
de este trago quienes, sin tener interés directo en la causa del juez,
ni tener una simpatía especial hacia el juez instructor juzgado y condenado,
ya presumíamos el fallo.
El mundo
entero acaba de asistir a un magno acto de prevaricación (“dictar
sentencia a sabiendas de que es injusta”) que puede verse como universal,
pues medio mundo clama contra ella.
Lo que
se podía haber ahorrado el tribunal es la escenificación de una pamema,
de una parodia de justicia. Para tratar así el asunto, encajaba mejor
un juicio sumarísimo similar a las causas instruidas por Franco a los
rojos. El caso es que en España ya tenemos oficialmente a la ultraderecha
también en la Justicia. Así se redondea su presencia en los tres poderes
del Estado. Y a esto, un ejército de cínicos le sigue llamando democracia
parlamentaria…
9 Febrero 2012
richart.jaime@gmail.com