El 2 de mayo de 1945 el glorioso Ejército Rojo de la Unión Soviética logró tras una ardua batalla, derrotar de forma aplastante a las fuerzas fascistas alemanas que durante años asolaron varias naciones y pusieron al mundo bajo la amenaza de sucumbir ante la barbarie.
Es importante destacar, que el nazismo alemán ascendió al poder en 1933; este movimiento, de extrema derecha, racista, chauvinista, anticomunista y conservador, encabezado por Adolfo Hitler y con un importante respaldo del capital trasnacional, estaba destinado a ser el perro de presa de la burguesía mundial para frenar al movimiento obrero alemán y destruir a la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS), que para ese entonces comenzaba a posicionarse como una importante potencia socialista en el mundo.
Como es bien sabido, el fascismo se convierte en la respuesta de la burguesía ante el movimiento obrero, cuando por las vías de la democracia burguesa se le hace imposible mantener su hegemonía; es la expresión más brutal, violenta, represiva y segregacionista con el que la clase dominante pretende imponerse.
La Europa de la primera mitad del siglo XX vio surgir escenarios en los cuales, en el marco de la lucha de clases, la burguesía logró derrotar parcialmente al movimiento obrero e imponer férreas dictaduras fascistas. Uno de estos fue la Italia de Mussolini, el otro Alemania, en la cual a pesar del auge del movimiento comunista, los nazis lograron hacerse con el poder, generando esto las consecuencias conocidas; el otro fue España, país en el cual la II República fue derrocada tras la derrota de las fuerzas revolucionarias y democráticas en la Guerra Civil (1936-1939), por una sublevación militar con apoyo del clero y la aristocracia dio origen a la tiranía de Francisco Franco, la cual se extendió hasta 1975.
No obstante, la burguesía de las potencias imperialistas tenía contradicciones entre sí, el expansionismo alemán generó conflictos con otras potencias de Europa Occidental y finalmente con los Estados Unidos, lo cual hizo que el conflicto bélico se planteara a escala mundial.
Desde un principio la Unión Soviética luchó con valor para defender su territorio y su pueblo de la agresión fascista alemana que tenía como objetivo destruir al primer estado obrero de la historia de la humanidad y aplastar al movimiento comunista.
Más de 20 millones de vidas ofrendó el pueblo soviético en una guerra muy dura; pero la moral revolucionaria, el patriotismo, el honor y la vocación de lucha de sus gentes, inspiradas en el legado de V.I Lenin y bajo la dirección de Stalin, el Partido Comunista y los mandos militares del Ejército Rojo, permitieron que hombres, mujeres, niños, obreros, campesinos, intelectuales y soldados, combatieran como uno solo en defensa de la patria soviética y para salvar a la humanidad de las garras del fascismo.
Muchas fueron las calamidades sufridas, pero también lo fueron los ejemplos de valor aportados en diferentes episodios de este conflicto; vale destacar la heroica resistencia de Leningrado, a pesar de la brutalidad del asedio alemán, jamás se doblegó ante el enemigo y la derrota nazi en esa ciudad marcó el principio de la contraofensiva soviética que culminaría en Berlín, en 1945.
Tras liberar Europa Oriental y acercarse a las fronteras de Alemania, el 16 de abril de 1945 comenzó el episodio decisivo que marcaría la victoria soviética en la Gran Guerra Patriótica, es decir, la Batalla de Berlín.
Las fuerzas soviéticas se lanzaron a la ofensiva, encontraron una obstinada resistencia por parte de los nazis, los cuales a pesar de estar debilitados, seguían siendo una fuerza potencialmente peligrosa, el combate fue calle a calle, con un escenario particularmente hostil para el Ejército Rojo, que finalmente logró, el 2 de mayo, la toma del Reichstag, la derrota total de Hitler y la victoria en este conflicto.
Este episodio histórico nos recuerda que gracias a la Unión Soviética, así como al valor demostrado por los partisanos antifascistas de varios países que lucharon bajo escenarios muy adversos, el nazismo alemán fue derrotado y la humanidad fue salvada de esta amenaza, que solo prometía el crimen, la tiranía y la barbarie.
El 2 de mayo de 1945, deberá ser recordado como el día en el que bajo el estandarte rojo con la hoz y el martillo, valientes hombres y mujeres, soldados de la patria soviética, propinaron una de las más contundentes derrotas a la expresión más brutal y totalitaria que presenta el capitalismo, es decir al fascismo.
Hoy, 67 años después, los pueblos del mundo deben recordar esta gesta heroica y entender que al igual que en aquellos días, el imperialismo, el fascismo y el capitalismo, siguen siendo sus más férreos enemigos y que solo con la acción conciente y decidida de la clase trabajadora de todos los países, así como con el debido esfuerzo y sacrificio, estos flagelos serán definitivamente derrotados, para tener un mundo mejor.
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