Pocas veces se ha dicho de los nexos entre el deporte y la política,
aunque a lo largo de la historia los personajes y los acontecimientos
deportivos se han manifestado, consciente o inconscientemente, a favor
de uno u otro bando ideológico de la humanidad.
Que un destacado atleta sea vinculado a una determinada doctrina
filosófica no es necesariamente negativo, de hecho, muchas veces ello ha
contribuido al bienestar del mundo. Un inolvidable ejemplo fue cuando
el velocista afroestadounidense Jesse Owens triunfó como el hombre más
rápido del mundo en las olimpiadas de Berlín bajo el régimen de la
Alemania nazi.
Allí, frente a los ojos de la élite que predicaba la superioridad de la
raza aria (inclusive el propio Adolph Hitler estaba sentado en primera
fila) el fenomenal Owens demostró la falsedad de la propaganda racista
exhibida por aquel repulsivo régimen, a muy corto tiempo de que
estallara la segunda guerra mundial.
Otros campeones olímpicos protagonizaron historias igualmente
impactantes como la del inolvidable Cassius Marcelus Clay, quien
conquistó medalla de oro (Roma 1960) para EEUU en la categoría del boxeo
de los semi pesados, y siendo muy joven aun (18 años) declaró ante la
prensa soviética que todo marchaba bien para los afroestadounidenses
dentro de su país.
Sin embargo, pocos años después este mismo hombre tiraría su medalla de
oro al río Mississippi, luego de que le prohibieran entrar a un
restaurante "sólo para blancos". Fue así que se dio inicio a la historia
más gloriosa de deportista alguno que haya existido en el siglo XX, ya
que este boxeador adoptó la religión del islam (propia de sus ancestros
africanos), cambió su nombre al de Muhammad Ali (abandonando aquel que
los esclavistas blancos le habían impuesto a su familia) y se opuso
intransigentemente a la guerra de Viet Nam. Aunque el gobierno
estadounidense lo mantuvo suspendido del boxeo, Alí volvería a ser
campeón mundial. Su frase: "Yo no tengo nada contra los amarillos del
Viet Cong, son los blancos de EEUU quienen oprimen a los negros"
recorrió el mundo entero y generó enorme admiración.
Más tarde en las olimpiadas de México 1968, los corredores Tommy Smith y
Jhon Carlos alzaron sus puños vestidos con guantes negros durante la
entonación de "The Star-Spangle Banner" (Himno de EEUU) en señal del
Poder Negro, y como protesta ante una década donde las Panteras Negras y
otros grupos afrodescendientes antirascistas eran brutalmente
perseguidos por los aparatos represivos del régimen gringo .
En esa década, los importantes líderes del antiracismo en EEUU habían
sido asesinados: el reverendo evangelista Martín Luther King Jr., el
islamista Malcolm X. Así como las no menos conmovedoras muertes de los
progresistas hermanos Kenneddy, Jhon y Robert (Bobby), presidente y
candidato presidencial en EEUU respectivamente.
Tommy Smith y Jhon Carlos, fueron retirados inmediatamente de las
olimpiadas por orden de Washington. Y una vez devueltos a su país de
origen (EEUU) fueron crucificados como traidores a la patria por la
despiadada propaganda mediática de la clase dominante, vale decir, la
blanca burguesía estadounidense conocida como WASP (White Anglo Saxon
and Prostestant).
Luego de estos conmovedores antecedentes, en los juegos de Londres 2012,
y en tiempos donde Venezuela vive un extraordinario proceso de
inclusión social así como la construcción del bienestar, la igualdad y
el desarrollo para todos, un compatriota esgrimista, llamado Ruben
Limardo Gascón, ha logrado medalla de oro, dejando constancia del
inmenso avance del deporte criollo en la patria bolivariana del siglo
XXI.
Constitucionalista. Profesor de estudios políticos e internacionales.
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
jesussilva2001@cantv.net