Las recientes palabras de Juan Manuel Santos sobre su política exterior, desataron una oleada de duras respuestas en el seno de la UNASUR. Sus argumentos para convertirse en un “aliado” de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), para nada han sido digeribles entre sus vecinos. Una provocación para la ruptura de los mecanismos de acuerdo y concertación regional, que han jugado un papel importante en las últimas crisis políticas; esto demuestra el inicio de una “rebelión” de los gobiernos del club neoliberal que han decidido restaurar las instituciones de neo-colonización populares en el siglo XX.
La entrevista entre el mandatario colombiano y el ex candidato presidencial de la oposición venezolana, (que desconoce la derrota en las urnas contra Nicolás Maduro), surtió efecto inmediato al agrietar las relaciones con Venezuela, que recién se reestructuraban en la gestión Santos bajo una agenda marcadamente económica y, que avizoraban un panorama de crecimiento en la balanza comercial. El impacto trascendió a la mesa de negociación por la paz en la Habana, donde las FARC y el gobierno colombiano han incorporado la mediación venezolana como garante del proceso; quedando en suspenso su continuidad.
El “líder” derrotado de la oposición en Venezuela, asumió directamente la campaña internacional que busca el intervencionismo extranjero, ante el fracaso de un grupo de parlamentarios de la bancada de la derecha que recorrieron el Perú, Paraguay, Colombia y El Salvador logrando algunas tímidas resoluciones a nivel parlamentario. La reunión en la casa de Nariño colocó en alerta al gobierno venezolano, con la reacción inmediata al consultar a su embajador en Bogotá, mientras el gobierno de Maduro aún tiene por resolver el caso emblemático del asilo solicitado por Julián Conrado, que se ha mantenido bajo perfil en la agenda venezolana para no torpedear las relaciones con Colombia.
¿Colombia a la OTAN?, los movimientos guerrilleros de origen leninista o maoísta se desmovilizaron en casi toda Suramérica, algunos reductos sobreviven de Sendero Luminoso en Perú; Colombia es la excepción. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) controlan vastos sectores del territorio, adicional de las operaciones de tipo logístico y militar en todo el país, que mantienen activo uno de los conflictos más viejos del continente.
El pretexto de la política antinarcóticos desde el gobierno de Pastrana en el 1989, entregó al gobierno de los EEUU el diseño del Plan Colombia, una primera etapa del control directo por la vía militar, apoyado con la estructura del Tratado Interamericano de Asistencia Reciproca (TIAR) y la base estratégica de Manta entregada por Jamil Mahuad en 1998 en Ecuador. El pacto militar entre los EEUU y Colombia, data desde la Guerra de Corea en 1950; en el marco de las alianzas hemisférica anti-comunista que serían vueltas a requerir décadas más tarde bajo la égida “anti-terrorista” en la invasión contra los talibanes en Afganistán.
Uribe elevó los compromisos con los EEUU a expensas de la pérdida total de soberanía, radicalizando el Plan Colombia en su versión del Plan Patriot, diseñado como una falsa contención a la guerrilla, con miras a fortalecer las labores de inteligencia del Pentágono en la región. El gobierno de Uribe prometió en el año 2009 a los EEUU (ante la pérdida de la base de Manta), la concesión de unas 07 bases militares, evento que agotó la relación con Venezuela mientras la balanza comercial se derrumbaba, resentida desde el 2008 producto del bombardeo al territorio ecuatoriano; evento que trasladó a la región la doctrina de “guerra preventiva” aplicada por Israel contra Palestina y el Líbano.
La jugada política de Santos al aceptar los diálogos de paz en la Habana con las FARC, surge como estrategia para consolidar su liderazgo; adicional desplaza a Uribe y perfila su aspiración para la renovación de un nuevo mandato presidencial. Colombia se encamina como la vanguardia del nuevo Club Neoliberal, creada como frente organizado en lo económico para desplazar el Mercosur (Brasil – BRICS) mientras la “sociedad estratégica” con la OTAN completa la disuasión militar, en la apuesta por la supremacía del realismo en el pacifico Occidental por parte de los halcones en los EEUU.
José Fortique / @jfortique