“El hábito no hace al monje”, reza el refrán español. Y tiene que ver con las apariencias. Esas apariencias que muchas veces engañan cuando se intenta esconder, o, aparentar algo, camuflándose, valga la comparación. Pero, cuando la verdad sale a relucir, decepciona muchas veces y otras veces asombra.
Bien lo dijo el Manso Rebelde de Galilea, “Por sus frutos los conoceréis”, refiriéndose a los falsos maestros que se disfrazan de mansas ovejas pero que son lobos rapaces, de los cuales exhortó a cuidarse, y, que también, tiene otras aplicaciones.
Traigo esto a colación, porque me ha llamado poderosamente la atención la actitud de dos personajes, el cuadragésimo cuarto presidente de los EEUU, Barack Obama; y, el sempiterno líder cubano, comandante Fidel Castro.
El primero, de 52 años, galardonado hasta con el premio Nobel de la paz, en el año 2009, premio que se otorga: (A la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz), que sigue incendiando al mundo y fomentando la guerra y no la paz; que mantiene el bloqueo infernal a Cuba causándole perdidas económicas inmensas y daño y estrecheces al pueblo de la isla. El actual presidente fue criado en el “cristianismo protestante” y todavía “funge” como tal, se da golpecitos en el pecho y hasta tomará somníferos para poder dormir.
El susodicho, acusa al mundo que “no está haciendo lo necesario en la lucha contra el ébola” y “urgió a los líderes europeos a comprometerse más en la lucha global contra la enfermedad para frenar su propagación, en una videoconferencia con los presidentes de Alemania, Francia, Italia y el Reino Unido”. Pidió también a los estadounidenses “no dejarse llevar por la histeria por la propagación del virus del ébola”, luego que se diagnosticaran tres casos en el país y estén bajo observación decenas de personas por la probabilidad de contagio.
El segundo, de 87 años, no ha sido galardonado con un Nobel de la Paz, aunque sí muchos reconocimientos de los pueblos oprimidos del mundo que han recibido del líder apoyo moral, social, de educación y de salud. Otras veces acusado de dictador y tirano. Funge como agnóstico, dicho por él mismo, ratificado por el presidente Chávez, pero que “está de acuerdo con el Nazareno en lo social”. No se da golpes en el pecho, pero, duerme tranquilo.
El octogenario, ofreció a EEUU la colaboración de su país en la lucha contra el ébola en su artículo, “La Hora del deber”: “Todos comprendemos que al cumplir esta tarea con el máximo de preparación y eficiencia, se estará protegiendo a nuestro pueblo y a los pueblos hermanos del Caribe y América Latina, y evitando que se expanda, ya que lamentablemente se ha introducido y podría extenderse en Estados Unidos, que tantos vínculos personales e intercambio mantiene con el resto del mundo. Gustosamente cooperaremos con el personal norteamericano en esta tarea, y no en búsqueda de la paz entre los dos Estados que han sido adversarios durante tantos años, sino en cualquier caso, por la Paz del Mundo, un objetivo que puede y debe levantarse” (…)
Con estas palabras cerró su artículo el hombre fuerte de Cuba: “Los caribeños y latinoamericanos estaremos enviando también un mensaje de aliento y de lucha a los demás pueblos del mundo. Ha llegado la hora del deber”.
Para complemento, Cuba envió una brigada de 165 profesionales de la salud, médicos, enfermeras, epidemiólogos, especialistas en control de infecciones, expertos en cuidados intensivos y oficiales para la movilización social, a Sierra Leona, país del África Occidental, con la mayor concentración de la enfermedad.
“Lo único que queda es hacer el bien sin esperar nada a cambio, porque tu premio viene del cielo”. “Haz el bien sin mirar a quién”.