La Tecla Fértil

Fragilidad de la deuda latina

El sistema bancario internacional, busca una manera que los países latinoamericanos deudores no politicen sus deudas y busquen los remedios técnicos de los expertos financieros para pagar los créditos otorgados por Europa y el Fondo Monetario Internacional, debe ser un programa cuidadoso de plazos realistas que tengan un compromiso reciproco para reanudar el crecimiento y desarrollo. Únicamente con tal enfoque podrán los países deudores pedir a sus pueblos los sacrificios que ahora resultan inaceptables al en tenderse como un recurso de los bancos para exigir los pagos de los intereses.

La vitalidad de los vínculos de Estados Unidos en el hemisferio occidental, en un momento en que Latinoamérica cuenta con la mejor y más democrática serie de Gobiernos de este siglo, creyentes en la democracia socialista y socialdemocracia. En un mundo interdependiente, acreedores y deudores se arruinarán mutuamente si se entregan a pruebas de fuerza al imperio. En realidad, la única cuestión realista es la de si nos adentramos juntos por las nuevas sendas. Porque si no trabajamos ahora unidos para evitar una catástrofe, nos veremos obligados a realizar posteriormente esfuerzos mucho mayores para sobreponernos a la misma. Venezuela y Brasil no escapan a ésta verdad.
Pero por mucha que sea la previsión de los Gobiernos y las democracias industriales y por muy responsables que sean los bancos, no existe la menor probabilidad de poner bajo control el problema del endeudamiento, a menos que los deudores latinoamericanos estén dispuestos a cumplir con su obligación de relanzar el crecimiento mediante unos mayores esfuerzos en materia de reforma económica -contener la inflación, modificar las circunstancias desincentivadoras del ahorro y la inversión, crear sistemas tributarios equitativos cuyo cumplimiento sea exigible por la ley, eliminar las subvenciones a las industrias ineficientes, procurar una política sensata de paridades monetarias. Los deudores deben abandonar la ilusión de que ciertas habilidades puramente políticas pueden disculparlas de la necesidad de llevar a cabo serios programas de ajuste, y aceptar el hecho de que la estimulación de la inversión privada -tanto extranjera como interna- es la única vía hacia un crecimiento sostenido.

El sistema actual de pagos por nuestra deuda no es beneficioso para el sistema económico del Sur. Mientras, algunos países como Chile, Perú y Colombia buscan aminorar las importaciones con el fin de reducirlas al máximo, buscando estabilizar algunas exportaciones, los Estados miembros de Unasur se hacen peligrosamente mercantilista, a pesar del esfuerzo de lograr una economía libre, tenemos sanciones impuestas y buscamos negociar para evitar un default. Bolivia y Ecuador ya lo hicieron, Evo firmó acuerdos fundamentales con los empresarios e inversionistas de la ciudad de Santa Cruz, mediando Estados Unidos y la asesoría del Fondo Monetario Internacional, gracias a la gestiones diplomáticas de su presidenta Lagarde. A Venezuela se le merece un estudio especial por la gran cantidad de extranjeros residentes en nuestra patria lo cual limita el abastecimiento de productos, originando graves carencias en la distribución de rublos agroalimentarios.

Yo estoy de acuerdo con el diagnóstico de que hace falta una reforma económica en todos los niveles de la estructura, algunos voceros irrespetaron el Legado del Presidente Chávez Frías y lo adecuaron a sus intereses. Pero el remedio es a la vez paternalista y algo desesperanzador como consejo. Garantiza que cada crisis se verá precipitada por el menos responsable o el más fuertemente abrumado de los deudores, los industriales venezolanos no dan tregua, porque, se rigen por las pautas diplomáticas dadas por Henry Kissinger en sus argumentaciones como ex canciller y canciller de Estados Unidos en la época de Gerard Ford, Richard Nixón y en la era de los Bush. Un programa bien concebido para la intervención de Chile, Argentina, Venezuela y Rusia. Al Medio Oriente o vieja Mesopotamia, tenemos a Libia, Egipto, Irak, Siria Turquía, Irán y Afganistán. Se plantea la posibilidad de la confrontación y un asalto directo al sistema bancario internacional por parte de Estados Unidos a través de La Casa del Tesoro y las acciones bélicas correspondientes.

Los proponentes del procedimiento actual, argumentan que las presiones bancarias y mediáticas constituyen el único mecanismo para forzar en los países deudores el ajuste económico definitivo sin el cual su situación es desesperada.. Los hombres de Estado deben ser capaces de ir más allá de la puta teoría. Ha llegado el momento de alinear los fines declarados del sistema financiero internacional con las realidades políticas.

El gran problema es que nuestros ex Cancilleres han fallado en el uso de su experiencia en la carrera diplomática porque tienen profesiones no afines a la legislación internacional y ya Estados Unidos y los británicos nos alteran con decisiones que han de tomarse con el caso de Guyana o territorio esequibo, o pagamos la deuda o caemos en default, en caso contrario, debemos cancelar con territorios, desde una isla hasta todo el vasto territorio esequibo para que los británicos se adentren más al Amazonia y ejecute la definición de varias exploraciones ya pre establecidas en los laboratorios de Georgetown, Hay una Compañía de soldados ingleses con rango de médicos y militares analizando nuestra ecología, petróleo, gas y agua en las fronteras. Un programa de intervención ideológica y militar que aparece en el Legado de Henry Kissinger, cuya tesís se inició en el año 1949.

Mientras, las FANB y Armada Nacional solo se han dedicado a vigilar los supermercados y la gente en cola, mientras fuerzas internacionales recopilaban información sensible para el Estado Bolivariano de Venezuela. El Estado Delictivo, guarimbas y paramilitares son parte de ese plan de acción programada por el facismo internacional con sus caretas. Nadie los denuncio, ellos solo actuaron en una plataforma de supervivencia al lado del sistema financiero y la banca internacional.

Las democracias industriales pueden tomar algunas medidas unilaterales para aliviar la crisis de endeudamiento. Deberían adoptar políticas económicas que dieran alas a la expansión económica, promoviendo así las exportaciones latinoamericanas. Podían moderar el proteccionismo y sobre todo rebajar los tipos de interés -esto último, un problema en gran medida norteamericano- Pero el problema del endeudamiento no puede esperar hasta que el proceso político de Estados Unidos permita un ataque estructural al déficit presupuestario estadounidense. Los Gobiernos de las democracias industriales necesitan abandonar su actitud de no reconocimiento de responsabilidades en relación con la crisis mundial de endeudamiento. En una estructura de este tipo, los bancos tienen que ser estimulados para que desistan de la pretensión de que es posible el servicio completo de la deuda y dejen de hacer las contorsiones necesarias para mantener con vida este mito. Deben idearse nuevos mecanismos para hacer equiparable la carga de los intereses con la capacidad de pago y renegociar la devolución de la deuda a lo largo de un período de tiempo realista. Los Gobiernos tendrán que establecer criterios para colocar los costes de dilatar el pago de la deuda entre aquellos que admiten riesgos imprudentes y el interés público por mantener un sistema bancario vital. Y sobre todo deben encontrar los medios de proporcionar nuevos recursos financieros a los países en vías de desarrollo, ya sea directamente o a través de instituciones financieras internacionales

Esto exige un enfoque globalizador del problema. Los bancos no pueden continuar con la carga de negociar la reforma económica sin convertirse ellos mismos en un tema de debate político. Los Gobiernos deben intervenir a fin de crear las condiciones políticas que permitirían a cada una de las partes hacer los sacrificios que en cualquier caso impondrá la realidad.

Estados Unidos mostró sus inhibiciones a los países deudores y dio su bendición o maldición, aunque fuera inintencionadamente, al principio de un cartel de deudores. Nosotros, caímos en la trampa y nos fuimos a China, quizás en el futuro tengamos que cancelar con territorio a USA, China, Brasil o tengamos una acción bélica a la puerta, más allá de Unasur o Mercosur o de las alianzas del Pacifico o Atlántico. Giordani no pudo más, lo rebasaron algunos economistas ávidos de dólares y la impunidad continua, solo exigimos contraloria férrea y soportes para el juicio de estos hombres que se burlaron de la Nación, el Pueblo y del Comandante Chavéz, razón tenía Mario Silva en la plenitud de sus argumentaciones, los casacas rojos nos depilaron el dinero público.



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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