Actual escenario ecuatoriano

Para el gobierno ecuatoriano de Alfredo Palacio, Venezuela es una boya inevitable de salvación. Luego de haberse visto obligado, debido a la presión popular e indígena, a declarar la caducidad del contrato con la transnacional norteamericana Occidental (OXY), y como consecuencia de ello haber puesto al congelador las negociaciones del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, Palacio no puede sino dirigir la mirada hacia un país que le permita resolver problemas concretos de financiamiento del presupuesto del Estado, a través de las negociaciones en materia de hidrocarburos, ya que del imperialismo norteamericano ya no puede esperar sino sanciones.

El ambiente político se ha tornado interesante en este último período, a partir de la expulsión de la OXY de territorio ecuatoriano. Con esta decisión se recupera para el Estado casi seis millones de dólares diarios de producción petrolera, lo cual ha significado que las fuerzas populares trabajen ahora por proteger el destino de esos recursos para el pago de la deuda social: educación, salud, seguridad social, obra pública básica, incentivo a la producción del campo y a la pequeña y mediana empresa. Mientras que desde el lado de los empresarios se evidencia una indignación sin precedentes: han llegado a declarar a Palacio como enemigo del "sector productivo", y han comenzado la presión para que esos recursos no se "mal gaste" en voracidades de sectores de izquierda, sino en generación de empleo a través de estímulo a la producción (léase créditos a los mismos grandes empresarios de siempre), que será afectada por la no firma del TLC.

En el país se ha hecho evidente la polarización entre los sectores antipatria, y toda su maquinaria mediática que ataca a la empresa estatal de petróleo tachándola de ineficiente e incapaz de operar los campos dejados por la OXY, y los sectores patrióticos y de izquierda que hablan ya de alternativas de reinversión en la industria petrolera estatal para reforzarla y permitir un desarrollo hacia, por ejemplo, la implementación de refinerías que doten del combustible necesario para el consumo interno, así como de proyectos de exploración de nuevos campos y de explotación de las reservas probadas del Estado, como el caso del eje ITT (Ishpingo Tiputini Tambococha).

Pero no solo eso. Ahora se habla de manera natural, como un problema de sentido común, del hecho de nacionalizar toda la industria petrolera, y esa es una bandera de las fuerzas de izquierda revolucionaria especialmente para este próximo proceso electoral.

Si al tema de la OXY y la suspensión de las negociaciones del TLC se suman la visita de Chávez y la firma de convenios importantes para el estado ecuatoriano, así como la posible reunión de la Comunidad Andina de Naciones propuesta por Evo Morales para que se realice en Quito, en Ecuador se habla ya de un giro de la política estatal hacia el eje Caracas-La Paz-La Habana, que los poderosos ven con gran preocupación, porque contribuye a afirmar las candidaturas de izquierda que se van configurando en el país.

Claro que lo negativo es el hecho de que las fuerzas de izquierda no han logrado hasta ahora concretar un proyecto de unidad para las elecciones, con lo cual desaprovechan un importantísimo escenario favorable para el triunfo de las fuerzas del cambio en el Ecuador. Las razones: los cálculos personales de ciertos dirigentes indígenas que tratan de asegurar sus candidaturas y sus propias prebendas, así como la actitud sectaria y hasta racista de otros dirigentes que al hablar de unidad con la principal fuerza revolucionaria de izquierda: el Movimiento Popular Democrático (MPD), quieren imponer condiciones inaceptables desde todo punto de vista. Por ejemplo, se ha hablado de que una propuesta de la CONAIE sería un binomio Luis Macas (indígena)-Lenin Hurtado (negro), bajo el criterio de constituir un binomio de las minorías étnicas, lo cual es una concepción por demás atrasada y etnocéntrica que no corresponde a la realidad del país. En todo caso, las negociaciones siguen a esta hora y lo único positivo es que la CONAIE por lo menos decidió no ir tras de la candidatura de Rafael Correa (un demócrata cristiano confeso, que confunde con su discurso de izquierda y que no tiene más mérito que haber sido ministro de Economía de Palacio) sino ir con candidato propio.

Se espera que se concreten los últimos esfuerzos de unidad y que si por fin ésta no se produce, por lo menos siente bases para trabajar a largo plazo.

Los vientos antiimperialistas que soplan en América Latina también son fuertes en Ecuador y estamos seguros que llegarán a imponerse con un gobierno de los trabajadores y los pueblos. Este viernes 2 de junio se desarrollará en Guayaquil la Convención Nacional de Unidad Popular MPD15, que definirá el programa de gobierno y las candidaturas de una alianza de izquierda revolucionaria para participar en las próximas elecciones con el MPD. Esperamos que a esa convención se sumen el movimiento indígena de la CONAIE y otros sectores que están cerca del Partido Socialista.

Quito, Ecuador, 31-05-2.006, 7:00 p.m.
Franklin Eduardo Falconí Suárez
mailto:fefalconi@hotmail.com


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Franklin Eduardo Falconí Suárez


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